GOBERNABILIDAD
Enero 28, 2015
Maduro enfrentará el impacto de su gran paquetazo y su primer febrero en las condiciones más adversas jamás vividas por cualquier presidente… Es inevitable, el gobierno tendrá que aumentar impuestos, disminuir el gasto público, aumentar el costo de los servicios y de la gasolina, renegociar deuda, etc. En fin aplicar un paquetazo mucho más rudo que el de Carlos Andrés.
Culmina el ciclo de 15 años
Con la entrega del último reporte del BCV, culmina un ciclo de 15 años desde 1999. Con esa contracción económica, al superarnos Uruguay, la revolución bolivariana nos convirtió en el país que menos ha crecido en toda América del Sur durante este periodo. No es que la revolución es mediocre, no; simplemente es la última de la lista en crecimiento, la última entre las economías emergentes y, lo más patético, no solo es la última, sino que apenas alcanza la mitad del promedio de crecimiento entre las naciones socialistas. ¿Guerra económica? ¡No, Nicolás!, Venezuela en este periodo creció menos que Iraq y Libia con todo y sus guerras, Irán sancionada o Cuba bloqueada.
Venezuela termina, pues, este “ciclo político” siendo solo un petróleo en desgracia. Es necesario explicar que en 2015 al terminar “un ciclo económico” mundial, culmina también “el ciclo político” llamado chavismo, porque el populismo izquierdista no entiende de excusas cuando no hay billete. Cuando hay dinero y bienestar se es peronista (en Argentina), cardenista (en México), velasquista (en Perú) o adeco[i], pero cuando termina el dinero o la esperanza de bienestar lo que quedan son las reminiscencias de la idiotez, de unos pueblos arrastrados por los personalismos.
Lo primordial es que Hugo Chávez murió. Hay que recordarlo porque ya en Venezuela nadie habla de él. ¿Por qué? Porque en Venezuela nunca han mandado los muertos, ni mandarán, así de fácil, porque si mandaran, el general Gómez posiblemente continuaría gobernando en Maracay. Políticamente y al no tener peso propio en el chavismo, Maduro copió la vestimenta, las formas y hasta la entonación de Chávez en sus discursos. Para colmo de males, que Maduro pretendiera seguir gobernando con Chávez, a través de pajaritos, visiones y apariciones en las rocas fue lo peor que se le pudo ocurrir frente a un pueblo inmisericorde con los débiles y los perdedores. Ser la marioneta civil del general Gómez era una cosa, ser la marioneta civil de un muerto, es otra historia.
Por eso el pajarito anunció la etapa final del chavismo y el 3 de noviembre de 2013. Maduro comenzó su estrepitosa caída cuando de 55% de popularidad descendió a 40,9% (Datanalisis), allí comenzó la mayor campaña de propaganda en la historia de Venezuela y la mayor cantidad de horas de televisión superando a Hugo Chávez en su mejor tiempo. ¿El resultado con un barril a 100 dólares? Nunca debieron haber dejado a Maduro hablar, porque para mayo de 2014 había descendido a 37%, para octubre había bajado a 32% y eso con el barril a 100 dólares, y terminó para diciembre con apenas 22%. Maduro enfrentará, pues, su gran paquetazo y su primer febrero en las condiciones más adversas jamás vividas por cualquier presidente en el pasado.
Y como hablamos de febreros y paquetes, es necesario explicar que Maduro tiene aún más rechazo dentro de su partido que Carlos Andrés Pérez. Porque como nos lo ha explicado el viejo liderazgo chavista en sus cartas públicas, alocuciones y grabaciones, ese importante sector no cree que Maduro está a la altura de la presidencia y en paralelo otro grupo importantísimo, nada menos que la base ideológica de jóvenes marxistas, coinciden en esa apreciación.
Mientras esto ocurre, los revisionistas dentro del partido hacen sus maletas espirituales explicando que el Estado no se puede encargar de todo, y para remate la impopularidad brutal de Maduro arrastró a las bases de su partido que del tradicional 35% de identificación, terminó en apenas un año con el 17% (Datanalisis). Si a los pocos meses de la muerte de Chávez 700.000 chavistas brincaron la talanquera a la oposición, el tufillo de descomposición arrastraría hoy a millones hacia la oposición y también a la abstención.
Venezuela siempre empeñada en repetir su historia, tiene en la actualidad a Maduro enfrentando el año 2015 con la misma popularidad interna y en las mismas condiciones de rechazo que tuvo Carlos Andrés Pérez, pero al momento de su destitución y enjuiciamiento.
Es inevitable, el gobierno tiene que aumentar los impuestos, disminuir el gasto público, aumentar los servicios y la gasolina, renegociar deuda, etc. En fin aplicar un paquetazo mucho más rudo que el de Carlos Andrés. Y si este último trató de hacerlo a pocas semanas de unas elecciones en las que arrasó y con una popularidad de 80%, que lo haga Maduro en año electoral y con un rechazo de 80% es sencillamente suicida. Maduro tratará por todos los medios de correr la arruga e incluso de efectuar negociaciones impensables con sectores de la oposición. (Si es que ya no comenzaron).
Finalmente, a comienzos del segundo semestre de 2014 observamos un divorcio entre las instituciones oficiales y las estructuras paraestatales. Los sindicatos (incluidos los chavistas) hartos de las paraestructuras de vagos militarizados, insertados en las nominas infladas le han dado la espalda (literalmente) al “presidente obrero” y fue evidente que la Fuerza Armada ya está harta también de las estructuras paramilitares creadas para “defender al régimen”. En 2015 veremos que la presión de los componentes y en especial de la Guardia Nacional para acabar con el paramilitarismo será una realidad y se empieza a observar que la Fuerza Armada asistirá a los funerales de la revolución, pero “no se enterrará con ella”.
Por eso en 2015 en la medida en que la megacrisis llegue a las calles, veremos la presión institucional, observaremos agrupaciones políticas y a políticos importantes deslindarse del madurismo abiertamente, tanto como veremos otras agrupaciones montar tienda aparte y muchas ratas, también, abandonarán ese barco. A ese escenario se suma entonces el tema internacional y, como expliqué en su momento lo que estaba sucediendo en Cuba antes de que se supiera, paso a explicar lo que sucede en Brasil y Mercosur que no se ve.
“Onde eu fui amarrar o meu burro” o adónde fui yo a amarrar mi burro, es una expresión muy popular brasileña que alude a las consecuencias de las malas decisiones personales. Hace poco un verdadero experto brasileño con el que tuve la oportunidad de compartir y aprender de las cosas de Itamaraty, la Cancillería Brasileña, me explicaba sobre cómo la oposición “ha tratado el tema de Lula/Rousseff”: “Simplista y francamente grosera” es la afirmación de este alto diplomático brasileño, que participó en las reuniones secretas entre Bush y Lula, sobre Chávez. “Para Lula –me dijo– no había solución al problema de Venezuela, si no pasaba por la solución del tema cubano, mientras que Rousseff, a quien los militares la torturaron casi hasta matarla, le tiene muy poca simpatía real al gorilismo venezolano. Lula que fue muchísimo más amigo de Bush que de Chávez” convenció al primero de no aplicar medidas que aislaran a Venezuela, sino que trató por todos los medios de colocarle una camisa de fuerza institucional en el Mercosur.
Superado el problema cubano, vivimos sin lugar a dudas la última muerte de Fidel Castro sencillamente por vejez, su última reflexión escrita fue en agosto de 2013 y su última aparición pública hace exactamente un año, en enero de 2014 en un estado francamente desconsolador, el hecho de no aparecer siquiera en el homenaje a los héroes cubanos repatriados que era su sueño, aunque fuera a través de una simple nota, hace prever que vive sus últimos días y que en breve le será explicado al mundo si la historia lo absolvió o no.
Por otra parte, en las negociaciones financieras con Occidente (10 millardos) y China, su hermano aceptó terminar con el irrestricto apoyo a la revolución armada venezolana y también con las negociaciones secretas (y también económicas) que comenzaron también en abril de 2013 con México y Brasil, países que aceptaron sustituir las finanzas venezolanas con inversiones y líneas de crédito. A todo esto hay que sumar que cerca de 12.000 médicos cubanos se fueron de Venezuela hacia esos países y están actualmente en negociaciones para sacar aún más de nuestro país, mientras que Uruguay, Argentina y Chile también aceptaron a otros tantos para contribuir a desescalar la presencia cubana en Venezuela, donde apenas queda menos de un tercio de los 40.000 cooperantes originales, lo que justifica el cierre de 60% de los módulos de asistencia. Si estas negociaciones se llevaron a cabo con un barril a 100 dólares, imaginemos la rapidez de los cambios con uno a 40 dólares.
Mientras esto ocurre, la diplomacia de Unasur/Mercosur se emplea a fondo para tratar de frenar el impulso del ala suicida del madurismo que, al avistar la inevitable derrota electoral, quiere apelar a la vía violenta. El encargado por ahora es el presidente Mujica, a quien hemos visto y veremos manejarse (presos políticos, desmantelamiento del aparato represivo y paraestatal, aproximación a Estados Unidos, etc.) en estas negociaciones para evitar que Maduro continúe por la equivocada senda de la violencia y que todo se le salga de las manos.
Así que si la situación interna de Maduro es escalofriante y la internacional con una Rusia contra las cuerdas, Irán negociando secretamente lo que se creía imposible, China entrando en la recta final hacia un “Estado de Derecho completo” (Xi Jinping dixit), la claramente definida postura entre las potencias Estados Unidos y las de la Unión Europea en su contra y además con Cuba desactivada y Mercosur vigilante, harán imposible que pueda maniobrar para lograr absolutamente nada. Para mayor colmo, y como del árbol caído todos hacen leña, al comenzar la era del petróleo barato culmina el ciclo de la influencia de los petrodólares por votos, con un petróleo sin piso y sin posibilidad de ejercer influencia regional, hasta los perros pequeños le ladran al caballo madurista, la mejor demostración de su debilidad actual es Guyana y su actitud desafiante con el Esequibo.
Desde el punto de vista político, institucional e internacional y frente a tamaña adversidad económica, el gobierno de Maduro comienza el año 2015 como el más inestable y débil en la historia de Venezuela.
FUENTE: ABC-España