El
reto de la Fuerza Armada
Fernando
Ochoa Antich
La Fuerza Armada en Venezuela ha sido
siempre centro de nuestra historia. Desde que Juan Vicente Gómez la creó como
una institución permanente del Estado, a principios del siglo XX, el pueblo
venezolano se formó el criterio, para bien o para mal, de que los militares deben resolver nuestras
delicadas crisis históricas. Así ocurrió en 1935, en 1945, en 1948, y en 1958.
En todas esas oportunidades, la Fuerza Armada logró preservar la paz y la
tranquilidad ciudadana al mantener su unidad interna por encima de las grandes
tensiones políticas que, como es natural, surgieron en cada una de esas crisis
históricas. La Fuerza Armada tiene dos formas de intervenir: el uso de la
fuerza o como grupo de presión. Así lo hicimos desde 1958 hasta 1998. Justamente, ese es el
inmenso reto que hoy tienen sus integrantes.
Esa trascendente unidad interna de la Fuerza
Armada sólo puede lograrse, en una sociedad totalmente dividida como es actualmente
la venezolana, si los cuadros militares entienden que deben guardar una total
imparcialidad en el conflicto político que enfrenta nuestra sociedad,
cumpliendo cabalmente el artículo 328 de la Constitución Nacional. Esa es la
razón por la cual debo protestar, como ciudadano y general retirado, la
intervención absolutamente politizada que tuvo esta semana Nicolás Maduro, en el teatro de la Academia Militar,
ante un numeroso grupo de oficiales. Es inaceptable, que se haya dedicado, por
más de una hora, a sembrar el odio contra millones de venezolanos que se oponen
al gobierno de Hugo Chávez por considerar que no ha sido capaz de resolver los
grandes problemas nacionales.
Tampoco puede aceptarse que, en dicho
acto, se haya tratado de glorificar una
felonía militar contra un gobierno constitucional que produjo la muerte de 34 compañeros
de armas y la cual fracasó estruendosamente ante el rechazo de la mayoría
institucional de la Fuerza Armada y la indiscutible incapacidad militar de Hugo
Chávez. Además, Venezuela no es una revolución ni un Estado socialista como
trató de promover ilegalmente en dicho acto Nicolás Maduro, sino un “Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad,
la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y en general la preeminencia de
los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
El almirante Diego Molero, ministro de
la Defensa, aprovechó el acto para leer un comunicado en el cual la Fuerza
Armada manifestó su opinión con relación a la actual crisis política. Yo quedé
ingratamente sorprendido de su contenido por considerarlo imprudente y
parcializado. Sin justificación alguna coloca a la Institución Armada en medio
de la polémica nacional al respaldar una interpretación constitucional
totalmente cuestionada. En el comunicado se expresan tres ideas fundamentales:
“La Fuerza Armada respeta, acata y hará
cumplir la decisión del Tribunal Supremo de Justicia”; “ratificamos la
subordinación y lealtad institucional a nuestro comandante en jefe Hugo Chávez”;
“y exhortamos a todos los sectores a salvaguardar la estabilidad y la paz de la
República, y a respetar la voluntad
popular”.
El
contenido del comunicado muestra que la Fuerza Armada no ha percibido plenamente
la gravedad de la crisis institucional. Esto
no me sorprende. Es demasiada la propaganda oficial. De todas maneras, deberían
haber tomado en cuenta la opinión de connotados constitucionalistas que han
criticado severamente la decisión tomada por el Tribunal Supremo de Justicia.
No es posible aceptar que Hugo Chávez por haber sido reelecto, no tenga la
obligación de juramentarse, concediéndole un tiempo indefinido para hacerlo. El
colmo fue mantener que el anterior gobierno podía continuar en funciones sin
considerar el fin del período constitucional. Los objetivos de la maniobra son
dos: permitir a Nicolás Maduro fortalecer su imagen presidencial y preservar el
poder de la camarilla gobernante contrariando la voluntad de Hugo Chávez.
Esta
manera de actuar compromete el prestigio y el destino de la Fuerza Armada. Los
Altos Mandos deben conocer esta realidad. Es necesario producir una inmediata rectificación. Eso es posible.
Se requiere establecer una política que, por discreta, permita a la Institución
Armada transformarse en un factor de equilibrio en caso de que la situación
política se agrave. Un aspecto fundamental de esa política es lograr que el
gobierno nacional le ponga punto final al intervencionismo cubano en
Venezuela y que se resuelva la crisis constitucional existente. Si se
logra avanzar en estos aspectos se puede influir para lograr un acuerdo entre el
PSUV y la MUD que permita una convocatoria a elecciones, justas y equitativas, a
la brevedad posible. No es utopía. Eso se puede lograr si la Fuerza Armada lo
exige con la fuerza requerida…
Caracas, 20 de enero
de 2013.