Saludo de Calderón, en presencia de Uribe, en el Palacio de Nariño durante su visita oficial a Colombia | AP
En vísperas de la inminente cesión parcial de siete bases militares colombianas a Estados Unidos, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) manifestaron ayer su intención de abrir una puerta al diálogo para una futura negociación de paz. Guillermo Sáenz, alias «Alfonso Cano» y máximo jefe de la guerrilla más antigua del continente, declaró en una entrevista a la revista «Semana» su intención de «buscar salidas políticas al conflicto, independientemente de quien ocupe la Presidencia», en alusión a Álvaro Uribe.
Sucesor en la jefatura de las FARC del fallecido Manuel Marulanda, Cano asegura: «Una salida civilizada no puede depender de una persona por poderosa que sea». Pero, a renglón seguido, matiza que, de momento, no se plantean dejar las armas.
Mediación de la Iglesia
Las declaraciones del guerrillero -realizadas por correo electrónico- se publican al día siguiente de que el cardenal Darío Castrillón se entrevistara con Uribe e hiciera públicas unas conversaciones con el propio «Alfonso Cano», donde éste le manifestó, según sus palabras, «su voluntad de diálogo». De 80 años y considerado una de las figuras más respetadas en Colombia, manifestó que «las conversaciones telefónicas» con «Cano» y «otro que en este momento se me escapa su nombre», observa, se produjeron el pasado 29 de abril. Además, añade, «jefes del grupo de oposición armada -como los califica- han estado en mi casa y han manifestado su voluntad de diálogo». Esta situación le llevó a vislumbrar «una luz de esperanza» en un conflicto armado que va camino de cumplir medio siglo.
Álvaro Uribe solo ha autorizado la mediación de la Iglesia católica y de la Cruz Roja. Y recientemente la de la senadora Piedad Córdoba.
Uribe quedó escarmentado de la injerencia de Hugo Chávez en un conflicto donde hay más que indicios de que el presidente de Venezuela es parte interesada. Colombia denunció recientemente la incautación a las FARC de armamento de fabricación sueca comprado por Caracas, pero Chávez encontró en «Alfonso Cano» una defensa rauda. El líder de las FARC, tras negar que recibieran de él las armas y desmentir, como era de esperar, la financiación a la campaña presidencial de Rafael Correa, expresa «nuestra admiración por los objetivos bolivarianos» y «gratitud perenne».
"El jefe del ejército cree que este fin de semana Colombia cerrará el acuerdo con EE.UU. sobre las bases"
Colombia y Venezuela atraviesan uno de los peores momentos de sus relaciones. La última chispa con la que Chávez intentó armar un polvorín en la región la provocó el anuncio de Uribe de ceder parcialmente siete bases militares a Estados Unidos para combatir la guerrilla y el narcotráfico . El presidente de Venezuela calificó el acuerdo de preludio de «una guerra en Suramérica» e intentó, sin éxito, que los países de Unasur (Unión Suramericana de Naciones) firmasen esta semana una condena contra Colombia. Su propuesta solo fue respaldada por el boliviano Evo Morales y Rafael Correa. Una de las promesas de campaña del presidente de Ecuador fue cerrar, como así ha sido, la base estadounidense de Manta que, virtualmente, será trasladada y ampliada Colombia.
Sobre los detalles del acuerdo militar entre Colombia y EE.UU., se hablará en una cumbre extraordinaria de presidentes de Unasur, el próximo día 28 en Bariloche. Pero, para ese día seguramente el aumento de los soldados norteamericanos en Colombia ya será un hecho consumado. Al menos eso se desprende de las declaraciones de ayer del jefe del Ejército, el general Freddy Padilla de León: «Si Dios quiere -anunció- este fin de semana va a estar todo cerrado».