Por Miguel A. Aparicio
Hoy, estamos a
escasos tres meses y algunos días de las elecciones más trascendentales
en la historia de Venezuela. En ese evento tendremos los venezolanos
dos opciones perfectamente claras y definidas para escoger. Una,
representada por la arrogancia ya archiconocida de catorce años de
hegemonía absoluta que son el presente y el pasado más gris en la
historia republicana. La del colonialismo más grosero y enfermo,
dependiente del IMPERIO CUBANO-CASTRO-COMUNISTA donde existe; un
tirano rey, un príncipe heredero que regenta, esclavos, libretas de
racionamiento a montón y paredón de fusilamiento para los disidentes,
donde la BOTA MILITAR es su sello y Venezuela su Colonia.
Y por el otro lado una nueva para la Patria de Bolívar, para la
nuestra. Una opción joven, llena de vigor, salud, fresca, de progreso,
democracia, libertad, justicia e igualdad de posibilidades y oportunidades para todos, en la que la única arma es el coraje, la dignidad y los VOTOS que emitiremos que han sido y son nuestro norte, nuestro objetivo y nuestra meta.
En
esas elecciones se medirán como decimos en el argot criollo; el poder de
Goliat con todas sus divisiones, brigadas, batallones, compañías,
pelotones, grupos aéreos, aviones, helicópteros, barcos, fragatas,
submarinos, sus fusiles kalashnikov Ak 47, tanques, milicias, uniformes,
soles, estrellas, bayonetas, peinillas, fusiles de asalto, laureles de
general al mero estilo de Idi Amín, ya enderezados porque antes se los
ponía tuertos, poderes públicos secuestrados y serviles, gas
del bueno, Fuerza Armada Nacional Bolivariana y toda “chavistas” como
dice tener y que son, y pare usted de contar, armas de todo tipo como el
arsenal que mostraron orgullosos los pranes de La Planta y que como ese
existen por doquier en manos criminales para sembrar el terror y
amedrentar a todos los venezolanos, contra la humildad, y la sencillez
pero actitud valiente del David que todos escogimos el 12 de Febrero de
2012, para que nos representara gallardamente este venidero 07 de
Octubre, donde nos jugamos la libertad, la democracia y la vida.
La lucha no es fácil, pero tampoco es difícil, más aún cuando el candidato IMPUESTO del presente, el pasado y la cara oculta de la luna ya no es la figura mesiánica que emergió como la espuma en 1998 y que juró ante una “Constitución Moribunda”
que sería la esperanza de pobres y ricos y que convertiría a la
Republica en la primera potencia económica, social, política y militar
de la Tierra, sino un prisionero de su propia lengua que muestra en su
haber cientos de miles de promesas incumplidas, decenas y decenas de
inocentes muertos en manos de la inseguridad, un país de hermanos
dividido en toletes que se odian sin saber por qué y una
Nación que depende de una economía de puertos con infinidad de empresas y
fabricas cerradas, billones de dólares de la renta petrolera
despilfarrados, unas Fuerzas Armadas Nacionales politizadas y
partidizadas, un haber en sus cuentas de la Hacienda Pública Nacional
inauditable con la mayor corrupción del planeta, superior a la de
Nigeria y una “Constitución Saludable” que será indudablemente, el freno y la justicia de ese populista de turno cuando ya no detente el poder efímero que lo endiosó.
Las botas versus votos
será la prueba más fehaciente que enfrentaremos los venezolanos que
vivimos en la Patria y los que viven en el exterior por diferentes
circunstancias de la vida, sobre todo estos últimos y en particular los
del Estado de la Florida para los que no existe un CNE, ni una
Constitución, ni mucho menos leyes, ni Instituciones que les protejan
sus derechos ciudadanos de votar cuando existen “Comisarios de la Revolución” que tienen el tupé de señalar que los culpables que ellos no ejerzan su derecho al VOTO, son los Estados Unidos de América.
Mientras
el otro candidato ofrece; Patria, Socialismo o Muerte, bajo la égida de
Fidel Castro, el joven de la esperanza, del futuro y del progreso
ofrece por mandato nuestro; Libertad, Justicia, Vida y Democracia. Así
que ante ese panorama que nos abre Dios el 07 de Octubre, la decisión
será nuestra.