Domingo 25 de octubre de 2009
El tema es conocido, bastante discutido y objeto de encendidas polémicas, pero al final, no hay conclusiones con la fortaleza necesaria para liquidarlo. Para bastante gente es difícil entender como el gobierno venezolano, en consecuencia Venezuela, puede estar sometido al control del régimen cubano. No hay precedentes en el continente. Un país pleno de recursos naturales y humanos, con excelente ubicación geopolítica, con un estado inmensamente rico, le paga al gobierno de otro país, insular, mucho más pequeño en todo y en ruina, consecuencia directa de la aplicación del comunismo como sistema, para que lo invada y dirija las políticas en los temas básicos. Así es la relación actual entre Venezuela y Cuba.
El pago se hace con subsidios y préstamos de distinta naturaleza a cambio de una aberrante prestación de servicios que ha permitido la activa presencia de unos ochenta mil castristas. Existen convenios firmados que otorgan a estos cubanos influencia determinante en materia de salud, de educación, en actividades agropecuarias e industriales, en el deporte y la recreación. Además controlan la seguridad del estado y los organismos responsables de la seguridad de las personas y de los bienes. La inteligencia militar (DIM), los servicios de inteligencia y prevención (DISIP), la intervención y relanzamiento de las policías en zonas fundamentales como la capital y las fronteras. Manejan la Sala de Situaciones de la Presidencia de la República y la seguridad del titular. También lo relativo a identificación y extranjería, notarías, registro civil y mercantil. Todo esto y algo más está en manos castristas. Controlan, en definitiva, toda la data de los venezolanos y sus bienes.
Cuba debería solicitar ingreso en la OPEP. Se ha convertido en país exportador de petróleo, sin producir ni un barril como excedente, gracias a los envíos diarios desde Venezuela, muy superiores a las necesidades internas. Es, además, agente de comercialización internacional para buena parte de las gigantescas importaciones de Venezuela en sociedad con verdaderas mafias de prevalidos del régimen chavista.
Indigna la babosa sumisión del actual régimen al gobierno cubano. El fracaso estrepitoso de unos y otros traslada aceleradamente el esquema de ruina y miseria que está a la vista de propios y extraños. Nada funciona y todo se corrompe. La indignación del país crece. El rechazo a los traidores a la patria se convierte en vergüenza nacional. Obliga a sostener y defender, cumplir y hacer cumplir la violada Constitución Nacional con todos los instrumentos a nuestro alcance. Se trata de un problema de dignidad, de decencia republicana que nos obliga a denunciar ante el mundo como el castro-chavismo le ha dado carta de nacionalidad a las estructuras del crimen organizado. Subversión, terrorismo, tráfico de drogas y de armas para, entre otras cosas, desestabilizar el continente. Alertas. Esto no puede, ni debe, durar mucho más.
Fuente: EL REPUBLICANO