Roberto Lückert:
«Chávez es una versión con dinero pero sin inteligencia de Castro»
20
Junio 10
- Madrid
- Ana Núñez G.
Crítico con el régimen, aclara que a él la Historia
no podrá reclamarle por ser «un perro mudo»
El vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela
se ha convertido en una piedra en el zapato para el presidente Hugo
Chávez por las constantes críticas que públicamente hace contra su
Gobierno. LA RAZÓN ubicó a Lücket telefónicamente mientras se movilizaba
por las calles de Caracas en un ómnibus de transporte público, pese a
sus 71 años.
–Usted se ha convertido en una de las personas más críticas del régimen chavista. ¿Qué pasa con Venezuela que la Iglesia ha tenido que alzar la voz?
–Recuerde que la mejor definición de política es trabajar por el bienestar común. Como miembros del pueblo venezolano, sentimos los problemas del país y, ante ellos, no podemos callarnos. Vemos con preocupación lo que pasa, sobre todo por la proyección que hizo Chávez en 2009 de que teníamos que «adentrarnos en el mar de la felicidad cubana». O sea que estamos orientados a repetir el desastre cubano en Venezuela.
–Como para profundizar sus temores, el propio Raúl Castro ha dicho que Cuba y Venezuela son cada vez más la misma cosa...
–Claro, porque Venezuela ya está en una situación de empobrecimiento. Sé que es difícil comprender que un país que alardea de producir tres millones de barriles diarios de petróleo pueda ser un país pobre, pero nosotros tenemos barrios terriblemente necesitados. Ciertamente, ya estamos anclando en la bahía de ese país calamitoso que es Cuba. Es verdad que Cuba y Venezuela ya son la misma cosa. Además, está esa actitud terrorífica de meter miedo, que es lo que ha hecho Fidel durante 50 años. Esa cultura cubana se está imponiendo aquí.
–¿Cree que Chávez utiliza el petróleo para consolidar su proyecto político en la región?
–Por supuesto. Así como Fidel quiso exportar la revolución cubana al continente pero no tenía recursos, pues él lo hace comprando conciencias en Bolivia, en Nicaragua, y chantajeando con el petróleo. Cómo es posible que Chávez tenga la caradura de regalarle a Bolivia 175 ambulancias y acá haya pueblos que no tienen ni una. Todo esto tengo que decirlo, a mí la historia no me va a reclamar que fui un perro mudo…
–¿Quiere Chávez perpetuarse en el poder? ¿Es un nuevo Castro?
–Claro que se quiere perennizar en el poder, ése es su proyecto político. Él ha dicho públicamente que se quedará hasta el año 2030, no lo digo yo. Chávez es la versión con dinero pero sin inteligencia de Fidel Castro.
–¿Tanto así que usted lo califica de «bolsa» (tonto)...?
–Es que es así. Y si Chávez llegó a ser presidente, cualquiera puede serlo. Aunque tenemos que aspirar a que venga alguien mejor.
– Si tan mal están las cosas ¿por qué casi la mitad del pueblo venezolano lo sigue respaldando?
–Lo que pasa es que el señor Chávez es muy histriónico y es un encantador de serpientes. Él habla en el lenguaje que el pueblo quiere escuchar y dice cosas que no son verdad. Pero Chávez ya está perdiendo la credibilidad de la población. Lo grave, sin embargo, es que los políticos de la oposición creen que todavía están en el año 70, peleando por una botella vacía, y no se dan cuenta de que que lo más importante es salir de esta situación. El reto debería ser salvar lo poco que queda de democracia y enfrentar la pobreza con un buen administrador, porque nosotros tenemos recursos naturales para reconstruir el país. La prioridad, sin embargo, es que los venezolanos podamos redescubrir la democracia y salir de esta autocracia militar que Chávez nos quiere imponer.
–Y ¿cuál sería el camino para una salida de Hugo Chávez?
–Así como entró, así debe salir. La última oportunidad la tenemos el 26 de septiembre, que estamos llamados a elecciones. Necesitamos elegir un Congreso plural que pueda ponerle freno a Chávez, que pueda ponerle freno a este derroche y corrupción. Por eso le digo a mi gente que tiene que ir a votar aunque sea con un pañuelo en la nariz. Sé que los candidatos no nos gustan, pero tenemos que cumplir con nuestro deber.
–Pero las próximas elecciones presidenciales no son hasta 2012...
–Sí, pero al menos desde el Congreso podríamos poner un poquito de orden al desorden de Chávez, que está manejando el país como si fuera un conuco, una bodega. Eso ocurre porque la institucionalidad democrática está quebrada.
–Insisto, entonces. ¿Por qué no hay una mayor presión de la población para sacar a Chávez?
–Esa posibilidad es algo que aterra a Chávez, pero gracias a Dios en este momento nadie está procurando eso, nadie está buscando la violencia o la agresión porque uno sabe cuándo comienza una cosa de esas, pero no cuándo termina. Creo que hay mucha prudencia de parte de las dirigencias de no suscitar más violencia. Ahora, yo sí creo que Chávez está debilitado, ya no es el Chávez del 98 o 99 a nivel popular. Antes él convocaba a una marcha y todo Caracas iba. Ahora no. Así que tomando en cuenta los plazos democráticos y que tenemos elecciones en 2012, esperamos que para entonces cambien los tiempos. Ese año Chávez debería irse para su casa. Ojalá.
Un obispo sin pelos en la lengua
Dice la prensa venezolana que monseñor Lückert es el jerarca católico más abiertamente crítico de la revolución chavista. No por gusto le han puesto el mote de «el obispo que no tiene pelos en la lengua». Durante la conversación telefónica, este diario lo pudo confirmar. El también arzobispo de Coro nació en Maracaibo, Estado de Zulia, el 9 de diciembre de 1939 y se ordenó como sacerdote el 14 de agosto de 1966. Se ha reunido en Miami con el líder anticastrista Huber Matos y aunque quiere a Chávez fuera del Palacio de Miraflores, espera que esto ocurra por los canales democráticos.
–Usted se ha convertido en una de las personas más críticas del régimen chavista. ¿Qué pasa con Venezuela que la Iglesia ha tenido que alzar la voz?
–Recuerde que la mejor definición de política es trabajar por el bienestar común. Como miembros del pueblo venezolano, sentimos los problemas del país y, ante ellos, no podemos callarnos. Vemos con preocupación lo que pasa, sobre todo por la proyección que hizo Chávez en 2009 de que teníamos que «adentrarnos en el mar de la felicidad cubana». O sea que estamos orientados a repetir el desastre cubano en Venezuela.
–Como para profundizar sus temores, el propio Raúl Castro ha dicho que Cuba y Venezuela son cada vez más la misma cosa...
–Claro, porque Venezuela ya está en una situación de empobrecimiento. Sé que es difícil comprender que un país que alardea de producir tres millones de barriles diarios de petróleo pueda ser un país pobre, pero nosotros tenemos barrios terriblemente necesitados. Ciertamente, ya estamos anclando en la bahía de ese país calamitoso que es Cuba. Es verdad que Cuba y Venezuela ya son la misma cosa. Además, está esa actitud terrorífica de meter miedo, que es lo que ha hecho Fidel durante 50 años. Esa cultura cubana se está imponiendo aquí.
–¿Cree que Chávez utiliza el petróleo para consolidar su proyecto político en la región?
–Por supuesto. Así como Fidel quiso exportar la revolución cubana al continente pero no tenía recursos, pues él lo hace comprando conciencias en Bolivia, en Nicaragua, y chantajeando con el petróleo. Cómo es posible que Chávez tenga la caradura de regalarle a Bolivia 175 ambulancias y acá haya pueblos que no tienen ni una. Todo esto tengo que decirlo, a mí la historia no me va a reclamar que fui un perro mudo…
–¿Quiere Chávez perpetuarse en el poder? ¿Es un nuevo Castro?
–Claro que se quiere perennizar en el poder, ése es su proyecto político. Él ha dicho públicamente que se quedará hasta el año 2030, no lo digo yo. Chávez es la versión con dinero pero sin inteligencia de Fidel Castro.
–¿Tanto así que usted lo califica de «bolsa» (tonto)...?
–Es que es así. Y si Chávez llegó a ser presidente, cualquiera puede serlo. Aunque tenemos que aspirar a que venga alguien mejor.
– Si tan mal están las cosas ¿por qué casi la mitad del pueblo venezolano lo sigue respaldando?
–Lo que pasa es que el señor Chávez es muy histriónico y es un encantador de serpientes. Él habla en el lenguaje que el pueblo quiere escuchar y dice cosas que no son verdad. Pero Chávez ya está perdiendo la credibilidad de la población. Lo grave, sin embargo, es que los políticos de la oposición creen que todavía están en el año 70, peleando por una botella vacía, y no se dan cuenta de que que lo más importante es salir de esta situación. El reto debería ser salvar lo poco que queda de democracia y enfrentar la pobreza con un buen administrador, porque nosotros tenemos recursos naturales para reconstruir el país. La prioridad, sin embargo, es que los venezolanos podamos redescubrir la democracia y salir de esta autocracia militar que Chávez nos quiere imponer.
–Y ¿cuál sería el camino para una salida de Hugo Chávez?
–Así como entró, así debe salir. La última oportunidad la tenemos el 26 de septiembre, que estamos llamados a elecciones. Necesitamos elegir un Congreso plural que pueda ponerle freno a Chávez, que pueda ponerle freno a este derroche y corrupción. Por eso le digo a mi gente que tiene que ir a votar aunque sea con un pañuelo en la nariz. Sé que los candidatos no nos gustan, pero tenemos que cumplir con nuestro deber.
–Pero las próximas elecciones presidenciales no son hasta 2012...
–Sí, pero al menos desde el Congreso podríamos poner un poquito de orden al desorden de Chávez, que está manejando el país como si fuera un conuco, una bodega. Eso ocurre porque la institucionalidad democrática está quebrada.
–Insisto, entonces. ¿Por qué no hay una mayor presión de la población para sacar a Chávez?
–Esa posibilidad es algo que aterra a Chávez, pero gracias a Dios en este momento nadie está procurando eso, nadie está buscando la violencia o la agresión porque uno sabe cuándo comienza una cosa de esas, pero no cuándo termina. Creo que hay mucha prudencia de parte de las dirigencias de no suscitar más violencia. Ahora, yo sí creo que Chávez está debilitado, ya no es el Chávez del 98 o 99 a nivel popular. Antes él convocaba a una marcha y todo Caracas iba. Ahora no. Así que tomando en cuenta los plazos democráticos y que tenemos elecciones en 2012, esperamos que para entonces cambien los tiempos. Ese año Chávez debería irse para su casa. Ojalá.
Un obispo sin pelos en la lengua
Dice la prensa venezolana que monseñor Lückert es el jerarca católico más abiertamente crítico de la revolución chavista. No por gusto le han puesto el mote de «el obispo que no tiene pelos en la lengua». Durante la conversación telefónica, este diario lo pudo confirmar. El también arzobispo de Coro nació en Maracaibo, Estado de Zulia, el 9 de diciembre de 1939 y se ordenó como sacerdote el 14 de agosto de 1966. Se ha reunido en Miami con el líder anticastrista Huber Matos y aunque quiere a Chávez fuera del Palacio de Miraflores, espera que esto ocurra por los canales democráticos.
FUENTE: LA RAZÓN.es