21 de noviembre de 2012 21:26 |
Déficit de Credibilidad
José Vicente Carrasquero A.
Si
algo desmotiva el deseo de participar en el proceso electoral a celebrarse el
16 de Diciembre es la desconfianza en el sistema electoral por un lado y en el
Consejo Nacional Electoral como institución por el otro.
Este
sentimiento no es gratuito. Para las elecciones del 7-O la oposición realizó un
tremendo esfuerzo en explicar a su electorado que el sistema electoral es
confiables y que no admite posibilidad de que se realice un fraude electrónico.
Muchos venezolanos le dieron un voto de confianza a la MUD más que al propio
CNE. Todavía está fresca en la memoria de muchos los controvertidos resultados
del Referendo Revocatorio de 2004.
Por
otra parte, existen organizaciones y personalidades que siguen dudando de la
idoneidad del sistema electoral y que hacen mucho esfuerzo por explicar los
motivos de su desconfianza. La explicación, independientemente de su validez,
termina teniendo un efecto desmovilizador del electorado opositor que resulta en
un beneficio directo para el partido de gobierno.
La
guerra de encuestas y el manejo de los resultados a lo largo de la campaña
electoral hicieron sentir a ambos bandos que tenían la posibilidad real de
ganar la contienda presidencial. El resultado adverso a la oposición volvió a
poner sobre el tapete la idoneidad del sistema electoral y aparecen incluso
videos en internet en los cuales se explica, en mi opinión a la ligera, el
supuesto fraude del que habrían sido víctima los venezolanos.
Como
si estos elementos no fuesen suficientes, nos encontramos con una actuación del
CNE como institución que dista mucho del papel que le otorga la Constitución
como garante de procesos electorales que por definición debieran ser impolutos.
Es así, como vemos a la Rectora Presidente reclamar credibilidad sin que haya
de parte de ese cuerpo colegiado una actuación que en su conjunto merezca la
confianza exigida.
El
cierre del Consulado de Miami fue una oportunidad perdida para el CNE de
demostrar que son verdaderamente un poder independiente. No hubiese sido mayor
dificultad para este órgano electoral organizar un proceso de votación que no
dependiera de la estructura del Poder Ejecutivo a través de su Ministerio de
Relaciones Exteriores. Estoy convencido que de haber habido la voluntad de
demostrar independencia, el CNE contaba con los recursos financieros, técnicos
y humanos para garantizar el voto de los venezolanos en Florida.
La
decisión de mantener la alcabala que le indica a la gente en que mesa vota, a
pesar del listado publicado en cada centro electoral, no puede más que despertar
suspicacias. No he oído una sola explicación que justifique este mamotreto que
entorpece el libre flujo de electores.
El
llamado de atención es a la directiva del CNE. La confianza y la credibilidad
no se exigen. Se ganan con un comportamiento ejemplar y con impecable apego a
la ley. Hay un déficit de credibilidad.