Hace unos días, con un periodista español, me llegué a la ciudad de Cárdenas, en la provincia Matanzas, a 132 kilómetros de La Habana, para intentar conseguir una entrevista con el joven más famoso de Cuba: Elián González Brotons. Imposible. La familia de Elián vive en una burbuja. Residen en un barrio conocido como El Fuerte, llamado así porque en la entrada hay un pequeño torreón de un antiguo fortín colonial español, transformado en una cafetería por divisas. Juan Miguel González, el padre de Elián, vive con el muchacho, que ya cumplió los 16 años, su madrastra y sus dos hijos, en una casa color marrón, a tiro de piedra de la carretera que va camino al pueblo de Coliseo. Llegamos a su casa y nos recibió uno de los escoltas que tiene Elián González para su cuidado.
Dijo llamarse Miguel y es un mulato de complexión fuerte y que no supera los 1.75 de estatura. Al principio, el hombre nos trató con recelo. Luego se relajó y dio algunos detalles. "Elián estudia en una escuela para cadetes, le dan pases los fines de semana, suele ir con su padre al delfinario, al chico le gustan mucho los delfines, pero para hablar con Elián hay que traer una autorización del partido comunista", nos informó el escolta.
Por gente de Cárdenas supimos que la familia González tiene una escolta permanente de dos personas, que residen en una casa anexa a la de Elián y los suyos. Miguel, el escolta que nos atendió, nos dijo que el joven necesita guardaespaldas "porque muchos curiosos se le acercan a pedirle cosas y hacerle preguntas inapropiadas".
Vecinos del lugar donde vive el célebre niño, atestiguan que Elián es un chico tímido e introvertido. Las escuelas primaria y secundaria donde estudió, están pintadas y bien atendidas, lo que no sucede con la mayoría de los centros docentes en la isla, por lo general descuidados.
Mientras hablábamos con Miguel, un auto blanco ruso, Lada 2107, con cristales ahumados, hizo su entrada. El conductor subió aceleradamente la ventanilla para no ser visto por el par de desconocidos. Miguel y el otro escolta, a la carrera, abrieron el portón de la casa y por uno de los teléfonos escuché decir: "Llegó el hombre". Presuntamente era Juan Miguel, el padre de Elián.
Sin poder hacer la entrevista tuvimos que partir de Cárdenas. Por estos días se cumplen 10 años de la decisión de una Corte de Estados Unidos, que decidió que la patria potestad de Elián González le correspondía a su padre. Fue lo justo.
Ya se sabe cómo en La Habana y la Florida se manipuló abiertamente el caso del niño balsero, que un 25 de noviembre de 1999, día de acción de gracias, apareció aferrado a una goma de neumático. Elián tenía sólo 6 años.
En la travesía perdió la vida su madre, Elizabeth Brotons, y otras nueve personas. El guirigay formado por la familia miamense de Elián todavía perdura. Según cardenenses con los cuales conversamos, la relación de la familia de Juan Miguel con sus parientes en Miami sigue afectada. No se tratan.
De los sucesos terribles que vivió Eliancito, como recuerdo quedó un museo pintado de un amarillo intenso llamado 'Batallas de ideas', ubicado en un antiguo cuartel de bomberos, en el centro de Cárdenas. Y esporádicas noticias en los medios oficiales, cuando se cumple el onomástico del famoso joven o una efemérides revolucionaria redonda.
Por lo demás, la vida actual de Elián es puro mutismo. Cómo piensa, la música y las películas que le gustan o si tiene novia es algo que se desconoce. Lo que se sabe es que el chamaco estudia una carrera militar. Y en una sociedad cerrada como Cuba, es la única noticia que puedo brindarles. Y valga.
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