LA VACA DEL ORDEÑO INFINITO
Valencia
Es.
12/01/23
Extraño título es lo primero que pensará quien lea este escrito, pero ya verán que no es así. Este título obedece a la penosa y triste realidad de acontecimientos que se han venido suscitando en Venezuela desde la última semana del 2022 y los primeros días de este 2023, siendo sus protagonistas una serie de siniestros personajes que han secuestrado los partidos políticos que una vez fueron “decentes” (comillas exprofeso), pero que ahora no encuentro el adjetivo adecuado para calificarlos y que, de hacerlo, estoy seguro no ofendería el pudor intelectual de quien lee estas líneas.
A finales de la década de los años 70 e inicio de los 80, en muchas reuniones se hizo popular una broma que a mí me caía muy pesada y de mal gusto. Tal vez no la entendía o me negaba a comprenderla y en varias ocasiones discutí por qué no estaba de acuerdo. Mas o menos decía así: Dios estaba creando al mundo, a su alrededor ángeles, arcángeles y querubines. Cuando llega al continente americano, comienza en orden alfabético, Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, etc. A cada país lo fue dotando de bienes, recursos naturales, ganadería, minería, etc., lo indispensable para que su gente trabajara y viviera. Cuando finalmente llega a Venezuela, Dios comienza; para ellos: petróleo, ganadería, agricultura, grandes ríos, llanos, desiertos, montañas con nieves, oro, diamantes y esa amplia lista de recursos que tiene Venezuela y que todos conocemos. Uno de los ángeles mas osados se le para al lado a Dios y le dice: Señor, me disculpas, pero creo que se te está yendo la mano con ese país, le das demasiado. Dios lo mira y con su infinita paciencia le responde: para nada hijo mío, es que allí pondré a los venezolanos.
Pasados casi 45 años, debo reconocer con tristeza en el alma que la broma, surgida sin duda de la chispa creativa de la sabiduría popular que caracteriza al venezolano, iba a resultar cierta. Venezuela pareciera no tener dolientes en quienes han asumido las riendas para gobernarla. No voy a regresar a la época de la independencia ni detalles de lo acontecido en el siglo XIX. Prefiero concretar mi visión al siglo XX y lo que ha transcurrido en la casi primera cuarta parte del XXI.
Nuestro país se ha convertido en esa vaca de ubre pródiga en riquezas de toda naturaleza dadas por el Creador, aprovechadas no para el beneficio de los venezolanos, sino para llenar los bolsillos de quien detente un “carguito público” de cualquier nivel. Mientras mas elevado el nivel, mayor es el derecho al saqueo, pues pareciera que, a más poder, más derecho a robar. Todo ello llevado a cabo con descaro, sin escrúpulos, sin remordimiento, con absoluto cinismo.
El saqueo hoy día va desde las alcabalas de la Guardia, de la Policía, del CICPC, del SENIAT, a cualquier oficina o dependencia pública. Además de cancelar las tasas correspondientes, que es tu deber, hay que abonar alguito para “los frescos” o “pa’l desayuno”. Creo que son los refrescos o los desayunos mas caros del universo. El ordeño abarca un amplio abanico que va desde erario público a los bolsillos particulares del ciudadano si quiere lograr finiquitar su trámite.
Estoy consciente que mucho se ha escrito sobre este tema con diversas ópticas y matices, pero yo no solo lo veo como corrupción institucionalizada, sino como la pérdida de la vergüenza y de la dignidad de la sociedad como un todo, y eso es lo preocupante cuando se habla del rescate de Venezuela. Si bien es cierto que las instituciones fueron conculcadas, no menos cierto que nuestra sociedad ha tocado los mas bajos fondos morales.
Esta frase me trae a la mente un comentario que hacía frecuentemente una persona con quien trabajé por allá por el año 1976. Palabras más, palabras menos recuerdo que cuando veía lo que pasaba en nuestro país decía: “Venezuela se corregirá cuando su sociedad toque fondo”. Pues que infinito y difícil resulta encontrar el fondo.
Se habla de los dos, tal vez tres billones de dólares americanos que han sido dilapidados, robados, desviados, etc., pero creo que se quedan cortos; muy por debajo de lo que es el costo real del ordeño infinito realizado por los venezolanos a su propio país. En mi criterio, a esas cantidades hay que sumar lo que se ha perdido en el desmantelamiento de las instalaciones de la industria petrolera nacional, la siderúrgica, los hospitales, las vías de comunicación y la inmensa lista de bienes que han sido desguazados para venderse como chatarra en beneficio de individuos de variopinta ralea.
Es que Venezuela es tan inmensamente buena que ni los venezolanos solos la hemos podido destruir. Se ha necesitado importar ayuda de otros países para que participen en la rebatiña. Siento tanta tristeza por lo que acontece, que no creo que valga la pena nombrarlos; ¿para qué?, si todos sabemos cuáles son.
Sin entrar a detallar los eventos, ya nadie se escandaliza, y lo que es peor, se echan al olvido nombres y circunstancias del grotesco asalto al erario venezolano; por eso llamo estas líneas “la vaca del ordeño infinito”. Leía hace pocos días que un “general” (para mi un delincuente y traidor a su patria) desvió, desapareció, se embolsilló la increíble suma de veinticinco mil millones de dólares. Nadie se acuerda de él. ¡En el presupuesto de Mindefensa, vi que alguien presentaba documentos (originalidad no confirmada), que se había presupuestado nómina para cuatro millones y pico de integrantes! Dijera un larense na’guaraaá. Más efectivos que la Fuerza Armada de USA. Pare de contar porque ejemplos abundan y desbordan la imaginación.
La descomposición social y el aprovechamiento de los dineros públicos, repito, no es exclusiva de nosotros los venezolanos. En España, casi igual que en Venezuela, gobernada por izquierdistas, cada día aparecen nuevos escándalos de asalto al erario; pero a diferencia de Venezuela, ese atraco se lo hacen a los ciudadanos, porque en la generalidad el gobierno español vive de los impuestos. España no tiene una ubre de ordeño infinito porque sus recursos naturales no son tan abundantes como los de Venezuela.
El colmo de nuestra miseria la representa el “liderazgo político actual” que por desgracia se viene arrastrando o algunos de ellos se vienen “coleando” desde la cuarta. Son sinvergüenzas y descarados, pues ya no ocultan sus intenciones de seguir exprimiendo la ubre de esa hermosa vaca que es nuestro país, sí esa a la que Dios en su magnanimidad concedió exceso de recursos y riquezas, pero para administrarlas escogió a los venezolanos.
Ante un cuadro que para mi resulta dantesco por sus dimensiones económicas, pero también por la afectación de la moralidad de la sociedad venezolana, de manera poco optimista, me pregunto; ¿será posible en algún momento retomar la sindéresis nacional? ¿Por qué seguimos empeñados en buscar salidas políticas a una crisis que abarca en su totalidad a todos los componentes de nuestra sociedad? ¿Por qué son tan pocos los escritos o los mensajes que se dedican a afrontar descarnadamente y desnudar nuestro verdadero problema?
Como
corolario a todas estas ideas, justo antes de concluir estas líneas me entero
que el platanote, dizque “presidente” al que todo el mundo juzga bruto, pero
que, seguro estoy, no lo es, ha nombrado una nueva junta directiva en PDVSA.
Por sus números de cédula de identidad llego a la conclusión que en la antigua
PDVDSA, la de la meritocracia, con todos sus errores y aciertos, virtudes y
defectos, tal vez con suerte ocuparían cargos medios, superintendentes, jefes
de sección, supervisores, etc., pero directores jamás.
Lo único que les falta es el antifaz. Vienen con intenciones e instrucciones claras de seguir ordeñando la vaca. Asaltando a Venezuela pues.
Cierro
mis ideas con un refrán bien popular de los que usábamos antes: amanecerá y
veremos.
REMISIÓN:
Date: jue, 12 ene 2023 a la(s) 14:24