¡EL PLAN “B”!
Enrique Prieto Silva
Domingo, 01 de septiembre de
2019
La situación política
venezolana ha puesto en boga el concepto de plan u opción denominado “B”, que
obviamente, sería un reemplazo del plan u opción “A”, tomado este último como
el tipo ideal o más sustentable, para la conducción operativa hacia un fin
determinado o en cumplimiento de un objetivo.
Es muy claro y preciso el
sentido interpretativo de las opciones, por cuanto se justifica el proyecto
sobre bases concretas o formas de acción perfectamente implementadas, en base a
suposiciones reales y concretas puesta de manifestaciones como posibilidades en
la ejecución de un plan.
Nuestra intención con este
escrito es dar claridad a una posible confusión existente en planificadores
políticos, quienes siempre promueven para las propuestas, formas de acción que
nada tienen que ver con el plan que se encara y propone, y que lo que sugieren
muchas veces es la contradicción del sentido fáctico de las acciones que se
prevén en el proceso de planificación, el cual puede sugerir la necesidad de
prever propuesta de acciones distintas necesarias, cuando se visualizan
posibles antagonismos que pudieran poner en peligro el cumplimiento del objeto
establecido en el plan, dada la dificultad[M1] que pudiera resultar cumpliendo la forma de acción que denominamos
“A”.
Asumiendo que “la guerra es la continuación de
la política por otros medios”, debemos aclarar que el denominado “plan B”, no
es otra cosa que un plan o planteamiento diferente al que se asume con la
propuesta del “plan a”; una forma de acción diferente para cumplir el objetivo,
pero tomando como base que se cumplan las presunciones diferentes previsibles,
que pudieran poner en peligro la ejecutoria del plan original. Esto queda muy
claro en la instrucción militar, cuando se aprende que, para la elaboración de
un plan de operaciones se generan varias formas de acción, considerando cada
una de ellas, para ejecutar el plan considerando cada una de las presunciones
previstas en la apreciación de la situación.
Para muchos, son planes
obligatorios a preparar, pero para quienes conocen la técnica de la
planificación, saben que conforme al estudio estratégico, cada forma de acción
se elabora considerando los posibles obstáculos previstos, y cuando existen
antagonismos insalvables o ineludibles, que realmente puedan hacer cambiar la ruta en un plan. Es decir, con el inicio o
marcha en la ejecución de un plan, se pueden eludir las rutas antagónicas que
no ofrezcan posibilidades de rechazo real de la acción, pero no aquellas que
puedan ser superadas sobre la marcha. Es lo que en la teoría militar para la
conducción de operaciones se denomina “cambio a órdenes verbales”, que no es
otra cosa que ese cambio de acción sobre la marcha, que habiéndose previsto su
posibilidad, no generará frustraciones ni perdida de la iniciativa en el plan.
En conclusión, queremos dar
luz a los pesimistas que siempre ven la posibilidad del fracaso de un plan de
acción, porque no se divulga un “plan B”, o porque no se publican las posibles
estrategias cuando se elabora un plan, para estar seguros de que no fracasará.
¡Craso error!, las estrategias no se deben divulgar, porque ello sería enseñar
al adversario las armas de ataque, dándoles la oportunidad para cambiar su
estrategia, que es también un plan contrario.
No olvidemos lo que antes
dijimos: “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, de
allí, que cuando fracasa la política, generalmente viene la guerra, que al fin
de cuentas, tendrá que enfrentarse con planes de guerra, continuando con la
ejecución de un plan de operaciones bélicas y no creo que sea buena idea dar a
luz las estrategias para enfrentar al adversario.
@Enriqueprietos