Por Santiago Alcalá
Nos acaban de enviar, parte del voluminoso expediente de las cuantiosas propiedades del asegurador bolivariano Omar Farías Luces (Grupo Seguros Constitución). Una caja completa contentiva de fotocopias, fotografías, testimonios y una advertencia final: los recaudos formaron parte de las pesquisas policiales sobre el origen de la escandalosa fortuna del aludido ricachón. Solo que, cuando las indagaciones apenas comenzaban, fueron detenidas desde muy “arriba” con órdenes precisas de destruir las evidencias.
-Pero, yo –nos escribe nuestro informante- indignado ante tal encubrimiento, a riesgo de mi vida y de mi estabilidad laboral, salvé lo que pude salvar que ahora les envío.
Hoy, publicamos el primer seriado de la mencionada información. Antes que nada, se la ofrecemos a nuestros lectores, a quienes nos debemos por sobre todas las cosas. Pero también se la ofrecemos, muy especialmente, a Hugo Chávez. Para que después no vuelva con la llorona, cual marido cornudo, que fue el último en enterarse de las fechorías de sus protegidos. Aunque la realidad sea que no solo estaba al corriente de su cornamenta sino que, la disfrutaba, la cohonestaba y la gozaba concupiscente a través del ojo de la cerradura. Depravados y proxenetas que son algunos.
¿Qué quiere “El Nerón de Sabaneta? ¿Qué lo consideremos un caballero templario en la lucha contra la corrupción?
Entonces aquí tiene la oportunidad. Que ordene proseguir las investigaciones que detuvo, él, mismo o uno de sus altos colaboradores siguiendo sus instrucciones. Quien puede lo más puede lo menos. Un comandantón que ordena “zamparle” a una jueza treinta años de cárcel, sin derecho a pataleo, lo menos que puede es ordenar que se reinicien las pesquisas sobre la ilegitimidad de la fortuna de su mencionado secuaz. Un nuevo caso de un ex “pata en el suelo” –para utilizar la germanía de su mentor - que mediante las conexiones con la revolución forajida, ha mutado en megamagnate.
¿QUIÉN ES OMAR JESÚS FARÍAS LUCES?
Por lo pronto, digamos que Farías Luces es, mayor de edad, venezolano, titular de la cédula de identidad V-5.907.347, portador del pasaporte C1789585, con oficinas en la “Torre Atlantic” piso 5 de la avenida Tamanaco con calle Mohedano de la urbanización “El Rosal” de Caracas y residenciado en Majadahonda, Madrid, a donde se mudó cuando el valle caraqueño le quedó estrecho a sus ínfulas de miembro del jet-set.
Antes de la revolución gamberra, era Farías Luces, un modestísimo agente de seguros, de esos que patean calles con un maletincito y luego, una vez entronizado su compinche en la jefatura de Estado, presidente del Consejo Nacional de Seguros, nombrado por el dedote zurdo de su “superpana” y único accionista y “chariman” de “Seguros Constitución” y de “Vida y Patrimonio”. Ambas empresas con suculenta cartera de entes gubernamentales, como PDVSA, Cadafe, las gobernaciones de Carabobo, Miranda y de la Alcaldía Metropolitana, esta última, en tiempos del cleptócrata Juan Barreto Cipriani, otro protegido de Chávez, que debería estar bien preso.
Las “asesorías” de Farías Luces debutaron en Pdvsa percibiendo cinco millones de dólares anuales. Pronto la generosa ubre de la petrolera aumentó los pagos tales pagos, primero, a 25 millones y después, a 50 millones de dólares por año.
Publicaciones especializadas en el mundo del petróleo han detectado que Farías, a través de sus afiliadas, vendió unos taladros a nuestra “Segunda Industria” –la “Primera Industria” bolivariana, es la corrupción y el blanqueo de dinero sucio- con sobreprecio que frisó los 125 millones de dólares.
Hasta aquí los refritos, como se llama en el argot periodístico cuando se reproduce una información ya manoseada. Pero a continuación “il boccato di cardinale”. Es decir, la primera entrega de la larga lista de propiedades de Farías Luces en su febril actividad de “boliasegurador”, “bolipetrolero” y “boliguisador”.
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MANSIÓN, APARTAMENTO
Y ATRACADERO EN CAP CANA
Según certificado de título duplicado 2006-2093 expedido por el Registrador de Inmobiliario de Higuey, República Dominicana, “Gibbs Commerce Corp”, compró el solar número 367-B-15-Ref-28 del Distrito Catastral 14 del municipio Higuey, con una superficie de 7.010,00 metros cuadrados ¡Casi una hectárea, en Cap Cana una de las más costosa urbanizaciones del Caribe!
En sus inicios, el único accionista de “Gibbs Commerce Corp” era Leovigildo Pérez Minaya pero, mediante documento otorgado el seis de septiembre de 2006 ante la Notario Público, licenciada Carmen Vásquez Rodríguez, dichas acciones fueron cedidas a Omar Jesús Farías Luces. Así fue como este boliburgués se convirtió en flamante dueño del costoso lote. Las gráficas que ilustran el presente trabajo nos presentan la mansión que se levanta en el solar 367-B de CAP Cana. La propiedad -terreno y construcción- según el registro catastral se cotiza en US $ 17 millones de dólares. Suma y sigue.
Como la conclusión de todo palacete toma tiempo, Farías Luces, ansioso, como todo nuevo rico, se buscó un “mientras tanto”:
Consta de documento otorgado ante Notario Público, en Santo Domingo, de fecha 30 de agosto de 2006, que la licenciada Urani Paullino Peña, apoderada de Anil Mital, cedió a Omar Jesús Farías Luces, representado por el señor Alexander Rood “los derechos de condominio, membresía y amarre” en CAP CANA, del apartamento G-20 y de un atracadero para embarcación con eslora de 60 pies. Por la anterior operación Farías Luces desembolsó US $ 1.375.000,00.
Adicionalmente, mediante escritura del 22 de septiembre de 2004, Gillermo Capeans Martínez, cedió a Omar Farías Luces, el total de acciones en “New City Tradign Corp”, propietaria de una membresía en el exclusivo “Punta Espada Golf Club” valorada en US $ 200.000,oo.
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JET EJECUTIVO Y HELICÓPTERO ¡PA’ GOZÁ!
Farías Luces, no puede ir y venir a sus mencionadas posesiones para el esparcimiento, ni siquiera, en la primera clase de aerolínea comercial (los “boliburgueses” no se mezclan con la ¡chusma, chusma, chusma!). Por consiguiente, el mencionado pupilo de Chávez Frías adquirió a través de su empresa, “Iron Gate Finance Corp”, un jet ejecutivo “Gulfstream” G-150, matrícula N590FA, al precio de US $ 13.125.000,oo. Como según Chávez, “ser rico es malo”, las aeronaves privadas con bandera norteamericana no pueden aterrizar en Venezuela. Pero no contaban con la chequera de Farías Luces, quien a través de su compañía “109 Copters, LLC” se convirtió en feliz propietario del helicóptero “Agusta” 109 C, serial 7635, matrícula temporal YV230T, adquirido por US $ 1.818.300,oo
El itinerario de este típico bolivariano para irse a divertir sana o insanamente –en eso no nos mezclamos- a “Dominican Repúblic” es el siguiente: del aeropuerto de “La Carlota” a Aruba o a Curazao en su helicóptero “Augusta” con matrícula venezolana y allí, trasbordo para volar directo a CAP Cana en su “Gulfstream” con matrícula gringa. Tiene otras aeronaves, pero eso será materia de otro trabajo.
Total, que las propiedades relacionadas con el disfrute vacacional del ex “negrito” y ex pelabolas, Omar Jesús Farías Luces, en República Dominicana, montan a la modestísima cantidad de US $ 33.518.000.00 y eso sin contar con el yate surto en el citado embarcadero cuya documentación, lamentablemente, no pudo escapar de la máquina destructora de documentos activada desde Miraflores.
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EL “GRAN CHORIZO DE VENEZUELA”
El primer eslabón de esta cadena de enriquecimiento jactancioso, desorbitado y evidentemente ilícito es Omar Jesús Farías Luces. Pero hay un segundo eslabón: Diego Salazar, otro megamagnate en bochornosa comandita con Rafael Ramírez, ministro de Energía, presidente de Pdvsa, tercer eslabón, y de allí, directo, al “Chorizo Mayor de Venezuela”, Hugo Rafael Chávez Frías. Chávez mandó a la cárcel a dos de sus ex compinches, los “bolibanqueros” Ricardo Fernández Barrueco y Arné Chacón Escamillo. Una retaliación por cuestiones de reparto de botín. Pero están libres, buchones y gozando una bola y parte de la otra: Farías Luces, Perucho Torres, Isea, Nóbrega, la capitana Maniglia, el gordito Maniglia, Díaz Granados, Sarría, Beracha, los Castillo Bozo, Napolitano, un tal Simeón, Serafín García, ¨La Ballena” Ruperti, los mencionados Diego Salazar y Rafael Ramírez, Diosdado, Aristóbulo, Jorge “Audi-La Corniche” Rodríguez, Carrizalez, “El Arrodillao” Rangel, “La Donna” y tantos otros bolimagnates. Y después quiere que nos traguemos la viga de su presunta lucha anticorrupción.
El domingo que viene, proseguiremos el inventario de la macrofortuna de Farías Luces. Más inmuebles, más empresas y más negocios nada transparentes. En Margarita, Puerto La Cruz, Aragua, Ecuador, Panamá, Colombia, España y hasta en la “oprobiosa” Miami.
¡Que viva el socialismo del siglo XXI de Chávez Frías y sus compinches, carajo!
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Semanario LA RAZÓN
Caracas, 10.01.2010
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