Por Carlos E Méndez
Junio 01,2012
En caso de que el destino no nos alcance o el presidente no renuncie a su cargo ni se retire de la contienda antes del 7 de octubre, tal vez convenga que las elecciones presidenciales y las de alcaldes y gobernadores en Venezuela, las junten y celebren en diciembre para que coincidan con la alineación de los astros. Así la oposición podrá matar tres pájaros con un mismo voto o papeleta. Lástima que las parlamentarias no están planteadas todavía, porque quedarían encerrados en la misma jaula los pajarracos de la Asamblea Nacional.
¿De qué le sirve a Radonsky ganar las presidenciales en octubre, si hasta el próximo 2013 será cuando podrá asumir y ejercer el cargo? ¿Acaso no es peor que tenga que soportar la humillación por parte del oficialismo cuando lo llamen: “presidente majunche“? Me parece mas temerario. En cambio, entre octubre y diciembre Radonsky puede sumar dos o tres milloncitos de votos mas, tanto para beneficio propio como para el de los alcaldes y gobernadores de la oposición. Por cierto, a esos candidatos poco se les ve trabajando. ¿Será que quieren copiar a los paracaidistas del PSUV que aspiran llegar a la meta pero montados en un ferrys a falta de portaviones?
Imagínense ustedes que hipotéticamente el presidente y candidato se agrave en los próximos meses y ocurra lo peor. ¿Les parece mejor celebrar unas elecciones y un triunfo en medio de un duelo nacional? ¿No será preferible seguirle la corriente al oficialismo y dejar que, por ahora, las corran para diciembre, que es lo que tradicionalmente se ha hecho siempre? Así evitamos que por fuerza mayor las corran para cualquiera otra fecha o que a la fuerza intenten suspenderlas. Si el candidato presidente logra superar su enfermedad y “matricular” para el 2013, habrá plumíferos para rato, pero en las filas de la futura oposición.
Desmantelar cuanto antes ese nido de cuervos, es una prioridad nacional; pero juntar las tres elecciones en un solo acto, le ahorraría al país mucho dinero y esfuerzo; y, los venezolanos podrán celebrar el triunfo y sus navidades en caliente. Por otro lado, los empleados al servicio del estado se evitarían dos meses de estrés por no saber qué va a pasar con ellos cuando sus jefes descubran que votaron por la oposición y dejaron a los pájaro-bravos colgados por las alas. Las franelas, camisas y chaquetas rojas volaran por los aires y quedaran para trapear las oficinas gubernamentales. En cambio, si las elecciones se realizan en octubre, las represalias podrían dejar a muchos trabajadores sin empleo, sin sueldos y sin sus aguinaldos decembrinos. Hay que pasearse por estos escenarios para que brille el sol en diciembre.
Carlos E Méndez
~ El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie ~