ANANÍAS Y SAFIRA
(A los gobernantes del mundo
“Quien blasfeme contra el Espíritu Santo jamás tendrá perdón; será culpable para siempre”. (Mc. 3:29)
Ananías, un hombre antiguo con problemas modernos. Se casó con Safira, una mujer práctica y trabajadora, vio que esta mujer sería su formidable ayuda. No eran personas muy ricas, pero algo tenían. Se contaron entre los primeros convertidos al evangelio. Aquellos eran días de fervor espiritual. Miles se adherían a la iglesia cristiana naciente. Una explosión de amor, un estallido de generosidad y espíritu de dar. Había un problema serio de pobreza y la comunidad respondió a las necesidades de los pobres de un modo heroico.
Esta es la forma de vida que todos los seres humanos deseamos vivir. Pero, como pasa en todo, aquí comenzaron los problemas para Ananías y Safira.
En un arrebato de desesperación, vendieron la propiedad que tenían. Cuando tuvieron el dinero en sus manos, les dio pena darlo todo. Entonces destinaron solamente la mitad para los pobres, y se embolsaron la otra. Cuando llevaron ufanos ese dinero al apóstol Pedro, éste descubrió enseguida el engaño y con palabras terminantes le reprochó al matrimonio su doblez de carácter. “No es a los hombres que has dicho mentira sino a Dios mismo” (Hech. 5:4) Ambos cayeron muertos casi simultáneamente.
Duro este episodio; pero a veces, merece la pena contar una historia terrible para amonestar y poner en guardia a la comunidad. Es interesante observar el porque de un castigo tan excepcional; fue un problema de dinero, mentira y corrupción. ¿Cuál fue el pecado? Mentir al Espíritu Santo. Modos de actuar muy individualistas, sin perspectiva de comunidad y de justicia. Engaño y mentira. Concederse privilegios entre acuerdos y conflagración; doblez e hipocresía.
Auto protegerse, buscar el poder, la propia seguridad, y tener a la comunidad como un complemento. Cosas insoportables para el Espíritu de Dios empeñado en formar hombres y mujeres puras y sencillas. ¡Que tu dinero se condene contigo!
Estos personajes representan esos dirigentes del mundo que se muestran humildes hasta obtener lo que desean, pero una vez riquezas y poder en manos, se convierten a Satanás. Despojan en su propia ley a los que a costa de muchos afanes y sacrificios han logrado medios de vida honrosos ¿porque digo esto? porque Satanás solo ofrece riquezas a cambio de almas que le adoren, aun cuando estas y la gloria le pertenecen a Dios. Es tanto su odio por el mundo que hace insaciables a los poderosos hasta despojar de lo que no tengan a la comunidad. Cierra ojos opaca oídos y costura bocas. Muchos ignorantes en pleno siglo XXI parecen no tener la menor noción de su trampa.
Es que todos moriremos a causa del pecado. Estamos muriendo día a día, estamos matando día a día; el exagerar nuestras riquezas mal adquiridas nos aleja de los demás, y así morimos; y al mismo tiempo privamos a los demás de lo que tienen derecho, y así matamos! la muerte es consecuencia de nuestros pecados, hoy es urgente que revisemos nuestra relación con el dinero desde esta perspectiva, considerando también las iniquidades en nuestras propias instituciones.
Han engañado a su prójimo, a Jesús y aun persisten en mentir también a Dios. “Les aseguro que lo que hayan hecho a uno solo de estos, mi hermanos, me lo hicieron a mí”. “porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." (Mateo 25: 40-42).
Lo que afirmo es que la acción es la misma; es decir: la analogía es que mentirle al soberano es lo mismo que mentirle al Espíritu Santo y al mismísimo Dios.
La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente, Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ
Imagen: http://bibilus.tripod.com/hechosa.htm