DESPERTANDO EL ALMA
ABR 28. REFLEXIÓN DEL DÍA.
(Cristóbal Castro)
Antes del siglo XX no existía el noviazgo, no había ningún estado de "transición" entre la soltería y el matrimonio. Se llamaba novio/a al recién casado y por extensión al participante de la ceremonia de casamiento, incluso antes de concluida la ceremonia.
A principios del siglo XX, era el varón quien tomaba la decisión de conocer a una mujer soltera, la cual típicamente vivía en su casa paterna. El interesado se presentaba frente a los padres y, si estos lo autorizaban, podía conversar con la joven. Esta visita consistía en una charla a cierta distancia bajo supervisión de los padres y en casa de éstos. De la continuidad y exclusividad de la visitas se entendía la cercanía del matrimonio.
El noviazgo, como una relación con una duración considerable, aparece en los años 1920 y 1930 en Estados Unidos y Europa y durante la primera mitad del siglo XX, estaba fuertemente vinculado al matrimonio. En esta época, el novio/a tiene las características de lo que hoy conocemos como "prometido/a". Estas son las características del noviazgo aun hoy para ciertas comunidades religiosas. Con el acceso al automóvil por parte de las nuevas clases medias de esos países, el noviazgo pasó de tener lugar en la casa y de ser supervisada por la famlia de la mujer, a tener lugar en el auto del varón y a centrarse en actividades (bailar, ir al cine, etc) pagadas por el dinero del varón ya que no era usual que las mujeres trabajaran.
El noviazgo tal como los entendemos hoy aparece en los años 60 por medio de la revolución sexual, el concepto del mismo hoy en día cambia de una manera radical. Si nos ponemos a analizar el concepto de un noviazgo en este siglo XXI podemos tener una perspectiva muy diferente a los años anteriores.
Hoy en día el noviazgo es permiso para tener sexo, andar a escondidas de los padres y experimentar muchas situaciones dentro de esa relación, sin saber que ellos se dañan tanto moral y como espiritualmente. Lastimosamente un noviazgo no pasa de ser un simple noviazgo, esta etapa no solamente es besos y caricias y palabras bonitas, sino que también es una etapa donde se toman responsabilidades como el respeto entre ambos y sobre todo involucrar a DIOS en su relación para encontrar un sentido común y manejar las cosas sabiamente.
La pareja debe entender que el noviazgo no debe terminar en noviazgo sino pensar en un futuro prometedor, de lo contrario, de que sirve invertir tanto tiempo, dinero y años con una persona quien en un futuro no será tu esposo/a. Si aprendemos a manejar un buen noviazgo tendrá buenos frutos, pero si no se saben manejar bien las cosas los resultados serán desastrosos. Si estás a punto de andar con permiso de tus padres antes debes estar seguro o segura de que tu novio/a tiene un perfil idóneo para ti; pero si no lo es, entonces estás perdiendo tu tiempo en alguien que no vale la pena.
Si aún no has encontrado a la persona idónea, aprende a esperar. DIOS sabrá el momento oportuno para que llegue. Mientras tanto, ocúpate de tus actividades diarias y a crecer en tu vida personal para ser mejor, y nunca olvidando que puedes pedirle a DIOS te permita conseguir a esa persona que tú crees que necesitas en tu vida.
Que DIOS bendiga tu vida.
CUMANÁ, 28-04-2021
TWIITER: @aragonzal