Publicado el 27 de enero de 2013
VENEZUELA SIN CHÁVEZ
Nunca llegué a pensar que la capital de Venezuela fuera La Habana. O que quien gobernara el vecino país fuera Raúl Castro. Mucho menos que los voceros de la salud del presidente Chávez fueran Cristina Kirchner o Evo Morales. No
sé si hay nacionalismo en Venezuela, pero sin ser venezolano siento
gran indignación por esa cesión de soberanía sin precedentes en el
continente. Es una vergüenza lo que hoy pasa en el hermano país.
Lo grave no es que hoy Venezuela sea la marioneta de la nomenklatura cubana que quiere defender a toda costa esos 4.000 millones de dólares anuales de regalo que le da Hugo Chávez. Lo grave es cómo va a acabar esto, pues los venezolanos hoy tienen claro que Chávez no regresa a gobernar. Hay distintos escenarios, ninguno bueno, y los más probables terminan en violencia y toma militar del poder. Veamos.
El primer escenario es el regreso de Chávez para renunciar. Maduro toma el poder y no hay elecciones. Un golpe de Estado de facto que confirma lo sucedido el 10 de enero pasado. Los cubanos quieren este escenario, pues saben que la otra gran fuerza del chavismo, el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, tiene fuerza en los militares (fue uno de ellos) y resiente el poder cubano. Santos acepta este gobierno de facto como la canciller ya lo hizo esta semana con su amigable visita.
El segundo escenario es el legal, si se puede hablar de legalidad en Venezuela. Cabello asume el poder y llama a elecciones que Maduro debe ganar. Sin embargo, los cubanos no quieren esta incertidumbre, pues Maduro no es carismático y de pronto pierde. Claro, si pierde, posibilidad remota, a la oposición le tocaría arreglar el lío económico y se echaría encima la inestabilidad que se da con las reformas que se deben dar y malgastaría rápidamente su favorabilidad política.
Desafortunadamente, hoy la oposición está dividida, está derrotada, está desmotivada y calló, con excepciones, durante el golpe del 10 de enero cuando se dio una pseudosucesión totalmente ilegal. En el escenario de unas nuevas elecciones no veremos esa unidad y ese ambiente optimista que tuvo la oposición en las elecciones presidenciales pasadas cuando lograron más del 40 por ciento de los votos.
Todos estos escenarios se dan bajo el supuesto de la grave crisis económica y fiscal que lleva necesariamente a unos ajustes brutales en el corto plazo de los intereses de Cuba que necesita de ese subsidio y de los militares involucrados en el narcotráfico que necesitan arreglar su situación legal internacional e interna que hoy es precaria, pues depende exclusivamente del favor de un Hugo Chávez moribundo.
Este último elemento lleva al más probable escenario para Venezuela. Con crisis económica, con ajustes y con una inseguridad rampante se genera una inestabilidad que lleva a los militares a tomarse el poder. ¿Cuáles? ¿Los institucionales o los chavistas que están involucrados en el negocio del narcotráfico? Los segundos tienen mucho más que ganar en este escenario sangriento.
Una parte importante de la cúpula militar, empezando por el ministro de Defensa, está involucrada con el narcotráfico y una Venezuela revuelta como la que se ve venir es el escenario propicio para el siguiente negocio. Estos militares se toman el poder a sangre y fuego. Estabilizan el país, asumen el costo político de las reformas, les dan duro a los criminales y como contraprestación piden un arreglo con los Estados Unidos en su tema de narcotráfico para devolver rápidamente el país por un sendero democrático.
Ningún escenario es bueno. Todos implican caos y violencia. Ese es el precio de los caudillos. Su salida del poder genera un vacío que deja más problemas que soluciones. ¿Está Colombia preparada para esto? No lo creo, pues Santos ya se jugó por un bando y tiene poco margen de maniobra. Qué triste futuro inmediato el de Venezuela.
Remisión: Richard González
FUENTE: El Colombiano