El séquito y la seguridad de la embajada de Venezuela, en la puerta del Hotel Villa Magna / SAN BERNARDO
A Hugo Chávez el petróleo le da para mucho. Sobre todo, para comprar material militar a Rusia por valor de más de 1.500 millones de euros, pero también —en comparación es una menudencia— para pagar 5.300 euros por una «suite royal» en el renovado y lujoso hotel Villamagna de Madrid.
El presidente venezolano se alojó en ella cuando llegó la pasada madrugada a la capital de España procedente de Moscú y camino de Caracas, tras una girade casi dos semanas por países a los que considera entre sus grandes aliados: Libia, Argelia, Siria, Irán, Turkmenistán, Bielorrusia y Rusia.
Su escala en Madrid se prolongará hasta media tarde de hoy. Poco antes del mediodía será recibido en la Moncloa, por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y, posteriormente, en el Palacio de la Zarzuela, por Su Majestad el Rey, a quien ha insistido en saludar, y con quien da ya por superado el famoso incidente del «¿Por qué no te callas?».
No habrá comparecencia conjunta de prensa con Zapatero, que debe viajar a París, pero sin duda, Chávez encontrará la oportunidad para dejar su mensaje en España.
Para no perderse el momento, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos —que ya estuvo con Chávez a finales del pasado mes de julio en Venezuela—, ha decidido regresar a Madrid, suspendiendo la última jornada de su estancia en Oriente Próximo. Tenía previsto reunirse con su colega israelí, Avigdor Lieberman, pero le ha llamado para excusarse y se ha citado con él para dentro de diez o doce días en Nueva York.