¡Hasta cuándo!
Largo camino a la libertad
@pabloaure
La libertad supone un
largo peregrinar. Así estamos en Venezuela. En algunos momentos muy eufóricos y
en otros, bastante desesperanzados. Todo depende de los acontecimientos e
inclusive del estado de ánimo de la
gente.
Se han producido grandes
decepciones originadas por los engaños de algunos dirigentes, tanto del
oficialismo como de la oposición. No hablan con la verdad y han hecho del
engaño su forma habitual de hacer política, es decir, ellos, gobierno y
oposición, se amalgaman en la falsedad y ambos se mantienen en sus parcelas,
unos ejerciendo el mando y otros recibiendo las dadivas de quienes mandan. Me
explico: son caimanes del mismo pozo.
Hoy en Venezuela nadie
duda de la mala situación, no porque alguien se lo haya dicho, sino porque a
diario sufren las calamidades causadas por el régimen. Solo se salvan los enchufados
y los personajes que están en puesto de mando en el alto poder.
El ciudadano común hace
de tripas corazón para sobrevivir.
La gran estafa
¿Se han preguntado por
qué se nos ha hecho tan largo el camino a la libertad?
En este camino a la
libertad que hemos librado los venezolanos desde hace ya varios años, la verdad
es que se ha hecho innecesariamente largo, pero tiene una razón que debemos
mantener siempre presente: un reconocido sector de la ‘dirigencia opositora’ se
ha configurado como unos grandes estafadores y en consecuencia inmediata,
grandes cómplices del régimen y sus intenciones.
Mientras esa oscura y
maligna dirigencia intenta definir el destino del país (evadiendo la catastrófica
situación de la gente), la inmensa mayoría
de los venezolanos peregrina para superar los obstáculos que le coloca la clase
política que domina mediáticamente.
Así vemos largas colas
en los bancos para sacar una pequeña cantidad de efectivo para pagar el autobús
o el camión de estacas que los llevará a alguna parte. Los hospitales se han
convertido en sitios de gigantescos lamentos; con el entendido que el personal
de la salud que labora en esos centros asistenciales está dispuesto a colaborar
pero imposible hacerlo por falta de insumos, desde la anestesia hasta la más
insignificante sutura para atender a una parturienta, por citar solo unas
pequeñas cosas, no hay en las salas de parto. Bajo el yugo del Socialismo del
Siglo XXI, una enfermedad o algo tan maravilloso como lo es un parto se
convierten en verdaderas torturas porque el régimen
lo ha querido así. En efecto la máxima de
estos perversos gobernantes es: “que
la gente se preocupe y se ocupe por sobrevivir y deje de fastidiar con las
protestas callejeras”, por eso también es
una constante las supuestas fallas del bombeo de agua, seguramente pensarán: “que el pueblo esté pendiente del agua para que beba,
lave y se bañe”, con los alimentos y los medicamentos sucede lo mismo, o sea,
todo es una calamidad para mantener al pueblo distraído en lo elemental para
sobrevivir.
La gran pregunta
¿Hasta cuándo carrizo
aguantaremos esta humillación a la que nos expone el régimen de delincuentes y
sus compinches (la oposición dialogante)?
La respuesta no puede
ser una distinta a: hasta que todos entendamos que si no nos arriesgamos a
luchar para cambiar este sistema siniestro,
muy pronto estaremos reducidos a esclavos, porque hasta la condición de
ciudadanos la habremos perdido.
Sé que al común de los venezolanos le
importa un pepino el nombre de quien gobierne, inclusive le da igual si es un civil
o un militar, pues lo que en realidad le
interesaría es que el gobierno sea capaz de garantizarle cubrir sus necesidades
básicas. Da dolor reconocerlo pero es así. No tenemos cultura política, por eso
es común que de buenas a primeras se enamoren y fabriquen en su imaginación
mesías que supuestamente resolverán los grandes problemas que nos aquejan.
Que equivocados hemos
estado, y es allí donde este tipo de régimen,
como el que en la actualidad somete a Venezuela se apoye en esa falta de
cultura política para oprimir y someter a los gobernados desviando su exclusiva
responsabilidad a un enemigo externo.
Hay que sacarlos de raíz
Lo peor de todo es que
así como hay personas que desconocen el verdadero propósito de la casta
gobernante, que no es otro que perpetuarse en el poder, hay otro sector, que
conoce muy bien que será imposible superar la crisis mientras se mantengan en
el poder los opresores que han devastado al país. Los culpables del desastre no
son solamente los que hoy gobiernan sino sus compinches (negociadores
disfrazados de opositores) y el método
que emplean para gobernar. Por esa razón, para salir del profundo hueco en el
que estamos metidos es indispensable sacarlos de raíz e implementar un nuevo
modelo que procure la prosperidad, y esta, que únicamente es posible,
dignificando y garantizando las fuentes de trabajo para reconstruir un sistema
socioeconómico civilizado.
Siempre hemos esperado
que otros resuelvan nuestros problemas, decimos: “es que la gente no sale a protestar”
Señores: esa gente somos nosotros y no otros.
¿Y la Universidad?
Para terminar mis
reflexiones de hoy, quiero hacer un llamado de atención y elevar un mensaje de
viva voz a mis compañeros universitarios, que somos los llamados por
solidaridad y responsabilidad a dar el primer paso en esta lucha libertaria.
¿Qué nos
pasa? Me incluyo, no hemos estado a la altura de las exigencias ciudadanas.
Hemos soportado
sumisamente las inclemencias de un régimen
opresor que además de silenciarnos, se ha empeñado en soslayar nuestra
dignidad. Las universidades están reducidas a espacios que cada vez están más vacíos. Estudiantes que desertan, se retiran, abandonan sus
estudios o se marchan del país. Trabajadores (profesores, empleados y obreros)
que se jubilan, renuncian o piden un permiso no remunerado. Los que continúan
asistiendo al campus universitatrio es por su abnegada vocación de servicio y
el deseo de transmitir esperanza y a la vez negarse a entregar el ´pais a la
ignorancia.
Le pido a mis compañeros
universitarios rebelarnos ante esta situación, si
no despertamos ahora mañana estaremos mendingando una bolsa de comida o un
ticket para comernos un mendrugo de pan. Les aseguro que es más peligroso para el
presente y el futuro de la universidad nuestra inactividad y/o conformismo, que
atrevernos a enfrentar con la razón y la inteligencia a este régimen sembrador de miseria de hambre y corrupción.
Convirtámonos en los
libertadores de Venezuela, mantengamos vivas las esperanzas de construir un
mejor país. Los universitarios somos millones que sabemos que este régimen conduce a
Venezuela por el camino de la ignorancia y la destrucción.
Colegas, profesores, empleados, obreros, hijos académicos nuestros estudiantes
animémonos a bajar al chofer
y asumamos la conducción de
Venezuela.
Pablo
Aure