Por: Humberto González Briceño
La falsa oposición va embalada a hacerle el mandado al régimen chavista. Según el guión, que ya hemos repasado varias veces a lo largo de estas dos décadas, esta es la parte en que la falsa oposición recicla sus propios argumentos para insistir, una vez más, que si van con un candidato unitario y si todos los opositores votan es posible ganarle al chavismo. Para los efectos utilitaristas del plan colaboracionista no conviene recordar que esta no sería la primera vez que la falsa oposición va con un candidato único.
Esta es una fórmula que ya se ha usado en el pasado. En la mayoría de los fraudes electorales de los cuales la falsa oposición ha sido cómplice esta ha participado con un solo candidato. Igualmente en elecciones pasadas se vivieron tiempos de ilusiones y engaños. La mayoría de los venezolanos de verdad quería creer que si era posible derrotar al chavismo por la vía del voto y con la misma convicción que se iba a las marchas traicionadas así mismo se iba a votar con la pura fe como como amalgama de la convicción.
Una y otra vez el régimen chavista desplegó su aparato legal, policial y militar para imponerse por la vía del fraude sin enfrentar ni siquiera un tibio reclamo de la falsa oposición. La complicidad con el fraude electoral en las elecciones presidenciales imponía concesiones a la falsa oposición en forma de pago directo a través de las elecciones de gobernadores, diputados estatales, alcaldes y concejales. El chavismo siempre ha adjudicado cargos en estos fraudes electorales suficientes para que la falsa oposición pueda seguir utilizando el argumento falaz del voto, porque a fin de cuentas al chavismo si es posible derrotarlo por la vía electoral dicen al tiempo que celebran adjudicaciones como la del estado Barinas.
La elección de la Asamblea Nacional del 2015 fue una falla interna del sofisticado mecanismo de fraude del chavismo que fue inmediatamente corregida por el aparato jurídico del régimen. A la falsa oposición le desmembraron su Asamblea y se la entregaron en un estado de absoluta minusvalía. Inútil para ejercer sus funciones esta Asamblea se convirtió en una agencia de contratos y corrupción digna predecesora del no menos corrupto gobierno interino de Juan Guaidó. Todo con la apariencia de ejercer una oposición al régimen chavista que nunca ha sido tal.
Quienes se preguntan porque el chavismo permite que esa Asamblea y el llamado Interinato sigan operando como remedos de instituciones deberían ser muy cautelosos a la hora de evaluar las explicaciones que nos ofrece la falsa oposición. No es que la Asamblea del 2015 y el hamponato interino gozan del prestigio y apoyo internacional que los hace intocables frente al régimen. No es que los jerarcas del régimen estén temblando de miedo cada vez que estas caricaturas cantinflescas de la política aprueban una ley o publican un decreto.
El régimen chavista los deja operar y permite que sigan usufructuando recursos que son directamente transferidos del gobierno sencillamente esa falsa oposición con su Asamblea del 2015 y su Hamponato Interino le son de extrema utilidad. El primer beneficio que recibe el régimen de esa supuesta oposición es reconocimiento a la Constitución fraudulenta de 1999 y sometimiento al Estado chavista que ella sostiene. Esta es en realidad la discusión de fondo que la falsa oposición por ser falsa prefiere evitar.
Para ser una forma de pago con un valor apreciable el apoyo de la falsa oposición al régimen chavista requiere de formas directas y explícitas. El encargo que el régimen chavista le hace a la falsa oposición no se limita a un apoyo retórico y simbólico a su Estado. Lo más importante es la tarea de llevar cientos de miles de venezolanos a votar bajo engaño con la promesa que el voto es suficiente para sacar al chavismo del poder.
Aquí entran en juego esas falacias que han sido destruidas por la realidad cientos de veces según las cuales si se va con un candidato único y la mayoría de los opositores vota sería posible derrotar al chavismo. El truco consiste en que para demostrar esa tesis habría que darle, una vez más, un voto de confianza a estos estafadores de la política. El chavismo necesita con urgencia esas fotos de gente haciendo cola para votar a los efectos de justificarse ante sus propias clientelas y ante la comunidad de países.
Conscientes quizás que la realidad es mucho más potente que las ilusiones y la retórica los falsos opositores están tratando de endulzar el veneno para hacerlo un poco más potable. Esto explica el falso debate que circula en los predios de la falsa oposición según el cual habría dos tesis enfrentadas: Elegir al candidato falso opositor por primarias o por consenso. Esto lo han presentado como si fuese un tema existencial para los venezolanos. Pero no lo es. Poco importa cuál será la forma de escoger al candidato colaboracionista del régimen que tendrá sus 15 minutos de fama y ruina cuando le toque reconocer el triunfo de Nicolás Maduro.