AGENCIAS - Managua - 24/07/2009
Simpatizantes del mandatario derrocado formaron una cadena humana para protegerlo de las fuerzas de seguridad hondureñas que esperan apostadas las carreteras que dan acceso a los puestos fronterizos. Rodeado de cámaras de televisión, hablando por el móvil y acompañado de decenas de seguidores, Manuel Zelaya pasó bajo la cadena que marca la línea fronteriza entre los dos países, sujetándola en señal de triunfo, y tras dar un par de pasos en territorio hondureño se detuvo por "respeto a los principios" de los militares, según dijo a la prensa.
Mientras cruzaba la frontera, el mandatario declaró que sólo estaba defendiendo sus derechos que "y los señores que están en esta actitud deben bajar sus fusiles y dialogar". "Yo creo que en el mundo está en riesgo el sistema democrático y no debemos ceder en este campo", ha dicho Zelaya.
Centenares de militares esperaban a Zelaya en la frontera para ejecutar las órdenes del presidente de facto, Roberto Micheletti, quien ha amenazado a Zelaya con detenerlo si regresaba a Honduras. Micheletti pidió al mandatario depuesto que desistiese de su propósito porque ocasionaría más violencia en el país, y ayer ordenó el toque de queda en las inmediaciones de la frontera para impedir que los simpatizantes de Zelaya acudiesen a su encuentro.
Zelaya llegó al paso de Las Manos procedente de Managua con una caravana de 30 vehículos. A su lado viaja el ministro de Exteriores de Venezuela, Nicolás Maduro. Se trata del segundo intento de entrada tras el del pasado 5 de julio cuando la Aviación civil hondureña impidió que su avión aterrizase en el aeropuerto de Tegucigalpa.
"Desista de causar violencia"
En una entrevista que este viernes publica el diario chileno La Tercera, Micheletti insta a Zelaya que "evite esa provocación y desista de su pretensión de causar violencia". También advierte al presidente depuesto de que, en caso de que cruce la frontera, lo hará detener, porque hay una orden de arresto contra Zelaya por "al menos 15 delitos".
Zelaya ha ignorado la advertencia y desde Estelí, adonde llegó procedente de la embajada de Honduras en Managua, ha aseguró que no tiene miedo de regresar a su país, aunque dice ser consciente de que su vida corre peligro.
Zelaya ha pedido a los militares que no repriman a sus partidarios que se están acercando a la frontera para recibirlo y ha denunciado que se les está impidiendo el paso. "Cuantos más obstáculos les pongan, el pueblo más se va a indignar", ha dicho, en referencia al toque de queda en la frontera con Nicaragua que ayer decretó el Gobierno de Micheletti.
Diálogo roto
El viaje de Zelaya se produce después de que sus representantes dieran el miércoles por fracasadas las negociaciones auspiciadas por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que había presentado un plan que incluía la reposición de Zelaya como presidente de un Gobierno de unidad y la celebración de elecciones en octubre. Micheletti dice a La Tercera que está dispuesto a abandonar el Gobierno para facilitar uno de unidad, pero se niega a que sea Zelaya quien lo dirija.
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