Calavera de una e la víctimas analizadas. 'Nature'
La peste negra sale de su tumba
Cadáveres del año 1348 permiten obtener el genoma de un patógeno que mató a 30 millones de personas
Un equipo de investigadores ha logrado extraer el genoma de
la peste bubónica a partir de cuatro víctimas que murieron en torno a
1348. El análisis apunta a que aquella variante medieval que acabó con
un tercio de la población de Europa es genéticamente casi idéntica a las
que existen en la actualidad. Esto sugiere que el patógeno, Yersinia pestis, no
tenía un ADN que lo hiciera especialmente letal y que otros factores
pudieron ser más determinantes en su expansión sin precedentes entre 1347 y 1351.
Los
autores de la investigación apuntan que el cambio del clima y su
impacto en la salud humana pudo ser uno de los factores determinantes.
"Aún no sabemos si era más virulenta o simplemente encontró una
población cuyo sistema inmune estaba muy debilitado", explica a este
diario Hendrik Poinar, investigador de la Universidad McMaster de Canadá
y codirector del trabajo, publicado hoy en Nature, junto con Johannes Krause, profesor de la Universidad de Tubinga.
"Los padres abandonaban a los hijos enfermos"
El
nuevo genoma puede también ayudar a los científicos a reaccionar ante
un nuevo rebrote de la enfermedad. Según datos de la Organización
Mundial de la Salud, la peste sigue siendo endémica en zonas de África,
América y Asia. En 2003, hubo
más de 2.000 casos en nueve países. El genoma de la peste bubónica
también delata que los actuales antibióticos bastarían para curar a
cualquier persona que sufriera la variante medieval, según los autores
del trabajo.
En octubre de 1347, un barco lleno de marineros
moribundos llegados del mar Negro atracó en el puerto de Mesina,
Sicilia. Sufrían altas fiebres, los ganglios de sus cuellos e ingles
parecían ir a estallar en cualquier momento y su piel estaba cubierta de
bultos negros. Morían en apenas unos días sin que ningún médico pudiese
hacer nada. La enfermedad, sin causa conocida, avanzó como un trueno
por Europa. "Los padres abandonaban a los hijos enfermos. Los abogados
se negaban a tomar testamento de los moribundos", cuentan testimonios de
la época. En apenas cinco años la peste abrazó Europa de París a
Londres y de Barcelona a Moscú, llevándose por delante 30 millones de
vidas.
Las causas de la "muerte negra",
como la llamaron los británicos, siguen a debate más de seis siglos
después. Muchos investigadores, incluidos los que firman el estudio
actual, la atribuyen al Y. pestis. Otros apuntan a una posible confluencia de otras infecciones, incluido el ántrax.
Aquella variante medieval es casi idéntica a las que existen ahora
La
mejor forma de resolver el entuerto es rebuscar entre los muertos.
Otros equipos habían logrado extraer antes pequeños fragmentos de ADN de
Y. pestis de dientes de fallecidos en la plaga. El equipo de
Poinar ha sido el primero que ha logrado extraer el genoma completo del
patógeno gracias a los dientes de cuatro víctimas enterradas entre 1348 y 1350. En
esa época, las autoridades de Londres, abrumadas por la cantidad de
muertos, tuvieron que comprar terrenos y abrir "sepulturas de
emergencia". Una de ellas se cavó en East Smithfield, donde se
enterraron a unas 2.500 personas. Los dientes de dos mujeres adultas, un
individuo de menos de 16 años del que no se puede saber el sexo y un
cuarto cadáver sin identificar, han permitido recomponer el 99% del
genoma del patógeno que acabó con sus vidas. Su ADN se extrajo del
interior del diente, donde aún había restos de "un polvo negro que era
sangre seca", explicó ayer Kirsten Bos, investigadora de McMaster y
responsable de la extracción y aislamiento del material genético.
Los
resultados confirman que aquella variante es el antepasado de los
patógenos actuales, que se pueden encontrar en roedores y que siguen
causando peste entre humanos. En estos 660 años de evolución, la peste
apenas ha cambiado. De los más de cuatro millones de eslabones de ADN
que componen el genoma del patógeno, apenas 90 son diferentes entre la
versión actual y la variante del siglo XIV, explica Krause. "Hubo otros
factores más importantes para explicar la virulencia más elevada de la
peste medieval", resalta. "Nuestros resultados indican que la muerte
negra fue la primera pandemia de peste de la historia, por lo que los
humanos no estaban adaptados", señala.
El clima también fue un
factor clave. En el siglo XIV comenzó un periodo de bajas temperaturas y
frecuentes lluvias conocido como la pequeña edad de hielo. Esto, a su
vez, creó un escenario perfecto para infecciones víricas, la pérdida de
cosechas y las consiguientes oleadas de hambre entre los más humildes. "Era la tormenta perfecta", resume Poinar.
El ADN del patógeno Yersinia pestis' no era especialmente letal
Para
llegar hasta el hombre, la peste debía servirse de un vector y un
huésped. El primero son las pulgas, cuya picadura transmite la
enfermedad. Las segundas fueron las ratas y, después, las personas.
El
barco de aquellos marineros que trajeron la peste a Europa había
recalado en Caffa, en el mar Negro, hasta donde la epidemia había
llegado desde China por la ruta de la seda. El naciente comercio
internacional permitió que la peste llegase a un territorio de
oportunidades. "Acababa de estallar la Guerra de los Cien Años y la
densidad demográfica del mundo urbano crecía", resume José Luis Betrán,
historiador de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). La
insalubridad dentro de esas ciudades, donde las condiciones de higiene
eran muy escasas, hizo el resto. Aunque no le sorprenden las
conclusiones del trabajo, Betrán resalta las aportaciones que la
genética puede hacer a la historia para aclarar la evolución de
enfermedades
"Estos trabajos son importantes también para el futuro",
opina Assumpció Malgosa, experta en paleopatología de la UAB. "Permiten
ver si ha cambiado algo en los patógenos, si eran más agresivos y si
pueden ayudar a la prevención de infecciones en el futuro", añade.
FUENTE: Público.es