Enrique Meléndez
Escribo la crónica de un fraude anunciado, y el que se les fue de las manos. Hubiera sido mejor, que terminaran admitiendo, como se los decía Juan Barreto, la derrota y pasar a una oposición racionalizada; lo que significaría para ellos: un despojo de la barbarie, con la que hasta ahora se han manejado en la política; hermana, por lo demás, de la irracionalidad. La irracionalidad no está, en que lo diga Edmundo González Urrutia, sino el primer magistrado del país; es decir, la mayor investidura de nuestra sociedad. ¿Una forma de amedrentar a los otros poderes republicanos? Porque, como se lo dijo Pepe Mujica a Nicolás Maduro: sólo un loco a una semana de las elecciones es capaz de decir, que si no gana, se produce un baño de sangre al día siguiente. Hasta este momento, Maduro ha roto relaciones con Chile, Argentina, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica, República Dominicana y la lista sigue creciendo; a medida que se vayan pronunciando aquellos países, que han puesto en duda la franqueza de las cifras, que anunció Elvis Amoroso la noche del 29 de julio; donde daba ganador a Nicolás Maduro, secundado por González Urrutia: ¿no es de locos? Porque así como son muy chatos para mentir, en este intento de fraude también han venido con ese fondo sin perspectiva atmosférica, en lo que se refiere a lo que tienen que decir, sobre unas cifras muy cuestionadas, y resulta que los han emboscado en este afán de su parte de volver a aquella vieja práctica de la delincuencia electoral adeco-copeyana de acta-mata voto; cuya versión ya se manejaba en sectores extraoficiales¬.
Además, Diosdado Cabello lo decía: "La Sayona" y "El Inmundo" van a amanecer el 29 de julio denunciando, que hubo un fraude. ¿Por qué decía eso con tanta seguridad? Ellos trataron de salirle adelante a la jugada del equipo de la PUD, consistente en asegurar las actas por medio de sus testigos. En ese sentido, la estrategia del régimen consistió en dotar de credenciales a testigos falsos, que iban en representación de la PUD, acreditados por el CNE, integrantes de colectivos; muchos de ellos no votaban ni siquiera en el centro, para donde habían sido acreditados; pero se incorporaron a la brava, y para lo cual se prestó el CNE, que es donde comienza a gestarse el golpe de Estado; mientras que a los verdaderos testigos de la PUD, de UNT y de MPD no los dejaron entrar al momento de la apertura de las mesas electorales, a objeto de que éstos no tuvieran acceso a las actas. Lo que denunció la representante de la PUD, Delza Solórzano, y a quien no dejarían entrar a la sala de totalización, al momento de la transmisión de datos, por lo demás; sólo que volvió a suceder otra obra de Dios, y es que se filtró la representante del candidato Enrique Márquez, y quien fue testigo del momento, en que a Amoroso le llegó la hoja, que debía leer, y donde estaban las cifras, que les daban ganador a Maduro. Es decir, ese escrutinio no salió de una máquina, sino que vino de Miraflores, según se lo sopló dicha representante a Márquez, y éste lo reveló. No sin razón se le recomendó en su momento a Enrique Márquez, que no se fuera a plegar a ningún otro candidato; por si acaso la candidatura de González Urrutia quedaba sin tarjetas, visto que había la intriga, de que se las podían anular; pero, además, para contar con sus testigos; que resultó uno de ellos, en efecto, valioso en esta oportunidad.
La otra señal de este fraude, además, que generó mucha malicia, lo constituyó el hecho de no permitir que un grupo de ex presidentes de países hermanos, Tuto Quiroga de Bolivia, Vicente Fox de México y otras personalidades notables, que venían a presenciar el evento, entraran al país, y quedaran varados en el aeropuerto de Panamá. No hay que pasar por alto, que todo bárbaro es igualitarista hacia abajo: "No se les permitió la entrada, porque son unos delincuentes, ex presidentes de narco Estados", así lo dijo Elvis Amoroso la mañana del 28 en una alocución muy desmesurada, que pronunció en cadena de radio y televisión. Ellos no querían "pajúos", dicho a la venezolana, que les "pajearan" la trampa. Ahora, ¿les resultó lo de apoyarse en testigos falsos, para que los acreditados por la PUD no tuvieran acceso a las actas? Es posible que les haya funcionado, la circunstancia es que la señora Machado logró ponerse en 81,85% de las actas. ¿Cómo llegaron a sus manos? Según corre por ahí: eso quedó a cargo de Juan Barreto, quien se revaluó en esta oportunidad. De hecho, hay una página web, donde aparece el 81,85% de las actas estado por estado, municipio por municipio, parroquia por parroquia, y cuya elaboración supone un trabajo de titanes, que fue diseñada por el equipo de la señora Machado.
Chato es sinónimo de chimbo, como también les quedó lo de la presentación de los resultados; pues acontece, que si Maduro gana con 5 millones 150 mil votos y González Urrutia saca 4 millones 445 mil votos de un universo de más de 12 millones de votantes, ¿a dónde fue a parar el resto de los votos, es decir, más de 2 millones? Es aquí donde se comprueba que la mentira, como reza el dicho, tiene las patas muy cortas. Lo más probable es que esta chingada, como diría un mexicano, haya sido producto del desespero, en que se vieron al momento de manipular las cifras, y que los hizo perder el horizonte. Por cierto, fue detenida por unas horas, la persona que aparece haciéndose una selfie en la sala controles del CNE, y en donde se observan en unos monitores las tortas, que representan la relación de la votación a nivel nacional: allí toda la geografía venezolana es de González Urrutia. En efecto, se produjo un baño de sangre, como lo anunció Maduro; pero, precisamente, porque él perdió y no lo quiere admitir, por lo que el pueblo salió a las calles a reclamar su victoria. Se estima, que si se hace un conteo de los votos, porque a esta altura el régimen debe haber hecho un trabajo de falsificación de las actas, que de seguro será las que presente Maduro, como lo ha prometido, González Urrutia se ubica en más de 8 millones de votos.
(X) @emelendezo