Septiembre 27, 2012
EL TIEMPO DE DIOS Y EL 07 DE OCTUBRE
Por Carlos E Méndez
El tiempo de Dios no es distinto al de nosotros los
mortales. Lo que sucede es que Dios es eterno y, por lo tanto, se ha
perfeccionado, mientras que nosotros todavía requerimos de un tiempo de
maduración dentro de nuestra corta existencia. En el plano natural los
seres humanos y los animales, nacemos, crecemos, nos multiplicamos, y
luego morimos, mientras que, los dioses nunca mueren.
En el mundo político los gobernantes y los pueblos
también maduran. Los unos se caen solos o los tumban de la mata sin ser
frutas, mientras que los otros quedan como gatos en autopista sin ser
animales. No porque Dios lo imponga, sino porque los seres humanos
tenemos la facultad de elegir, de errar, y de acertar. También es cierto
que cuando en política no hay un camino definido, el hombre opta por el
menos confuso o se desvía hacia alguno desconocido. Esa es parte de la
realidad de los pueblos y, los venezolanos con apenas 200 años de
historia republicana, no somos la excepción.
Las personas invocan o mencionan mucho a Dios en
todos sus actos, no precisamente porque crean o se identifiquen con El
plenamente, sino porque piensan que Dios es el único responsable de
mover las piezas del ajedrez de la vida. Esa es una creencia arraigada
por siglos en nuestra cultura cristiana, pero no por ello es verdadera.
No hay teología que la sustente. Dios no pudo evitar la rebelión de los
“dioses” en el cielo, ya que los ángeles también gozan de libre
albedrío. Tampoco pudo evitar la caída del hombre en el Edén, porque se
trato de una decisión individual de Adán y de Eva. En ambos casos, Dios,
para evitar males mayores, los expulso del cielo y del paraíso
terrenal.
Los pueblos tienen los gobernantes que eligen, mas no
los que se merecen, puesto que toda criatura de Dios fue creada para
vivir en libertad con apego al derecho o a la existencia ajena. En
Venezuela sucederá el 7 de octubre lo que la mayoría de los votantes
decida en las urnas electorales. De tal manera que no se trata del
tiempo de Dios, sino del tiempo en que los venezolanos necesitamos tomar
las riendas de nuestro propio destino y no delegársela a un solo
individuo. Dios habla a través de las conciencias, mientras que el
adversario por excelencia usa el terror para amedrentar a los electores.
Cuando el pueblo, que es el instrumento que Dios emplea para mover y
remover a los gobernantes, pierde el miedo, los gobernantes tiemblan,
máxime cuando no lo están haciendo correctamente. (Léase en su Biblia el
magistral capitulo 9 del libro de Jueces y/o gobernantes).
Carlos E Méndez
- El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie -