La Cumbre sudamericana sorteó este viernes la crisis desatada por los acuerdos militares entre Washington y Bogotá con un compromiso que exige garantías de que las tropas extranjeras no serán una amenaza, sin nombrar a Estados Unidos ni a Colombia.
"Se fijó doctrina. En este acuerdo no se menciona a Colombia ni a las tropas de EEUU (en las bases colombianas), sino que se aplica para cualquier país de la Unasur", dijo la jefa de Estado argentina, Cristina Kirchner, como balance de los acalorados debates presidenciales en esta localidad turística invernal.
Los presidentes de los países de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) lograron un trabajoso acuerdo tras debatir casi siete horas sobre el acuerdo suscripto entre EEUU y Colombia que había generado malestar en la región.
Kirchner dijo que los mandatarios pudieron "articular ambas cosas y no es fácil conciliar los deseos de soberanía de un país con la seguridad regional", como en el caso de Colombia que defendió su decisión soberana de enfrentar las amenazas internas y la inquietud en Sudamérica por la presencia militar extranjera.
El artículo tres del documento, que motivó ardorosas discusiones, concluyó en "reafirmar que la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede (...) amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación sudamericana y, en consecuencia, la paz y seguridad en la región".
"Algunos esperaban que esta reunión volara por los aires. Pero hay ideas diferentes y hay conclusiones en las que nos comprometernos a una hoja de ruta", que incluye una reunión en setiembre del Consejo de Defensa de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), señaló la mandataria argentina.
"Hemos arribado a un buen final. El Consejo de Defensa de la Unasur encarará el seguimiento del tema", indicó Kirchner al recordar que se tratará de que pueda haber inspecciones técnicas a las unidades militares en la región.
Las posturas más duras contra el uso de bases militares de Colombia por Estados Unidos las plantearon Venezuela, Ecuador y Bolivia, pero incluso Chile, Perú y Paraguay, los más moderados, señalaron su inquietud si una presencia militar foránea pudiera actuar fuera de fronteras.
El texto final de esta cita cumbre reveló un delicado equilibrio, que refleja concesiones hechas por todas las partes sobre el tema en debate.
"Respetamos la soberanía de cada país. Pero queremos resguardarnos, sería importante que en el tratado existan garantías jurídicas o un foro internacional para eso", dijo el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, al exponer su posición sobre la presencia militar estadounidense en la región.
Los mandatarios dispusieron analizar un texto militar elaborado en Estados Unidos, que menciona el uso de la base aérea colombiana de Palanquero (centro), como centro neurálgico para operaciones en América del Sur.
Palanquero es una de las siete bases colombianas que cubre el acuerdo entre Washington y Bogotá.
Además, varios mandatarios sudamericanos reclamaron al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que revele el alcance del pacto militar suscripto con Colombia.
En una jornada fría y lluviosa en medio de los bellos paisajes de montaña, Rafael Correa, presidente de Ecuador y pro témpore de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), solicitó que se citara a Obama para una próxima cumbre.
"Pienso que es una buena oportunidad de poner las cartas sobre la mesa y decir de qué se trata este acuerdo con Estados Unidos, de qué bases o apoyo estamos hablando", dijo el presidente de Perú, Alan García.
El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, estuvo en el ojo del huracán y dijo que el acuerdo "se hace sin renunciar a la soberanía sobre ni un milímetro del territorio" de su país.
El contexto global de las discusiones es el aumento en el gasto de defensa regional que superó los 50.000 millones de dólares anuales.