Jueves, 27 de junio de 2013
¿Reverdece la ilusión bolivariana?
Enrique Prieto Silva
Siempre nos
imaginamos, que al desaparecer el gran parlanchín, quien a su vez fungía
de domador, maromero, y hasta payaso de circo <con el respeto de los
dignos payasos>, se iniciaría el desvanecimiento de la "ilusión
bolivariana", esa que ideó el ubicuo e insepulto majadero, creador de la
indefinida "revolución", tan resonante como insípida. La que el
teniente Cabello llamó a ser defendida por las bases del oficialismo,
<entiéndase "polo patriótico">, y a estar alertas ante cualquier
ataque contra el presidente, ya que para él, "la oposición está
conspirando, pero si intentan algo, estamos obligados por lealtad al
comandante Chávez y a la revolución a actuar en consecuencia".
Advirtiendo, que "si se atenta en contra del jefe de Estado venezolano
será una declaración de guerra, porque vamos a salir a la calle a
defender a la revolución bolivariana".
Pareciera,
una "coordinación perfecta", entre el pensamiento de Cabello, y la
folclórica estrategia de José Vicente con sus avioncitos; y como el
muerto ni oye ni habla, no se puede contrastar la verdadera intención
del finado en el supuesto "muro de contención", a decir de la estrategia
militar del teniente, quien sin vergüenza ni dignidad, trata de acabar
con lo que queda de democracia, inculpando a la oposición de las
revueltas inestabilizadoras en que se ha transformado nuestro pobre
país, que reclama por alimentos, papel tuale y salarios dignos.
La ilusión se
desvanece y hace crecer la incertidumbre en el venezolano,
especialmente en el engañado "revolucionario" que al abrir los ojos, se
percata de que los líderes políticos y militares "rojiverdes", no
encuentran la palanca de Arquímedes para levantar al país en bancarrota.
Todo un embrollo en la mente de mentecatos militares, emponzoñados por
los cadáveres del castrismo de los 60', que los hacen creer que aún
viven los sueños infecundos de su iluso lidercejo; ese que un día se
autoproclamó engendrado en la "casa de los sueños azules" y bautizó con
el rimbombante nombre de "cuna de la revolución bolivariana". Esa
venerada prenda del Ejército venezolano, donde un fanático y confundido
general director le acuñó el enunciado que transformó la mente franca de
los cadetes: "Aquí se forman los líderes de la patria" y muchos se lo
creyeron, cambiando el campo militar por el político.
Una nueva
apertura al liderazgo "gorila" militar, que había cesado en
Latinoamérica desde que Venezuela se lo propuso en 1958; y con la
desvergonzada ideologización loca y tormentosa del insepulto, la
insumieron oficiales como el teniente que preside la AN, y el general
Barrientos, jefe del CEOFAN, entre otros, quienes han confundido comando
con liderazgo y estrategia con política, apartando el rol del militar
en el gobierno civil y civilista, hasta militarizar las funciones de
gobierno con la estúpida confusión del "comandante en jefe".
Pero todo no
sería sino una aparente ilusión, si no fuera por la falsa apreciación y
alcahuetería, que han hecho los gobernantes de América Latina del
equivocado Chávez, conformando una comparsa a favor de la golilla, el
regalo y el populismo, que en Brasil le esta enseñando el error a Dilma,
y en Paraguay afloran desengaños con el Mercosur, pero que se engarfian
con Peña Nieto en México y con los asesores de Piñera en Chile. La
diputada María Corina Machado, con decepción lo ha dicho: "Latinoamérica
nos ha traicionado". Es obvio, más han podido "la espada y la
petrochequera bolivariana", que el ruego de los venezolanos.
@Enriqueprietos