¿DE DÓNDE SON LOS CANTANTES?
No tendrán escrúpulos en cantar en el Club Militar y animar algún sarao con el Propio. La política, y por ende, el país, les sabe a ñoña.
Estoy absolutamente convencido de que Ricardo Montaner no es chavista. Como también lo estoy – aunque con muy serias dudas - de que lo sea Franco de Vita. Pues arropado por los vientos izquierdistas de los cantautores españoles y lo bien que les va haciéndose los pendejos ante las canalladas del régimen castrista – Sabina y Serrat veneran al tirano - y, por lo tanto, cómplices silentes del caudillo chavista, bien podría ponerse su pañuelito rojo rojito para pasar de progre. Eso, en España, el sitio en el que vive y en el que sueña triunfar, no le acarrearía mayores dificultades.
De Ilan Chester, que en su momento le cantó a Salas Römer por tremendo billetón, no se puede informar nada que huela a política y le enturbie la caja registradora. Se ha escorado a la izquierda chavista a ver si agarra manque fallo, aunque sin mucho éxito. Como Oscar de León. Tengo mis dudas con Guaco, que siempre bailó al son de quien más pagaba y de quienes, sin haberse desaparecido del patio, como los anteriormente nombrados, salvo para venir a agarrar sus churupos, no han dejado de tocar y cantar ni un solo día. No tendrán escrúpulos en cantar en el Club Militar y animar algún sarao con el Propio. La política, y por ende, el país, les sabe a ñoña.
Luego están quienes no han dejado de arrimarse al fogón rojo rojito, porque son chavistas hasta la médula. Como Serenata Guayanesa. Pertenecen a ese grupo de folkloristas que le chuparon a la Cuarta, le chupan a la Quinta y no tendrán empacho en chuparle a la sexta. Gobierneros de postín y más si se trata de una dictadura populista que se las da de izquierda. Junto a ellos, los que sueltan un tirito al gobierno y otro a la oposición, como el Cuarteto o Gurrufío, Waskar Barrada o Luis Julio Toro y tantos y tantos otros que se asomaron a la revolución cuando sonaron los tiritos y se han viajado el mundo entero enviados por la cancillería. Como Cecilia Todd, arribista de última hora. Distinto el caso de Lilia Vera, que no tiene nada de oportunista, como la anterior y los anteriores: fue comunista desde chiquita. Como Alí Primera, que en paz descanse. O su hermano, que vale poco pero es igual. Están en su derecho. Lo hacen en su ley. Lo raro sería que se hubieran opuesto a la dictadura, si se derriten por los Castro.
Eso a nivel de la farándula. ¿Se imagina a Giordano o a su hermano Evio di Marzo diciendo esta boca es mía por el asesinato de Franklin Brito? ¿Se los imaginan dando su respaldo a la lucha por la libertad?
No mencionar a los “clásicos” en este primer recuento de los cómplices de guitarra eléctrica sería un pecado. De todos ellos, y al margen de sus talentos, el rey de la coprofagía es el “maestro” Abreu. Nadie le quita sus méritos, pero de que le jaló descaradamente a Carlos Andrés Pérez – protegido y lameculos de Tinoco – y se arrodilló ante todos los banqueros y poderosos de la Cuarta, mientras hoy le lleva el vestido de cola al presidente de la república, nadie lo duda. Como su pupilo Dudamel, director oficial del castro fascismo imperante. ¿Franklin Brito? ¿Compuso alguna sinfonía?
¿Dónde se meterá toda esta fauna de comemierdas cuando caiga Chávez? ¿Volverán a golpear las puertas del nuevo poder para acomodarse con la Sexta o seguirán dedicados a cantarle a la Paz en Colombia y a las médulas contra el cáncer, mientras silencien de manera ominosa la muerte de un hombre bueno como Franklin Brito?En una próxima entrega hablaremos de quienes arriesgaron todo por defender la libertad, representantes de la dignidad del arte y de su compromiso con la verdad. Son los artistas de verdad. De los que Venezuela puede estar verdaderamente orgullosa.
Luis Fernández Moyano
Pobre del cantor de nuestros días, que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su vida
Pablo Milanés