Mi respuesta a Nicolás Maduro
Fernando
Ochoa Antich.
Protesto. Lo hago a nombre de los
numerosos oficiales, suboficiales, guardias nacionales y soldados que ofrendaron sus vidas en
defensa de Venezuela, ante la agresión armada del gobierno comunista de Cuba y
de un equivocado grupo de venezolanos que se prestaron para profanar la Patria
de Bolívar, en la década de los sesenta. No es posible aceptar que usted
continúe engañando a nuestro pueblo, de la misma manera que lo hizo Hugo Chávez
durante los catorce años de destrucción nacional que significó su gobierno. Usted
no puede seguir enjuiciando nuestros hechos históricos con esa visión simplista
que siempre busca presentar a una supuesta oligarquía explotando a nuestro pueblo de manera
permanente. La historia de Venezuela es mucho más compleja.
Esa
falsificación de nuestra historia comienza desde el mismo momento en que el
chavismo ha tratado de borrar de nuestro pasado los trescientos años de
conquista y colonización española. No se puede entender la grandeza de hombres
como Bolívar, Sucre, Bello, Urdaneta, Gual, Páez, Zea, y tantos otros sin
entender que una gran mayoría de ellos eran blancos criollos, herederos
directos de la sangre y la cultura española. Tampoco se puede interpretar el
complejo fenómeno que significó la ruptura de la Gran Colombia y la reacción
contra El Libertador sólo con llamar traidores a los que se opusieron a su gran
obra. El sentimiento
nacional y errores cometidos por Bolívar, como aferrarse al gobierno
centralista, comprometieron el destino de La Gran Colombia.
Usted no puede en un acto militar, por
respeto al honor de la Fuerza Armada, elogiar a nuestros antiguos adversarios
militares, tratando de confundir a los jóvenes oficiales y soldados que, de
manera disciplinada, se encontraban en formación. Fue para mí inmensamente
doloroso observar que allí se encontraban presentes oficiales de alta jerarquía
que, sin duda, tienen que conocer la verdad de lo ocurrido. La subversión
armada tuvo cuatro períodos claramente determinados: la conspiración militar,
la subversión urbana, la guerrilla campesina y la pacificación. En cada uno de
esos períodos, la Fuerza Armada cumplió con su deber al defender los gobiernos
constitucionales, elegidos en elecciones democráticas, transparentes, justas y
equitativas por el pueblo venezolano.
Usted ha tratado de justificar la insurrección
armada y los golpes militares de 1992 argumentando que eran movimientos
patrióticos contra gobiernos al servicio del imperialismo norteamericano. Usted
falsea la verdad. Betancourt creó la OPEP, el instrumento de lucha más eficiente
de los pueblos subdesarrollados contra el imperialismo. Leoni, respaldó el
esfuerzo democrático contra los gobiernos militares de derecha. Caldera y
Herrera, fueron factores fundamentales en el derrocamiento de las dictaduras
centroamericanas. Pérez, inspiró la alianza de los países del sur en su lucha
contra el norte industrializado y
respaldó el esfuerzo del general Torrijos por recuperar el canal de
Panamá. Lusinchi defendió con patriotismo nuestra soberanía durante la crisis
del Caldas.
La mayoría
de los jóvenes venezolanos que tomaron el camino equivocado de la insurrección
armada han aceptado su inmenso error histórico. Ellos han reconocido, con gran
honestidad intelectual, la inmensa diferencia que existió entre la democracia
venezolana caracterizada por la alternancia republicana, el pluralismo
democrático, la libertad de opinión, la organización de partidos políticos, la
subordinación de la Fuerza Armada al poder civil y la defensa de los derechos
sociales de nuestro pueblo, y el régimen castrista, una dictadura familiar
violatoria de todos los principios democráticos, que ha sometido al pueblo
cubano a la más triste explotación que puede imponerse a un ser humano. Además,
nadie puede olvidar al ejército cubano operando al servicio del imperialismo
ruso.
Glorificar,
como se ha tratado de hacer en estos años, el 4 de febrero es ofender la
dignidad de la mayoría institucional de la Fuerza Armada que derrotó a las unidades insurrectas en pocas
horas. Uno de los aspectos más polémicos del 4 de Febrero fue la actuación de
Hugo Chávez. Encerrarse en el Museo Militar, sin apoyar a las unidades que
atacaban Miraflores, teniendo bajo su mando un batallón de paracaidistas
perfectamente equipado, es algo inexplicable. Rendirse sin combatir a las 6
A.M. del 4 de febrero, cuando la mayoría de las unidades que lo habían apoyado
en su aventura todavía no habían entregado sus armas, compromete su honor
militar. Transformar la vieja Academia Militar de Venezuela en el Cuartel de la
Montaña es inaceptable y vergonzoso.
Caracas,
19 de mayo de 2013.
@FOchoaAntich.