Cortejo fúnebre por las calles del centro de Cracovia. El féretro de Lech Kaczynski, sobre un armón de artillería, cubierto por la bandera polaca. REUTERS
PACO SOTO . COLPISA. CRACOVIA Lunes, 19 de abril de 2010 - 04:00 h.
El presidente de Polonia, Lech Kaczynski, y su esposa, Maria Kaczynski, muertos en accidente aéreo en Rusia, el 10 de abril, junto con otros 94 representantes de las más altas instituciones del país, fueron enterrados ayer en una cripta de la catedral del Castillo de Wawel de Cracovia, un emblemático lugar donde descansan los reyes y héroes nacionales polacos.
La ceremonia fúnebre, que iba tener repercusiones internacionales, se llevó a cabo finalmente sin la presencia de los principales líderes del mundo que habían anunciado su participación previamente. La culpa la tuvo la nube de ceniza volcánica que paraliza gran parte del tráfico aéreo europeo. En el funeral y entierro de la pareja presidencial polaca no estuvieron presentes dirigentes como Barack Obama, Nicolas Sarkozy, José Luis Rodríguez Zapatero o Angela Merkel, entre otros muchos mandatarios.
El cardenal Dziwisz
Tampoco participaron en el evento fúnebre los Reyes de España, el Príncipe de Gales, el Rey Gustavo de Suecia y otros miembros de la realeza europea. El presidente de Rusia, Dimitri Medvédev, a quien los polacos agradecen la solidaridad que les ha brindado su país, fue uno de los pocos líderes mundiales que estuvo presente en la ceremonia cracoviana. Cabe destacar la ausencia del ex presidente polaco Lech Walesa, que era un duro adversario de los hermanos gemelos Kaczynski. La ceremonia empezó a las 14 horas con una emotiva misa por las almas de los difuntos en la Basílica de Santa María, en la Plaza Mayor de Cracovia, donde una marea humana pudo seguir el acto religioso desde grandes pantallas.
La misa fue oficiada por el cardenal Stanislaw Dziwisz, estrecho colaborador del Papa Juan Pablo II, y el presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, el arzobispo Jozef Michalik. Después de la misa, los restos mortales fueron transportados en sendos vehículos militares y acompañados hasta al Castillo de Wawel por un cortejo fúnebre formado por familiares, clérigos, autoridades civiles y militares y representantes extranjeros.
Tras su llegada al emblemático santuario cracoviano al son del repicar de las campanas, el cardenal Stanislaw Dziwisz celebró una ceremonia litúrgica en un ambiente de gran emoción y después los dos féretros fueron colocados en un sarcófago de alabastro de color miel en la cripta de la catedral del castillo, mientras se disparaban 21 cañonazos en homenaje al jefe del Estado.
Fuente: Diario de Navarra.es