PORTACHUELO
Por: René Núñez (*)
Trabajadores
de Guayana, sin sindicato
no habrá fuerza para la lucha de reivindicaciones…
Siempre se ha dicho que en la
unión está la fuerza. En esto de la lucha universal de los trabajadores, esta
consigna ha jugado un rol semántico dialéctico muy importante, facilitando conquistas
laborables reivindicativas. Cuando la conciencia sindical y la conciencia
patronal han coincido en la racionalidad, en la justicia social, los conflictos
laborales se han minimizados. Pues, el patrono y los dirigentes de los trabajadores
han entendido, cada uno por su lado, el rol que le corresponde jugar en
beneficio de la producción y la rentabilidad del negocio y por ende, en la distribución de la riqueza a
través de las convenciones colectivas negociadas en paz laboral. Y no estoy
hablando de experiencias de otros países, sino de acá mismo en el nuestro como es
el caso del Grupo Polar, donde las partes, propietarios y trabajadores, no han
tenido dificultades para entenderse con altura, madurez y respeto.
El Grupo Polar produce más de
32 mil empleos directos, 180 mil empleos indirectos. Con inteligencia y sentido
social mantiene una relación de respeto mutuo con 37 sindicatos, nada fácil en
una cultura como la venezolana donde la dirigencia sindical ha dejado mucho que
desear con su desempeño en los últimos tiempos. Una cultura donde la relación
patrono-sindicato ha sido muy conflictiva, por la intolerancia de ambas partes.
Los paros y las huelgas han sido las respuestas de los sindicatos, algunos
asistidos por la razón, y otros por la irracionalidad, incumpliendo o
desacatando procedimientos de ley.
El objeto de mi reflexión de
hoy tiene que ver con la conducta de una clase de dirigentes sindicales de
Guayana, envilecidos por factores externos ideológicos, la cual se ha apartado
de sus funciones y responsabilidades naturales en perjuicio del centro de
fuerza y poder que representa el Sindicato. Dejando de lado un principio
inspirador de la lucha de trabajadores y de la justicia social, como es el de la
Moral. Oír a un importante dirigente de SUTISS decir que si el patrono público
quiere votos de caras a las próximas elecciones parlamentarias del 26 de
septiembre, éste debe saldar primero las deudas pendientes con los
trabajadores, muestra a ciencia cierta una
renuncia a los pensamientos de Alfredo Maneiro en materia laboral.
Los principios no se negocian,
menos las irresponsabilidades de un patrono que se ha hecho el sordo, el ciego con
los compromisos laborales derivados de la última convención colectiva de SIDOR,
considerada por la dirigencia de turno como la mejor negociada en toda la
historia de SUTISS. Por cierto, negociación alcanzada a cambio del apoyo dado
al régimen para renacionalizar a SIDOR,
a pesar de que el socio mayoritario, el Consorcio Ternium, la había convertido
en una empresa productiva, exportadora de acero y repartidora de utilidades y
excedentes de caja. Hoy para desgracia de todos, se está ante una SIDOR estatal
improductiva, importadora de acero, sin ganancias por redistribuir, penetrada
por la política y la ideología del régimen, con una misión social ambigua y
contradictoria sin resultados.
Por otra lado, se observa un SUTISS
diezmado, dividido, sin poder, sin fuerza, para colmo, entregado al patrono y
dispuesto a validar con elecciones su desaparición a fin de dar cabida a una
figura anti obrera como son los consejos de fábrica, instrumento ideológico puesto
en practica en países comunistas, donde las opiniones y las decisiones de los
obreros las toman el régimen. Esa es la realidad de la SIDOR de hoy, igual
situación atraviesan el resto de las empresas básicas de la región, todas sin
excepción, técnica y financieramente quebradas, importando lo que antes
producían.
El movimiento sindical de trabajadores
de Guayana, tienen que reflexionar profundamente sobre el papel estelar que deben
cumplir en estos tiempos de desatenciones laborales, de persecución, de
retención y de exclusión de dirigentes y trabajadores. No puede haber bajo una
circunstancia engaño alguno, o se defiende al Sindicato como único instrumento
organizado en defensa de los intereses de los trabajadores, o simplemente se facilita
su destrucción bajo las égidas del cuento de una revolución que después de 11
años solo ha producido mas miseria, mas dependencia externa, mas exclusión, mas
inseguridad, mas control y represión de trabajadores.
No es una casualidad, el hecho
de que los 37 sindicatos que hacen vida en
el Grupo Polar, han salido a la calle a restearse
con los propietarios, con los trabajadores, en defensa de sus empleos, de sus
convenciones colectivas, y de sus posibilidades de seguir creciendo y
desarrollándose con el conocimiento del trabajo. Un modelo de sindicalismo a
seguir, una realidad de evolución sindical, caracterizada por el respeto, por
el conocimiento del trabajo organizado. Todas las empresas tomadas por la fuerza por el
gobierno muestran resultados en rojo, con unos pasivos laborales impagables e
irreconocibles por el patrono deudor: el Estado. Los trabajadores no deben
distraerse en ofertas vagas. sin
contenido ni sentido practico, inviables de todo punto de vista.
(*) Internacionalista
Edición 1108. Le invito a oír a “Diplomacia de Micrófono” de 1 a 2 de la tarde por LA MEJOR FM 91.5; también
por www.lamejorfm.com.ve
Imágen:
Solicitarán referéndum en contra de la expropiación de Polar//LARA NOTICIAS.com