Los integristas chechenos reivindican el doble ataque del lunes en  Moscú       
Dos atentados suicidas en el Cáucaso elevan el temor al terrorismo  en Rusia 
PILAR BONET - Moscú - 01/04/2010             
   El terrorismo desafió de nuevo a Rusia ayer con un atentado doble  cometido también por suicidas, que se hicieron pasar por policías y  actuaron en Kisliar, una localidad de Daguestán, en el Cáucaso. El  resultado fueron 12 muertos que se suman a los 39 fallecidos en Moscú a  resultas de las dos explosiones del lunes en el metro. La  responsabilidad por los atentados en la capital rusa fue asumida ayer  por el líder terrorista Doku Umárov, que se autodenomina emir del  Emirato del Cáucaso.
En la página de los extremistas (kavkazcentr.com), Umárov afirmó que  los atentados en el metro habían sido organizados por "orden personal"  suya y son la respuesta y la "venganza" por la "matanza" el pasado  febrero de unos pobres campesinos de Chechenia e Ingushetia que habían  salido a buscar ajos salvajes al monte.
En un vídeo, grabado el 29  de marzo, Umárov advierte a los rusos que a partir de ahora no van a  "mirar la guerra en el Cáucaso tranquilamente en sus televisores". "La  guerra irá a vuestras calles y la sentiréis en vuestras propias vidas y  en vuestra propia piel", amenazó. Antes, el secretario de prensa del Emirato  del Cáucaso, Shamsutdin Batukáiev, desde Estambul había negado la  participación en el atentado a la agencia Reuters.
Más de 50  muertos y más de un centenar de heridos es por ahora el balance de una  sangrienta semana que pone a prueba la capacidad del tándem dirigente  ruso, el presidente Dmitri Medvédev y el jefe de Gobierno Vladímir  Putin, para articular una estrategia eficaz contra un problema que la  línea dura del segundo no pudo erradicar. Medvédev manifestó ayer que  los atentados de Moscú y los de Kisliar son "eslabones de una misma  cadena" y Putin dijo no excluir que se tratara de "la misma banda".
A  las 8.42 de la mañana de ayer, en el centro de Kisliar, el conductor de  un vehículo Niva (un utilitario ruso muy corriente) activó un explosivo  al ser parado por tres agentes de la policía que le pidieron  identificarse. El Niva llevaba la palabra policía escrita en un lateral,  según fuentes del Servicio Federal de Seguridad (SFS) de Daguestán, lo  que hace suponer que tal vez se proponía penetrar un atentado en un  cuartel del Ministerio del Interior ubicado en las inmediaciones.
En  la zona del atentado están también la delegación de los servicios de  seguridad y una escuela que sufrió desperfectos en el tejado y cuyos  cristales saltaron hechos añicos a consecuencia de la onda explosiva  causada por el equivalente a 200 kilos de trinitrotolueno. Los  escolares, por fortuna, estaban de vacaciones. De resultas de la  explosión murieron dos agentes, el suicida y una mujer que pasaba por  allí.
Veinte minutos más tarde, cuando los representantes de la  autoridad habían llegado al vehículo siniestrado y en el lugar se había  formado un corrillo de curiosos, un joven, vestido con uniforme  policial, hizo detonar otra carga que mató a ocho personas, él incluido.  Gracias a que su cabeza quedó entera en el amasijo de órganos humanos y  sangre, el suicida ha sido identificado como Daud Dzhabraílov,  habitante local de 22 años. De los 12 muertos, nueve son policías, entre  ellos el jefe de la delegación del Ministerio del Interior, coronel  Vitali Vedérnikov. Más de 20 personas tuvieron que ser hospitalizadas  con heridas de diversa gravedad. Kisliar fue víctima del terrorismo  checheno en 1996 cuando un comando al mando de Salmán Radúyev mantuvo  allí a más de 300 rehenes.
El presidente de Daguestán,  Magomedsalam Magomédov, consideró que las explosiones en Kisliar y Moscú  están relacionadas y manifestó que sus autores quieren desestabilizar y  causar una guerra fratricida. Putin, ordenó al ministro de Interior,  Rashid Nurgalíev, que proponga medidas de reforzamiento policial para el  Cáucaso del Norte.
La reivindicación de Umárov pone nombre y  rostro al terror. Su "venganza" se basa en un episodio que fue  denunciado en su día por Memorial, la organización no gubernamental  dedicada a la defensa de los derechos humanos, que pidió a las  autoridades la investigación de los "asesinatos" de cuatro campesinos  por lo menos que el 11 de febrero tuvieron la mala suerte de encontrarse  en el escenario de una expeditiva operación antiterrorista cuyo  resultado fue una veintena de muertos.
La operación se llevó a  cabo en una zona boscosa fronteriza entre Chechenia e Ingushetia y los  campesinos, de entre 17 y 41 años, formaban parte de un grupo que había  salido a recoger ajos silvestres con todos los salvoconductos necesarios  para no tener problemas con las autoridades. Sin embargo, fueron  salvajemente asesinados en un episodio que hasta ahora no ha sido  debidamente explicado, aunque la muerte de inocentes fue reconocida por  el presidente de Ingushetia, Iunus-Bek Yevkúrov.
Umárov advirtió  que los ataques van a continuar contra los rusos que envían al Cáucaso a  sus "bandas". Recordó el terrorista que ya había avisado de su venganza  y que los rusos no podrán seguir sin reaccionar "a los excesos y  crímenes de sus bandas que al mando de Putin se envían al Cáucaso".
Fuente: El País.com/Internacional





