Los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), se reúnen este martes en Quito en un ambiente de recelo y tensión generado por el acuerdo militar de Colombia y Estados Unidos y las compras de armamento de Venezuela a Rusia.
La cita ministerial extraordinaria de los doce países busca disipar ese ambiente de intranquilidad mediante el delineamiento de medidas de "confianza" mutua y "seguridad" para la región, según anunció previamente el canciller ecuatoriano Fander Falconí.
Sin embargo, el ambiente se encuentra enrarecido, no sólo por el firme rechazo de Venezuela y Bolivia a la operación de tropas estadounidenses desde siete bases militares colombianas, sino también por los temores que ha despertado ese acuerdo en los gobiernos de Ecuador y Brasil, especialmente.
Esa preocupación fue la que llevó a los presidentes de la Unasur a reunirse de urgencia el pasado 28 de agosto en Bariloche (Argentina), donde consensuaron un compromiso sobre la presencia militar externa en la región, y convocaron la reunión ministerial para diseñar medidas de confianza mutua y seguridad al respecto.
El encuentro ministerial está precedido por una escalada del enfrentamiento verbal entre Colombia y Venezuela, y los anuncios de compra de armamento no sólo de Venezuela, sino también de Bolivia y Brasil.
El presidente boliviano Evo Morales se dispone a comprar material militar por 100 millones de dólares a Rusia, mientras que recientemente el mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva abrió negociaciones con Francia para la compra de 36 aviones caza Rafale.
Brasil ya había encargado en París cinco submarinos de ataque Scorpene y 50 helicópteros de transporte EC-725, por un importe de 9.600 millones de dólares.
Es por ello que Colombia espera que se coloque sobre la mesa el tema del armamentismo que se está dando en la región.
"Aspiramos a que se dé un debate amplio en Unasur de qué está haciendo la región en términos de compra de armas, qué está haciendo la región en lucha contra el terrorismo, qué está haciendo la región en términos de no generar un ambiente y clima hostil entre un país y otro", dijo el canciller colombiano Jaime Bermúdez el lunes en Bogotá.
Además Colombia quiere avanzar en los mecanismos de confianza mutua, en los acuerdos de cooperación y en el tema de compra de armas a terceros países, añadió Bermúdez.
El gobierno colombiano llega a Quito con una posición clara respecto a que los acuerdos en esta reunión no pueden desbordar o sustituir los instrumentos que al respecto tiene la Organización de Estados Americanos (OEA), según indicó a la AFP una alta fuente gubernamental que requirió el anonimato.
En medio de esas posiciones, el presidente brasileño Lula insiste en reclamar a Colombia "garantías" de que las operaciones antidrogas y contra el terrorismo que realicen tropas estadounidenses desde las bases colombianas no trascenderán las fronteras colombianas.
Entretanto, el fin de semana se volvieron a exasperar los cruces de declaraciones entre Caracas y Bogotá por el tema del narcotráfico, con la acusación del ministro venezolano de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, de que el servicio de inteligencia colombiano (DAS), se habría convertido en un cártel de la droga.
El ministro colombiano de Defensa, Gabriel Silva, respondió atribuyendo la declaración de El Aissami a una estrategia para "esconder la realidad del incremento desaforado del narcotráfico en Venezuela".