Enrique Meléndez.
Uno no se explica como un hombre con una elocuencia tan brillante, sea tan ciego en política. No medir las circunstancias. Tenía que ver Jorge Rodríguez que un presidente de la Asamblea Nacional no está facultado, para llevarle un salvoconducto a una persona, que está en condición de asilo en una embajada, de acuerdo a la Convención de Viena, que sólo faculta al canciller del respectivo país; mucho menos, la vicepresidenta Delcy Eloína, y que es lo que lleva a decir a los expertos internacionalistas, que por primera vez en la historia de la diplomacia se viola el artículo relativo a la condición de asilo. Ahora, ¿por qué Nicolás Maduro le delegó este papel a los hermanos Rodríguez? No se le ve pinta al actual canciller Iván Gil de asumir un igualitarismo hacia abajo, que establecerían dichos hermanos en términos de coacción, que es lo que se observa en este caso, y que ha venido a significar un terremoto, como ha sido calificado en España, cuya opinión pública está encendida, y donde está en juego hasta el cargo del embajador de ese país en Venezuela, Ramón Santos, puesto que él estuvo presente durante los diálogos, que se llevaron a cabo en su casa residencial, durante dos días, según la confesión de Edmundo González Urrutia, a propósito de las negociaciones, que se llevaron a cabo para la concesión de dicho salvoconducto: obligado por los hermanos Rodríguez a firmar un documento, que iba a resultar de una gran inutilidad, puesto que al darlo a conocer, el hecho mismo se le iba a transformar en un boomerang; primero, porque iba a suscitar la respuesta inmediata de González Urrutia, y le daba oportunidad de denunciar la clase de chantajes y amenazas, sobre todo, a la parte de su familia, que quedaba en Venezuela en condición de secuestrada, de que fue objeto del lado de los hermanos Rodríguez, tomando en cuenta el respaldo político asombroso, que ha recibido en la nación hermana; de modo que González Urrutia se soltó a hablar, lo que puso en desventaja al régimen; segundo, porque nadie le iba a creer al psiquiatra lo relativo al contenido del documento, de marras, y donde González Urrutia reconoce la sentencia del TSJ, relativa a la ratificación de Maduro como presidente electo., aunque no la acata. El psiquiatra Rodríguez no toma en cuenta que la relación suya en términos de credibilidad en la opinión pública es de 9 a 1.
Es allí donde brilla su imaginación: en su capacidad de fabulación. No se pase por alto que años atrás ganó el concurso de cuentos de El Nacional, que era un premio muy prestigioso en su época. En el arcano de El Diablo en las cartas del Tarot aparece una figura central, que tiene encadenados a un par de lacayuelos. Uno diría que la figura central aquí sería Rodríguez Zapatero, de quien se dice que vino la idea de ofrecerle asilo a su huésped, a cambio de su firma; porque el hecho se suscita en una dependencia del Reino de España, es decir, en su territorio, con la presencia del embajador, y lo más grave: que se presta para un delito de coacción y a una persona, que ha ganado la presidencia de la República, y que se trata de un perseguido del régimen. No sin razón los videos, que llegan relativos a los movimientos, que lleva a cabo Rodríguez Zapatero, a propósito de su comparecencia a ciertos sitios públicos, muestran a un sujeto que lo gritan; que lo acusan de ladrón, criminal, cosas así por el estilo. Es decir, aquí salta a la vista un triángulo satánico entre Rodríguez Zapatero, el psiquiatra Rodríguez con la complicidad del embajador, que es el más comprometido en este caso, y a quien no lo perdonó Alberto Núñez Feijoo, cuando se refirió a este caso. Toda España está indignada; porque se trata de un golpe bajo, propinado a un ciudadano, cuyo único delito consiste en haberle ganado a Nicolás Maduro las elecciones. Además, se asoma la figura de Delcy Eloina por allá, para oscurecer más el panorama, tomando en cuenta que está fresco el episodio de las maletas, que descargó un día en el aeropuerto de Madrid repletas de dólares; lo que se conoce como el Delcygate, sobre todo, porque fue recibida allí por el ex ministro José Luis Abalos, penando sobre ella la prohibición de pisar suelo europeo, que es el mismo desconocimiento que ha hecho en esta otra oportunidad, partiendo del hecho, de que ha estado casa del embajador, repito, en territorio español. Por supuesto, esto no se le pasó tampoco a Núñez Feijoo, en su declaración sobre este caso. Como ha estado muy presente en las ironías, que manejan los parlamentarios del Partido Popular, frente a los socialistas, cuando les dicen que ellos son buenos amantes de las maletas.
La prueba de que nadie le cree al psiquiatra, está en que pasó por debajo de la mesa el tema de los audios y videos, que tenía prometidos, donde sacaba a relucir la conducta abyecta, que había mostrado González Urrutia frente a ellos. Empezando porque la existencia de esa aplicación, que llaman Inteligencia Artificial ha venido a generar un espíritu de cautela. De hecho, hay gente especialista en imitar voces, como aquel cómico Rolando Salazar, que hacía la réplica de Hugo Chávez. Por lo demás, se trata de una falta de respeto, divulgar audios o videos, que no hayan sido autorizados por la persona, que ha sido filmada, que es el otro desmán, que comete el psiquiatra Rodríguez. Según él, cuando llegaron a su encuentro, González Urrutia tenía una botella de whisky en sus manos y un vaso con hielo. ¿Borrachín el hombre? He allí lo que trató, en consecuencia, de reflejarnos el psiquiatra: estamos ante un viejo borracho y cobarde; que es una forma de someterlo al escarnio público. La circunstancia es que el peor parado en estos tejemanejes, además del embajador Santos, es Rodríguez Zapatero, que ha chupado bastante de esa ubre, que es Venezuela, y a quien le ha llegado la hora de enfrentarse a la justicia: dar cuenta del dinero que ha obtenido. Se trata de un sujeto, de quien se dice que hasta tiene una mina de oro en el Arco Minero.
Enrique Melèndez O.
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