Escrito por Enrique Pereira
Domingo 23 de Agosto de 2009/09:25.
El helicóptero llevaba malas nuevas. Las imágenes de esa gran marcha van a hacer pensar a mucha gente. Cilia Flores, se colgaba de un micrófono ante un millar de personas, en los alrededores de la Asamblea Nacional, para arrastrar con su garganta un repetidísimo: “No volverán”. Ese gastado discurso, que dejó de producir efecto hace mucho tiempo, llenaba la lente de las cámaras oficiales para no dejar ver la falta de pueblo en sus rojísimas concentraciones. Se agotó el chavismo y su capacidad de movilizar. Estoy imaginado la rabia de Chávez. Tendrá que salir el mismo a buscar votos para la Asamblea Nacional.
Desde Centro Lido hasta la Libertador, una sola masa de gente movió sus pies para hacerle saber a este gobierno y al mundo de que tamaño somos. El mensaje llega lejos y regresa a esta sociedad su espíritu combativo y la confirmación de que somos muchos más de los que nosotros mismos queremos reconocer. Otra vez la ley de educación consolida al pueblo.
Escucho con estupor las palabras de aquel Coronel, a través de un impecable sonido digno de un concierto y no puedo menos que sentir en su improvisado discurso, la necesidad de aglutinar con su verbo las mentes de soldados que están sintiendo las bases de este régimen crujir bajo la presión de las mentiras. Esas palabras eran para ellos. “Esto es parte de un plan” repetía sin cesar. Globovisión cumplió su papel, para hacernos ver lo que de otra forma nos hubiesen ocultado. El dique socialistoide se llena de grietas nada fáciles de taponar dejando salir cada vez más agua por esas fisuras que toman tamaño a gran velocidad. Las palabras y las canciones de Alí Primera, no serán suficientes; detrás de esas aguas, vienen más aguas.
Esa marcha debe enclavarse en el calendario como una fecha memorable. La lectura no debe limitarse a esa primera fila de actores. La marcha provocó los gases, con la ruptura de la baranda de llegada. De eso no me queda duda y a decir verdad, unos cuantos desadaptados lanzaron piedras y botellas provocando más reacciones. El gobierno se queda en esa lectura y nosotros no podemos quedamos también en esa disputa sin sentido. La lectura adecuada tiene que ver con la cantidad de gente que se movilizó y la decisión de permanecer a pesar de la represión. Ese fue un gran sábado que marca el inicio de una oposición que se hará sentir con fuerza en los tiempos que vienen. Vienen tiempos de calle y de urnas y de más calle para defender esas urnas.
Ya los llevamos al rincón, allí donde la pelea se libra cuerpo a cuerpo, sin discursos a la distancia y golpes lejanos. Lucen mal, pero están peor. Palabras vacías, faltas de toda coherencia, apoyadas en una guerra inexistente contra los dragones de un inexistente imperio. Les quedan cortos los argumentos pero peor aún, les quedan largas las lenguas que venden amor pero reparten palos y gases. Se acaban los tiempos y los espacios rojos con la misma velocidad que hacen errores. A los pueblos de este siglo, no se les engaña usando los medios tradicionales. Chávez debería renovar su biblioteca.
Los hicimos cruzar la raya amarilla y ahora se cuentan a puños los desmanes a la constitución que hicieron a su medida y que hoy –contrario a lo que soñaron - encierra su actuación entre paredes de concreto. Las bayonetas de un incontenible pueblo hablaron este pasado sábado y produjeron una gran herida, de esas que no sanan con curitas y mercurocromo. Esta herida sangra y terminará por acabar con esa destartalada infamia, que pretendió algún día reducirnos a una silenciosa y conformista raza. Somos parte de un pueblo que no doblegará su espíritu y dejará huellas indelebles en la historia que estamos escribiendo. Hay más bayonetas por venir.
Domingo 23 de Agosto de 2009/09:25.
El helicóptero llevaba malas nuevas. Las imágenes de esa gran marcha van a hacer pensar a mucha gente. Cilia Flores, se colgaba de un micrófono ante un millar de personas, en los alrededores de la Asamblea Nacional, para arrastrar con su garganta un repetidísimo: “No volverán”. Ese gastado discurso, que dejó de producir efecto hace mucho tiempo, llenaba la lente de las cámaras oficiales para no dejar ver la falta de pueblo en sus rojísimas concentraciones. Se agotó el chavismo y su capacidad de movilizar. Estoy imaginado la rabia de Chávez. Tendrá que salir el mismo a buscar votos para la Asamblea Nacional.
Desde Centro Lido hasta la Libertador, una sola masa de gente movió sus pies para hacerle saber a este gobierno y al mundo de que tamaño somos. El mensaje llega lejos y regresa a esta sociedad su espíritu combativo y la confirmación de que somos muchos más de los que nosotros mismos queremos reconocer. Otra vez la ley de educación consolida al pueblo.
Escucho con estupor las palabras de aquel Coronel, a través de un impecable sonido digno de un concierto y no puedo menos que sentir en su improvisado discurso, la necesidad de aglutinar con su verbo las mentes de soldados que están sintiendo las bases de este régimen crujir bajo la presión de las mentiras. Esas palabras eran para ellos. “Esto es parte de un plan” repetía sin cesar. Globovisión cumplió su papel, para hacernos ver lo que de otra forma nos hubiesen ocultado. El dique socialistoide se llena de grietas nada fáciles de taponar dejando salir cada vez más agua por esas fisuras que toman tamaño a gran velocidad. Las palabras y las canciones de Alí Primera, no serán suficientes; detrás de esas aguas, vienen más aguas.
Esa marcha debe enclavarse en el calendario como una fecha memorable. La lectura no debe limitarse a esa primera fila de actores. La marcha provocó los gases, con la ruptura de la baranda de llegada. De eso no me queda duda y a decir verdad, unos cuantos desadaptados lanzaron piedras y botellas provocando más reacciones. El gobierno se queda en esa lectura y nosotros no podemos quedamos también en esa disputa sin sentido. La lectura adecuada tiene que ver con la cantidad de gente que se movilizó y la decisión de permanecer a pesar de la represión. Ese fue un gran sábado que marca el inicio de una oposición que se hará sentir con fuerza en los tiempos que vienen. Vienen tiempos de calle y de urnas y de más calle para defender esas urnas.
Ya los llevamos al rincón, allí donde la pelea se libra cuerpo a cuerpo, sin discursos a la distancia y golpes lejanos. Lucen mal, pero están peor. Palabras vacías, faltas de toda coherencia, apoyadas en una guerra inexistente contra los dragones de un inexistente imperio. Les quedan cortos los argumentos pero peor aún, les quedan largas las lenguas que venden amor pero reparten palos y gases. Se acaban los tiempos y los espacios rojos con la misma velocidad que hacen errores. A los pueblos de este siglo, no se les engaña usando los medios tradicionales. Chávez debería renovar su biblioteca.
Los hicimos cruzar la raya amarilla y ahora se cuentan a puños los desmanes a la constitución que hicieron a su medida y que hoy –contrario a lo que soñaron - encierra su actuación entre paredes de concreto. Las bayonetas de un incontenible pueblo hablaron este pasado sábado y produjeron una gran herida, de esas que no sanan con curitas y mercurocromo. Esta herida sangra y terminará por acabar con esa destartalada infamia, que pretendió algún día reducirnos a una silenciosa y conformista raza. Somos parte de un pueblo que no doblegará su espíritu y dejará huellas indelebles en la historia que estamos escribiendo. Hay más bayonetas por venir.