La Profanación
La llamada "espada del Perú", fue recibida por el Libertador Simón Bolívar de manos del Congreso de ese país, como única recompensa por la libertad, después de la batalla de Ayacucho en 1825. Desde que arribó a Venezuela, la preciada espada de oro macizo, adornada con 1.433 diamantes, había permanecido en las bóvedas del Banco Central de Venezuela y ningún Presidente había tenido el atrevimiento de tocarla. El Comandante la saca de su arca cada vez que quiere, con motivos fútiles, como la juramentación del nuevo Ministro de la Defensa o un acto mitinesco con estudiantes. No sólo la toca, sino que la desenvaina y hace los más estratosféricos juramentos sobre ella. Para rematar, ha regalado la réplica de la espada de Bolívar a personajes tan siniestros como Robert Mugabe, Raúl Castro, Daniel Ortega y Muammar Gadafi. Todos los compinches también tienen su réplica. Y a Fidel le regaló una taza y una daga que pertenecieron a Bolívar y conforman Patrimonio de la Nación. Por supuesto, todos estos personajillos ostentan la muy prostituida Orden del Libertador.
Profanación: "Tratamiento ultrajante o irrespetuoso que se hace de una cosa que se considera sagrada, como los muertos o la religión. Uso indigno o deshonroso que se hace de una cosa que se considera respetable". Diccionario Larousse.
Si tragamos grueso cuando el Comandante anunció el 17 de diciembre de 2007 que iba a abrir el sarcófago del Libertador para demostrar que no falleció de muerte natural, ahora nos tenemos que calar que manipule la espada del Libertador en cuanto mitin político se le antoje. Verlo chulear el juramento del Monte Sacro blandiendo con guantes negros (porque le tiene alergia a las manitas blancas) un símbolo histórico fundamental como es la espada que perteneció a Simón Bolívar, con el turbio fin de comprometer a unos "estudiantes" con su revolución de pacotilla, es como mucho. El ejemplo más gráfico de la tamaña profanación lo dio el militar retirado Sammy Landaeta Millán quien escribió que el atrevimiento de desenvainar esa espada para subalternos fines políticos se equipararía con que el Papa, por ser jefe de la Iglesia Católica, use el Sagrado Sudario de Turín como ruana.
Venezuela viene siendo violada por una turba de enanos morales, por un lumpen ignorante extraído de los más bajos fondos, sin calidad humana ni profesional alguna. Su jefe se ha permitido cambiar a su gusto e interés la historia de Venezuela, ha satanizado personajes históricos, torcido los hechos y magnificado la gesta de aquellos que le presentan paralelismos de saqueo e ignorancia, como por ejemplo Ezequiel Zamora y el Cabito Castro. Sucias manos han tocado los símbolos del país, por el puro placer de que la revolución invente su propia historia. Desde que el Comandante (título que antepone inconstitucional pero acertadamente al de "Presidente" en todos los actos protocolares o no) cambio el juramento tradicional de toma de posesión del cargo, lo que hemos vivido no es una revolución sino una profanación de todo aquello que representaba la venezolanidad.
Somos ciudadanos no de Venezuela sino de la República Bolivariana, convirtiendo a Venezuela en el único país que tiene un apellido en su denominación; agregaron una octava estrella a la bandera; le torcieron el pescuezo hacia la izquierda al caballo del escudo, porque a la hijita se le ocurrió que así debía ser; la moneda ahora es el Bolívar Fuerte (íí!!) y los billetes tienen imágenes que parecen de santería y ocultismo, con triángulos, indios y reinas; cambió la Constitución Nacional y una Asamblea de lacayos la viola constantemente para hacer leyes a la medida de las ambiciones castrocomunistas del régimen; ya no tenemos separación de poderes y la majestad de las instituciones; el Teatro Municipal es la casa del PSUV; el Caracas Hilton es la cueva de los visitantes del ALBA; el Teresa Carreño es un circo de mítines, a la par del Poliedro; el Metro ya no es la Venezuela con que soñábamos sino la real, donde los pasajeros son atracados dentro de los vagones; PDVSA ya no es el buque insignia de las aspiraciones a primer mundo del país; el Guri ya no nos da electricidad; el agua no sale por los tubos, la autopista Rafael Caldera ahora se llama Cimarrón Andresote; los funcionarios públicos ya no nos dicen "ciudadano" sino "camarada"; queda un solo canal de información libre y las radios cada día guardan más silencio; nos obligan a escuchar o ver a veces hasta tres veces diarias interminables cadenas; no podemos salir del país sin jurarle a Cadivi que vamos a gastar bien los piches dólares que, a veces y sólo a veces, nos dan como si fuera un obsequio; peleamos e insultamos a los países antes amigos, socios y vecinos; el Jefe de Estado nos avergöenza ante el mundo con su procacidad, ausencia de modales y supina ignorancia; tenemos mala fama en el exterior, por primera vez los venezolanos emigran y son ilegales en lugar de alegres viajeros.
La revolución y su Comandante han exterminado sistemáticamente cualquier vestigio de progreso, de modernidad, de ilustración, de cultura. Ha emprendido una feroz batalla contra los ateneos, los museos, los productores del campo, los industriales, los comerciantes, los sindicalistas , las universidades, los periodistas, la Iglesia. Especialmente son blanco de odio aquellos que tienen la manía de querer vivir decentemente, de ser hijos de familia, de querer estudiar en universidades de calidad, de emprender proyectos progresistas, de querer convertir a Venezuela en un país del primer mundo donde las escuelas enseñen, los hospitales atiendan a los enfermos, las autopistas surquen el país, las comunicaciones sea libres y diversas, la competencia sea el motor de la calidad. Un país donde podamos convivir todos, tener igual de oportunidades, un país donde haya honestidad y respeto, donde el gobierno ofrezca garantía de nuestras vidas y nuestros derechos.
Caray, øy no era esa la oferta que hizo el Comandante para que los venezolanos lo eligieran Presidente en 1998? Pues bien, tiene doce años en el poder, más que Pérez Jiménez, en cuyo período se construyeron grandes obras de la Venezuela moderna; más que cada uno de los Presidentes de la democracia, que en un quinquenio lograron mucho más que éste en su larguísimo, vano y hablachento mandato. Cuando vives en un país donde nada está funcionando bien y encima la delincuencia está arrasando con las vidas útiles y con los pocos bienes que quedan por ahí, no hay discurso revolucionario que compense tal desastre. Y la cosa está tan mala para el gobierno que Fidel le mandó a su esbirro de confianza para que lo ayude ique a solucionar la crisis eléctrica. Cómo no. La ayuda que necesita el Comandante va más allá de consejos acerca de cómo prender velas para que los espíritus lo auxilien. La ayuda que necesita es para terminar de cerrar puertas y ventanas de libertad, para que no haya medios dónde expresarse, para acabar con todo rastro de rebeldía ante su proyecto. Para eso están aquí los cubanos. La última avanzada es el "estado mayor", pero desde hace una década tenemos médicos, asesores, técnicos, agentes de inteligencia.
Los cubanos están detrás de la organización de toda la información personal de cada uno de los veintiséis millones de venezolanos. Ellos "asesoran" a la antigua ONIDEX, a la red de Registros y Notarías, al CNE, al SENIAT. Han creado la mayor base de datos que jamás haya existido en Venezuela y tienen ubicado e identificado a cada uno de los venezolanos. Información es poder, decimos los periodistas y los cubanos lo saben. El ilustre Comandante de la Revolución que nos visita es Ministro de Informática y Telecomunicaciones, por lo tanto tiene la llave que cierra las comunicaciones de los cubanos y su acceso al mundo. Así logró Fidel Castro el control total de Cuba: aislándola del mundo, rompiendo relaciones con los países democráticos, impidiendo la salida de sus ciudadanos, arrebatándoles sus propiedades, cerrando los medios de producción para hacer que todos dependieran de la caridad del gobierno, clausurando los medios de comunicación para callar las voces de libertad, tomando el control de la cadena alimentaria y laboral para arrodillarlos por hambre, aplicando la violencia física, moral y legal contra la disidencia. Y así como Fidel llevó a la próspera Cuba a la bancarrota con su revolución comunista así Venezuela está transitando el mismo camino empobrecedor, aunque esté sentada en un charco de petróleo.
Ante nuestros ojos, el que se cree dueño de esta Bolivariana República sigue uno a uno los pasos y los consejos de Fidel, se asesora con los mismos que ahogaron exitosamente la libertad de los cubanos, aplica las mismas técnicas, viola todo principio democráticos y profana lo más sagrado de la nación: sus símbolos, sus héroes, sus muertos, su religión. Y lo ha hecho permisado por una parte del país que está comiendo de la revolución, que está robando a futuro, que está feliz con su parcelita de poder, ignorante de que los lacayos son los primeros en recibir de su amo la patada en el trasero.
Mientras en Venezuela haya prostitutas políticas que vivan de las prebendas del poder inescrupulosamente; mientras los Mujiquitas sigan estúpidamente creyendo que están mandando; mientras haya resentidos cobrando alguna ignota cuenta del pasado a quienes tienen más que ellos; mientras haya pobres que se alegren de que haya otros más pobres que ellos; mientras reine la indiferencia ante la pérdida y el dolor del prójimo. Mientras los venezolanos que saben que lo que les digo en esta columna es la radiografía de nuestro país y no hagan nada por cambiar tan aberrada realidad, mientras los venezolanos que creen en la democracia y la libertad permitan por miedo o por comodidad la profanación de Venezuela, pues entonces tendremos revolución para rato y un Fidel de Sabaneta escrito en la historia, quien sabe por cuantos años. Estudien a Cuba y sabrán lo que sucederá en los próximos meses.
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Opinión /Charito Rojas
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