Elecciones
y Fuerza Armada
Fernando
Ochoa Antich.
Me dediqué a observar con detenimiento
el acto de juramentación de los nuevos comandantes de los distintos componentes
que integran la Institución Armada. En
verdad, no me sorprendió el contenido de las frases que utilizaron los
diferentes jefes militares durante la ceremonia. Ha venido siendo una constante
desde hace ya varios años. De todas maneras, considero de interés plantear mis
puntos de vista sobre tan delicado asunto para que los cuadros profesionales de
nuestra organización reflexionen sobre mis puntos de vista. La Fuerza Armada es regulada constitucionalmente por los artículos
328, 329, 330 y 331. De manera sorprendente, estos artículos fueron violados
flagrantemente en las distintas reformas de las leyes orgánicas aprobadas
durante los períodos presidenciales de
Hugo Chávez, sin que nadie se haya atrevido a cuestionar su contenido y a
valorar sus delicadas consecuencias.
Todas estas reformas tuvieron por objetivo debilitar el profesionalismo
militar, formado en casi cien años de esfuerzo de varias generaciones de
oficiales.
El coronel José Machillanda Pinto
establece en su libro, “Del profesionalismo militar a la milicia”, cuatro
“instantes” del proceso político militar revolucionario. El primero, la
Penetración Ideológica (1999-abril de 2002) que se va a caracterizar por la ruptura de la
ética militar a través del Plan Bolívar 2000, la imposición de un ministro
civil comprometido ideológicamente, cambios de los Teatros de Operaciones en
Teatros de Operaciones Sociales, funciones asistenciales de la Fuerza Armada,
el inicio de la participación de oficiales y suboficiales en funciones públicas
civiles y nuevas relaciones de
vinculación con la sociedad. El segundo,
Crisis del Mando Militar (11 de abril de 2002-agosto 2007) durante el cual se purgan excelentes cuadros profesionales, se
establece la ley orgánica del 2005, se crea la doctrina de la defensa popular,
comprometiendo muestra orientación clausewitziana de la guerra, se incrementa
un mayor grado de corrupción y cooptación a lo interno del componente militar y
se inicia la presencia militar cubana.
El tercero, Control Subjetivo Fragmentario
(15 de agosto de 2007-2009) que se inicia con la fracasada Reforma
Constitucional que buscaba modificar los artículos 328 y 329 para cambiar
totalmente la visión clausewitziana de la guerra en procura de una perspectiva
marxista orientada a combatir un supuesto enemigo externo de mayor
potencialidad militar, mediante una guerra asimétrica, basada en la guerra
popular de resistencia. Fracasada dicha reforma, se inicia un proceso de
reforma de la ley orgánica a través de una ley habilitante, violatoria de los
artículos 328, 329, 330 y 331, mediante
la cual se establece una estructura centralizada en la que la figura del
presidente de la República, que adquiere el grado militar de comandante en jefe
de la Fuerza Armada, transforma el ministerio de la Defensa en un órgano
administrativo, crea dos grandes comandos, el Comando Estratégico Operacional y
el Comando General de las Milicias, debilitando la importancia y autonomía de
las Fuerzas que se transforman en Componentes.
El cuarto, el Momento Político-Militar
Revolucionario (2009-2015), el cual se caracteriza por una total
desprofesionalización del estamento militar al colocarse la Fuerza Armada
Nacional al servicio del PSUV y no de la Nación. Esta realidad empieza a tener
graves consecuencias. Primero profesionales: debilitamiento de la jerarquía y
de la disciplina interna como
consecuencia a una indebida ruptura de la pirámide ocupacional de la
organización, un marcado incremento de la politización en los cuadros que ha comprometido
totalmente el respeto al mérito militar, un incremento creciente del gasto
militar como consecuencia del crecimiento de los efectivos de la Milicia Bolivariana
en lugar de fortalecer verdaderas unidades combatientes, un notorio
debilitamiento de la capacidad militar que se manifiesta en una falta de
entrenamiento y la adquisición de equipos no convenientes para un
enfrentamiento militar regional. Segundo,
sociales y políticas: la Fuerza Armada se encuentra comprometida en su
prestigio por la equivocada gestión gubernamental.
Esta realidad debe ser reflexionada
profundamente por los cuadros profesionales de la Fuerza Armada, ya que el
creciente deterioro de la situación nacional va a manifestarse en un seguro
triunfo de la oposición. Así lo establecen claramente todas las encuestas de
opinión, las cuales le dan una diferencia de votos de más del 20 %, es decir que
la oposición triunfaría con más de tres millones de votos de diferencia. Eso no
es sorprendente. El desprestigio del gobierno es total, ya que no es fácil de
explicar la quiebra de nuestra economía, después de haber recibido ingresos millonarios
como consecuencia del elevado preció
petrolero. Tampoco es fácil de justificar el creciente endeudamiento cercano
a 200.000 millones de dólares. De todas
maneras, los venezolanos, lo que esperamos es que los miembros de la Fuerza
Armada Nacional cumplan cabalmente con sus obligaciones constitucionales
haciendo respetar la voluntad popular. Un aspecto fundamental es que los
efectivos militares controlen, el día de las elecciones, a los colectivos
armados del chavismo.
Caracas,
26 de julio de 2015.
@FOchoaAntich.