PORTACHUELO
Por: René Núñez
(*)
¡Seguid el ejemplo que Colombia dio!
Nos da mucha pena tener que admitir la precariedad de la democracia venezolana, cuando hasta hace pocos
años era con sus defectos y desviaciones una referencia obligada para toda la
América Latina. Lo fue hasta la llegada de los golpes militares de quienes hoy
nos gobierna. Coyuntura que recuerdo con desagrado, en especial la del 4 de
febrero cuando la dirigencia política democrática de turno no tuvieron las
bolas para salir en defensa de la institucionalidad, salvo Eduardo Fernández, quien
arriesgó el liderazgo y la preferencia electoral de ese entonces. Una conducta
mal interpretada y poca solidaria de las mayorías nacionales y aprovechada por
Rafael Caldera para dar aquel populoso discurso en el antiguo Congreso Nacional
y ganar meses después la presidencia de la república.
La
secuela del oportunismo electoral la estamos pagando hoy en día muy caro, con
un gobierno mediocre y anacrónico empeñado en la aplicación de experiencias
totalitarias reprobadas históricamente sin resultados o logros de avance social
a la vista; por el contrario, convertido
en un instrumento productor de mayores desigualdades sociales, divisiones,
pobreza y atraso social en general.
Los
resultados electorales de este fin de semana en Colombia son dignos para el
análisis político de estos tiempos de confusión ideológica en el país. Ese pueblo bolivariano hermano, bajo
la amenaza constante del terrorismo de las guerrillas por más de 50 años, ha
dado una lección cívica y democrática al mundo que cuando se cree en la paz y
la evolución no hay que desmayar ni descansar hasta lograrla. Con la llegada al
poder de Uribe en 2002, las FARC, el ELN, y los paramilitares han estado perdiendo
capacidad de reacción de manera progresiva y firme por la política de seguridad
inteligente implantada por el gobierno, precisamente, ejecutada por quien hoy
es el nuevo presidente electo: Juan Manuel Santos. Desde el ministerio de la
Defensa, Santos fue protagonista de muchas operaciones militares con probado
éxito militar; entre otras, sobresale tres ejecutadas con increíble perfección,
sin bajas militares; la primera la asestada en territorio ecuatoriano al
campamento del hombre número 2 de las FARC: Raúl Reyes, quien no pudo escapar
con vida; la segunda el rescate de la ex candidata presidencial Ingrid
Betancourt y la más reciente, la del rescate de un general, dos coroneles y un
sargento en manos de la guerrilla desde hace doce años.
Uribe
no solo se concentró en restablecer la seguridad ciudadana colombiana, sino
también en la esencial para toda sociedad: la económica. Recibió una economía con
una exportación de 6.600 millones de dólares en productos no tradicionales como
café y petróleo. La llevó a 15.000 millones de dólares a pesar del bloqueo de
Chávez el año pasado y la inescapable
recesión mundial. Uribe logró con sus acertadas políticas económicas 3 millones
de empleos. La inversión foránea creció enormemente; pero lo más interesante de
sus logros, que mide la verdadera eficacia de las políticas económicas, fue la reducción
de la inflación del 7% al 2%; mientras la venezolana tiene varios años seguidos
por encima del 30%; a pesar del gobierno de Chávez haber recibido la mayor suma
de ingresos de toda la historia republicana: 1 billón de dólares en 11 años.
Para desgracia, somos hoy en día uno de los países más inseguros del mundo con
cifras de muertos temerarias si la comparamos con la guerra de Irak, la de
Vietnam, la de Corea, la de Afganistán,
etc.
No me
cabe duda, la influencia de la gestión exitosa de Álvaro Uribe tuvo mucho
que ver con el triunfo de Juan Manuel Santos este fin de semana cuando el 70%
del electorado colombiano le dio aprobación a su presidencia. Un hombre con un
curriculum sobresaliente, ojala podamos conseguir uno parecido para las
elecciones presidenciales del 2012 en Venezuela. Santos: economista, fue
ministro de Comercio Exterior, ministro de Hacienda y Crédito Público y
ministro de Defensa. Es decir, un estadista preparado con experiencia integral
en el manejo de la cosa pública. ¡Cómo
los envidio colombianos! ¡Venezolanos! lo de nuestro país es un
problema de conocimiento y experiencia, no de ideología No de dirigentes
resentidos, prejuiciados y de discursos bonitos.
Nos
guste o no el pueblo colombiano nos
acaba de dar una clase de ejercicio democrático. Hubo debates tanto en la
primera como la segunda vuelta electoral. La registraduría nacional
(equivalente al CNE) funcionó con absoluta transparencia. A las 4 de la tarde
se cerró el proceso de votación. A las dos horas ya se había escrutado el 95%
de las mesas, siendo un proceso
manual. Las fuerzas armadas se dedicaron
a lo suyo al resguardo del material electoral y del orden. El presidente Uribe
no se inmiscuyó ni hizo campaña a favor del candidato de su partido. Los colombianos
votaron en paz, más de 9 millones a favor de Santos, y unos 3 millones y medio en
respaldo de la opción de Mockus. Al final el ganador invocó la unidad de todos “los
paisa” para trabajar juntos por sus destinos –como debe ser- ¿Podremos nosotros hacer lo mismo el 26S?
Las instituciones cumpliendo con los deberes constitucionales, el gobierno
absteniéndose de participar en la contienda y nosotros, los ciudadanos, saliendo
a votar masivamente por los mejores candidatos a la Asamblea Nacional que nos
permita recuperar el Estado de derecho; cumplir y hace cumplir la constitución
y restablecer plenamente los derechos
democráticos y los derechos humanos. ¿Será posible?
(*) Internacionalista
Edición
1112, hasta el próximo miércoles. Le invito a oír a “Diplomacia de Micrófono” entre 12 y 30 y 1 y 30 2 PM, por La Mejor FM 91.5 www.lamejorfm.com.ve.
IMAGEN: La Gran Colombia