59 palabras que desmoronan la institucionalidad
“Nuestro Comandante Invicto, Supremo y Eterno es , Hugo Chávez... La Fuerza Armada es profundamente Chavista. Y sabemos qué hacer para la defensa de la patria... Reiteramos nuestro apoyo y lealtad incondicional a Maduro... Reafirmamos nuestro compromiso con los postulados del Plan de la Patria, Ley que guía la revolución para la construcción del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI”...
En 59 palabras este pobre remedo de generales y almirantes de la cúpula de la ex-fuerza armada nacional, sin la más mínima vergüenza, cumple el rol de celestinas del régimen de intentar encubrir el colapso económico y el derrumbe de la moneda; la denuncia internacional de que Diosdado Cabello es la figura principal del tráfico de drogas y de los once mil millones de euros depositados en un banco, el HKSB en Suiza, por el actual ministro de Finanzas.
Confirman públicamente que la República no cuenta con una fuerza armada independiente como dispone la Constitución Nacional. FA chavista que supervisa el Plan República en los procesos electorales.
Quisiera no creer que no es la institución militar la que se ha pronunciado, sino una abominable pandilla uniformada que, junto a los jerarcas del régimen, han secuestrado todos los poderes públicos para abusar y violentar nuestros derechos. Para saquear el patrimonio nacional y enterrar nuestra libertad. Pero todo apunta a que la institucionalidad la encarna ahora esta pandilla con los brazos en alto.
No creo que exista un ministro de la Defensa que como un “Padrino” de una Mafia criminal, ofenda a toda la clase militar al expresar que si se arrastran no importa que tengan o no méritos. ¿No les da vergüenza verse humillados por un “Padrino” semejante ante sus esposas, hijos , familiares y amigos?
Basta observar la fotografía de estos personajes con uniforme de campaña, cuando el mayor riesgo que han corrido en sus vidas ha sido el de perseguir, maltratar y abusar a jóvenes venezolanos indefensos ¡Claro!, a ellos esto les tiene sin cuidado. No tienen sentido de la decencia ni de la temporalidad, a la cual está condenado este régimen dictatorial; el más militarizado de la historia moderna de América Latina.
Estos pandilleros, lo más cerca que han estado del peligro ha sido de triqui traquis y saltapericos navideños. Sus condecoraciones y ascensos están en función directa de su arrastramiento y complicidad. Es fácil imaginar la ausencia de dignidad y auto valoración que implica ser hoy un general de una estrella. Imaginen a qué extremo deben caer y postrarse para obtener cuatro. Pero ellos sin recato alguno dicen “que saben cómo defender la patria”, cuando nunca lo han hecho, pero si al régimen y sus intereses personales, muy alejados del interés nacional, pero más que cercanos al Tesoro de la República.
En lugar de uniformarse de campaña para combatir narco guerrilleros y contrabandistas, muchos de ellos los apoyaron y asociaron como ha sido denunciado y documentado internacionalmente. Realidad que no logra penetrar el más mínimo sentido de responsabilidad y de moral que se supone tienen los oficiales superiores. Prevalece en ellos el espíritu de cuerpo y de solidaridad cómplice que define a una pandilla, a una mafia o a un cártel.
En este particular, como conocemos, el ex oficial de la FA, Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional, fue denunciado ante las autoridades judiciales de Estados Unidos y de otros países, como el jefe del llamado Cartel de los Soles. (Nada menos que el distintivo de los oficiales generales)
¿Y fue acaso el gobierno de EEUU o de otro país el que presentó semejante denuncia documentada como afirma el régimen?
No.
Fue nada menos que un oficial activo de la FA, el Capitán de Corbeta Leamsy Salazar, oficial de la mayor confianza del ”comandante invicto, supremo y eterno Hugo Chávez”, quien lo acompañó hasta su muerte en La Habana. De igual confianza de Cabello, quien lo tuvo a su servicio más personal.
Pero, ya antes otro oficial, el coronel (a) y Magistrado Presidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, Eladio Aponte había suministrado información similar sobre el mismo Cabello y sobre los Generales Henry Rangel Silva y Cliver Alcalá Cordones.
¿Quién le ha dicho a esta pandilla uniformada que el Plan de la Patria prevalece sobre la constitución como parte del legado de su “comandante invicto, supremo y eterno Hugo Chávez?
Esta desviación, esta degeneración institucional, contraria a los intereses de la patria, tiene consecuencias muy graves para los venezolanos que aspiramos a vivir en libertad y democracia. Pero también para el resto de América Latina, y muy en especial para nuestros vecinos. Una Fuerza Armada que coopera con grupos narco terroristas, y con regímenes y organizaciones forajidas, con los cuales comparte propósitos similares, representa un extraordinario peligro para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
La cúpula militar parece no estar consciente de que la obediencia ciega no es la que legitima los desmanes ni les garantiza impunidad, como sueñan muchos oficiales para excusar sus actos.
Desde el establecimiento del Tribunal de Nuremberg, tal obediencia no les exculpa de sus delitos, cuyas penas compartirán por igual con el jefe de Estado. Menos hoy con la Corte Penal Internacional de La Haya -que tarda en procesar, pero que mantiene la espada de la justicia internacional sobre todos aquellos que cometan, promuevan o permitan delitos de lesa humanidad. La tortura es uno de esos abominables crímenes.
¿Hasta cuándo va a durar la obediencia ciega a un hombre, y no a la Nación?
FUENTE: INFORME 21
REMISIÓN del Texto y fotografía:
EL EJÉRCITO DE LA VERGUENZA... Maximiliano Hernández Vásquez