POLÍTICA
TESTIMONIOS Y/O MENTIRAS V
Por Nelson Maica C
1.
Nota 5. Revolución Rusa, 1917-1991. URSS. Un Informe
de Scotland Yard. “El comunismo es un movimiento mundial controlado por judíos”
(Fragmento de un informe de Scotland Yard al Gobierno británico, en 1918.
Mencionado en el documento 86100, 5067, archivos del Senado de los Estados
Unidos. Comunicación del embajador Francis al secretario de Estado Lansing.)
2.
Un
dato de la Enciclopedia Británica. En
el epígrafe “Ucrania”, la Enciclopedia Británica (edición 1966) menciona que en
el primer soviet de Ucrania había 18 ucranianos, 38 rusos y 136 judíos.
3.
El
testimonio del Cónsul Caldwell. El
cónsul norteamericano John Caldwell, representante de su país en Kiev, mandó un
telegrama a su Secretario de Estado mencionando el primordial papel jugado por
los judíos en la preparación y desarrollo de la Revolución rusa. Caldwell
insistió en la importancia de la acción de la judería rusa y ucraniana, no sólo
en las grandes ciudades, sino también en los pueblos. (Grupo documental nº 59.
Documento n. 86100, 2205. Departamento de Estado.)
4.
El
celebre vagón precintado. El
historiador británico W. Russell Batsell describe, en su libro Soviet Rule in
Russia (Londres, 1925) cómo fueron enviados a Rusia los agitadores comunistas
que debían hacer estallar la revolución de octubre. “En abril, el Gobierno alemán había permitido
el paso, hacia Rusia, en un vagón de ferrocarril precintado, de un grupo de
bolcheviques que se encontraban en Suiza. Formaban parte de este grupo, entre
otros destacados revolucionarios, Lenin, Martov y Sokolnikov”.
5.
La Entente replicó autorizando a Trotsky y Kamenev,
con sus respectivos séquitos, a trasladarse a Rusia.
6.
Recordemos que Alemania se hallaba en guerra contra
los países de la Entente, uno de cuyos miembros principales era, precisamente
la Rusia zarista.
7.
Es un hecho históricamente admitido hoy en día, que
fueron tres prohombres judíos, el banquero hamburgués Warburg, el naviero Von
Baum y el omnipotente Walter Rathenau, del trust A. E. O. quienes, apoyándose
en el canciller Von Bethmann-Hollweg -medio judío- forzaron la mano al Káiser,
que se resistía a provocar el incendio en la casa del vecino.
8.
El talmúdico cuarteto, haciendo gala de un
patriotismo alemán del que ya no se acordaría en Versalles, convenció al no
excesivamente inteligente Guillermo II de que "los enemigos del zar eran
-si no sus amigos ó al menos sus aliados." Y la troika judía de Ginebra
atravesaría Alemania con su séquito de terroristas y guardaespaldas encerrados,
como apestados, en un vagón precintado, hasta llegar a las primeras líneas del
frente, en donde un destacamento especial se encargaría de situarlos detrás de
las líneas rusas.
9.
Sin excusar ni atenuar este hecho, puede, al menos,
comprenderse la actitud alemana; al fin y al cabo. Alemania y Rusia estaban en
guerra, y en una guerra, lo que cada contendiente busca es dañar a su enemigo,
sin preocuparse gran cosa de la ética de los procedimientos... Ahora bien, lo
que ya no puede comprenderse, lo que resulta extraordinariamente paradójico es
que “la Entente replicara autorizando a Trotsky y Kamenev y sus respectivos
séquitos a trasladarse a Rusia”.
10.
El supuesto aventurero Leiba Davidovich Bronstein,
alias Trotsky, que Francia e Inglaterra habían expulsado de sus respectivos
territorios por terrorista, fue “autorizado” por los Estados Unidos para ser
enviado, precisamente en calidad de derrotista a la “aliada” Rusia. En este
caso, el participio autorizado no deja de ser un hipócrita subterfugio. Trotsky
no fue “autorizado” a dirigirse a Rusia: fue enviado allí a instancias del
Gobierno de los Estados Unidos.
11.
Bernard Marines Baruch, el bien conocido “Buda” de
la democracia americana, ordenó la liberación de Trotsky, que se hallaba
cumpliendo condena en el penal de Saint Louis. Acompañado de numerosos
correligionarios, partió en un buque americano hacia Rusia, pero, interceptado
por una unidad de la flota británica, fue nuevamente encarcelado en el penal de
Nova Scotia (Canadá). Pero de allí volvió a liberarle la mano todopoderosa de Baruch,
a pesar de formar parte el Canadá de la corona británica. Y, en un buque
americano fue llevado hasta Rusia. Curiosa manera de comportarse con un aliado
que, como Nicolás II, estaba llevando sobre sus hombros la más pesada carga de
la guerra...
12.
Este es un hecho histórico e irrefutable. El mismo
Baruch admitió, respondiendo a las preguntas de una Comisión del Senado que,
bajo su responsabilidad había sido liberado Trotsky en dos ocasiones, una de
ellas en territorio extranjero, aún a sabiendas de que se proponía dirigirse a
un país amigo y aliado, con el propósito deliberado de sabotear el esfuerzo de
guerra de ese país y hacerle salir, si era posible, de la misma.
13.
El
testimonio Coty. Mr. François Coty,
conocido reportero del entonces, más importante periódico francés, Le Figaro,
escribió el 20 de febrero de 1932 que “la
ayuda financiera prestada a los nihilistas durante ese periodo (1905-1917) por
Jacob Schiff, del poderoso Banco neoyorquino Kuhn, Loeb & Co. no fue un
acto de aislada generosidad. Una verdadera organización terrorista fue creada
con dinero venido de América. Esa red terrorista bien pronto cubrió toda Rusia
con sus emisarios y agentes. Fue el propio Jacob Schiff, ayudado por
correligionarios suyos, quien supuestamente financió al Japón en la guerra
contra Rusia, en 1904-05, según reconoce la propia Enciclopedia Judía”. ¿Testimonios y/o mentiras? No comments…
Caracas, Venezuela, 29/07/2014.-