¿DÓNDE ESTÁN LOS REALES? Por: Sammy Landaeta Millán.
Durante cuatro largas horas de abusiva cadena, el país pudo observar con detenimiento ante la Asamblea Nacional a un presidente constitucional con cara de “yo no fui", de semblante descansado y con aspecto físico de haber disfrutando de excelentes manjares que lo mantienen un tanto subido de peso.
La impresión nacional se acentuó al observar al personaje de acostumbrada incontinencia verbal y tono agresivo al manifestar una conducta de expresión inusual para presentar su mensaje presidencial ante el parlamento nacional. Muchos compatriotas incautos creyeron en las frases fantasiosas del presidente mientras que en la mañana la prensa capitalina titulaba que el 65% de los venezolanos lo desaprueba como primer mandatario.
La fábula presidencial se extendió en su método particular del discurso político adornado de símiles y metáforas donde el “satánico presidente" se presento convertido en un “cordero de dios”, pero que a mi no me convenció porque la expresión sigue siendo la del Presidente Incapaz, Soberbio, Manipulador y Derrotado que echa mano de cualquier argumento para tratar de recuperar en la colectividad nacional la confianza, la credibilidad y la popularidad perdida que para los efectos ya a estas alturas del partido presidencial es IRRECUPERABLE. Cuando digo que es irrecuperable, me refiero a que en el país se ha perdido la esperanza y la fe en la denominada revolución mas aun cuando se incide directamente contra la disponibilidad monetaria diaria o como se ha catalogado cuando se afecta el bolsillo de los compatriotas en general.
El gobierno revolucionario, vandálico, corrupto, aguantador, corruptor y viciado de impunidad ante delitos de peculado, malversación sustracción, robo, hurto, acompañado de las practicas de matraca, pillaje y extorsión revolucionaria debería responder con satisfacción ante la siguiente pregunta: ¿Dónde están los reales? Esa misma interrogante se la formularon “los revolucionarios” a los integrantes de la denominada IV República y yo como venezolano la hago extensiva hasta la V República porque el movimiento que orienta el mal llamado proceso a través de su manipulador y fantasioso líder prometió acabar con las malas practicas de corrupción administrativa en el Estado Venezolano.
Mas aún, en el ejercicio del Bochinche Revolucionario, ahora hay más corruptos que nunca y el Gobierno es la punta de lanza de la corrupción y la impunidad en la República “Bolivariana” de Venezuela. Parecería que la denominación de bolivariana se la cambiaron no para enaltecer al padre de la Patria sino para justificar el saqueo de la divisa que lleva por nombre Bolívar y que ha permitido el enriquecimiento ilícito de Ministros, Diputados, Gobernadores, Alcaldes, Militares y cuanto bandido dios creo en los predios de ese nefasto movimiento que colocó al Incapaz y traidor personaje que dirige a algunos como presidente, porque en lo que a mi respecta no tiene ninguna inherencia en lo personal, para mi es cuento finalizado.
¿Cómo es posible que después que este país haya tenido grandes cantidades de dinero en un Fondo de Estabilización Macroeconómica y sobre 20 mil millones de dólares americanos en reservas internacionales, el Gobierno le salga con el cuento chino a la Nación que hay que retornar al impuesto al débito bancario y reformar el impuesto al valor agregado (IVA)? ¿Por qué el presidente no hace gala de su prepotencia presidencial y su autosuficiencia revolucionaria y reconoce sus desaciertos como mandatario? ¿Por qué no coloca de lado el respaldo de una revolución armada para parase frente al país como todo un hombre que fue electo por voluntad popular y decirle que se equivocó rotundamente y tiene al Estado Venezolano al borde de la quiebra?. En el hemiciclo todavía se escucha el eco de sus frases que argumentan “eso es mentira”. ¡Que irresponsabilidad! ¿Cuándo se va a dar cuenta que la gran mentira la tiene a su alrededor en sus colaboradores serviles, acomodaticios y corruptos?.
¿Será necesario que este país se suma en una violencia desmedida para que el mandatario nacional se dé cuenta que el rumbo del país puede ir en la misma dirección de la revolución pero en el sentido contrario a la transformación y al desarrollo?.
¿Será muy difícil que ese veguero Incapaz entienda Esto?
¿No habrá un personaje que le haga entender que los gastos del gobierno en viajes, cumbres, agasajos, visitas extraordinarias, invitaciones a jefes de estado, convenciones internacionales y la compra de un suntuoso avión, ESTÁN PERJUDICANDO AL PAÍS? ¿No habrá un funcionario que tenga algún sentido nacionalista y patriota en ese Gobierno de Incompetentes. ?
Podría ahondar mas en el asunto si quisiera poner el dedo en la lesión fiscal de la República, pero en torno al tema de saber el destino del dinero de la Nación y excluyendo el ingreso por concepto de Hidrocarburos y sus derivados, quisiera que el país entero se preguntara: ¿Dónde están los reales que obtenemos por el hierro, la bauxita, el aluminio, el carbón natural, el oro, la plata, el diamante, la madera, la pesca y tantos otros rubros del sector no petrolero? ¡No hay respuesta!. Verdaderamente que a esos políticos de la ROBOLUCIÓN BOLIVARIANA no tienen patrón de comparación para determinar el grado de despilfarro en el país.
Partiendo del principio que el Presidente manifestó en una oportunidad estar hasta la coronilla con la corrupción, pero no hace nada, ni hará nada y tendrá que rendir ante el país su memoria y cuenta donde el saldo negativo no se les transferirá una vez mas a la nación venezolana, ni mucho menos al pueblo en forma de impuestos caprichosos derivados de la ineficacia e incompetencia gubernamental. Hugo Chávez Frías tendrá que responder por “el saqueo de la Patria” y convencerse que:
“La Instrucción es la felicidad de la vida; y el ignorante que siempre esta próximo a revolverse en el lodo de la corrupción, se precipita infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre.”
Simón Bolívar.
C.I. 3.441.697
Correo: sammylan@yahoo.es
NOTA: Publicado por el Diario Regional ANTORCHA. El Tigre. Estado Anzoátegui. Lunes, 21 de Enero de 2002. Opinión. A-4.