Con profunda
consternación constato que el último y el más sagrado de los símbolos de la
Patria ha sido profanado. Luego de 133 años de haber sido llevados al Panteón
Nacional, los restos del Libertador fueron exhumados, entre gallos y
medianoche, bajo el pretexto de hacer una investigación científica,
consumándose con este el climax último de los abusos del poder en la
manipulación de la memoria histórica de nuestra nación.
Lamento profundamente
como Venezolano como la figura del hombre más grande no solo de Venezuela, sino
de América, haya sido tan degradada y prostituida por fines políticos. Hoy el
Libertador ha sido secuestrado para convertirse en propaganda panfletaria e imagen
del partido político del gobierno, cuando las leyes siempre han prohibido su
uso para cualquier parcialidad política, sea del tipo que fuere. Hoy la espada
del Libertador se ha convertido en el objeto de adulación predilecta para
premiar lealtades políticas, y se la conferido hasta a comprobados dictadores y
asesinos acusados internacionalmente de genocidas, sin el más mínimo
remordimiento (Incluso se ha llegado al exabrupto de regalarle dos veces al a
un mismo dictador). Incluso se ha llegado a formar, que El Libertador fue fiel
militante de una ideología política que ni siquiera existía cuando pasó por
esta tierra.
Hoy amanecemos y nos
enteramos que de madrugada, el Sarcófago del Libertador fue abierto. Hecho
único en la historia Patria, que desde la repatriación de los restos del padre
de la Patria a finales del siglo XIX por el Presidente Guzmán Blanco, nunca
había sucedido, ni siquiera en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
¿Cuáles son las razones
para hacerlo? ¿Quién lo ha autorizado? ¿Por qué no se nos consultó o informó
previamente a los Venezolanos? ¿Es acaso potestad del Gobierno de turno abrir
las tumbas de los héroes de la Patria, cuando y por las razones que ellos, una
parcialidad transitoria en el ejercicio del poder, consideren?.
¿O es que acaso un
ciudadano por el hecho de ser presidente de turno tiene el derecho a usar a
voluntad cualquiera de los tesoros históricos de la nación, desde usar para
actos la espada del libertador políticos-partidistas hasta abrir a voluntad las
tumba del padre de la Patria? ¿Quién y en cual Ley, en cual artículo de la
Constitución, le da facultades para que un ciudadano envestido de presidente
pueda saciar sus más exacerbados deseos y fantasías sin ningún tipo de límites?
. ¿Qué vendrá ahora?
La profanación de los
restos del libertador no se hace en aras del conocimiento científico ni
histórico, sino con el objeto de “confirmar” que el Libertador no murió por la
enfermedad que lo atormentó durante toda su vida, sino que fue asesinado,
envenenado por la “oligarquía”, buscando con ello una nueva justificación
histórica para el proyecto político chavista y hacer ver que el Presidente
Chávez es el llamado por la providencia a terminar la labor inconclusa de
Bolívar, la que el Libertador no pudo pero él si podrá. Que nadie tenga duda
que los resultados de tal supuesta investigación ya están “comprobados”.
“¡Bolívar fue asesinado!” dirán al mundo, “y ahora nosotros, los hijos de
Bolívar, ¡tenemos que vengarlo y cumplir su sueño!”, y para poder hacerlo, claro,
“necesitamos más poder”.
Hoy en día ya no se
celebra, por caprichos del Presidente, el desfile de la más importante batalla
de nuestra historia, rompiendo una tradición de más de medio siglo., sino que
ha sido cambiado por un acto partidista en una parada militar en la capital del
a República. Hoy en día se permiten que, ejércitos de naciones extranjeras que
en nada lucharon ni contribuyeron en nuestra lucha por la independencia,
incluso ejércitos de dictaduras que en nombre de revoluciones oprimen a sus
pueblos, desfilen en los más sagrados suelos patrios y que pisoteen con ello el
honor y la memoria que quienes dieron su sangre por el sueño de crear una
República libre y soberana.
Hoy en día nuestra
bandera ha sido usada con el respeto que se la da a un coleto sucio. El
tricolor se ha vuelto omnipresente en nuestras ciudades, sin que ello implique
fervor patrio sino más bien lo contrario, pues no puede rendir honor a la
Patria cuando hasta pipotes de basura rebosantes de inmundicia son “adornados”
con el tricolor nacional. Demás esta decir, como esta junto al escudo, fue
convertida en un instrumento de división, que dependiendo del número de
estrellas y de a orientación de caballo, quien las uso ha pasado a ser para
muchos sinónimo de Venezolanos y Apátridas.
Todo esta inmunda
manipulación de los símbolos de la patria, del cual hasta ahora solo se ha
salvado (por ahora) el Himno Nacional, tiene una clara intensión, cuya justa
explicación es una tesis histórica-psicológica se extiende más allá de estas
líneas, pero que esencialmente está destinada a borrar la memoria histórica de
una nación, hacer un “reset colectivo”, para poder implantar nuevos valores,
nuevos mitologías, crear “un hombre nuevo”, que facilite la implantación de un
régimen político adverso a la profunda raíz democrática de nosotros los
Venezolanos.
Cualquiera puede
estudiar los procesos históricos que se han dado en otras latitudes y otros
tiempos, y constatarán como, para la instauración de regímenes autoritarios,
siempre los autócratas y dictadores han requerido profanar los símbolos y las
instituciones más sagradas de los pueblos para volverlos vulnerables al nuevo
evangelio político. Acabar con el respeto hacia las iglesias y religiones
establecidas, cuestionar la historia oficial, deslegitimar a las instituciones
civiles, manipular los símbolos patrios. Hoy en día, hasta la figura de
Jesucristo se ha vuelto emblema de la guerrilla, junto con Virgen María y el
niño Jesús, en una completa aberración. Para las revoluciones políticas y los
revolucionarios no existen límites. Para ellos todo tiene justificación en
nombre de sus siempre “sagradas” revoluciones, siempre las más importantes de
la humanidad, siempre en el camino hacia las utopía del cielo en la tierra,
siempre tan trascendentales que de ellas depende el futuro de la especia
humana.
No existen palabras
para expresar mi indignación con la profanación de la tumba del Libertador. Es
una desgracia que muchos de los que se atribuyen el calificativo de
bolivarianos actúan en contra de los principios más elementales de la doctrina
del Libertador. Quienes se dicen nacionalistas, colocan en manos de extranjeros
las más importantes y sensibles responsabilidades de la nación. Quienes dicen
luchar por la soberanía nos han vuelto más dependiente que nunca de otros
países y del petróleo. Quienes dicen buscar la paz, se preparan y fomentan
siempre el conflicto. Que oscura es la época que vive la Patria. Pero como
decía Carl Sagan, mas vale encender una vela, que maldecir la oscuridad. Llegará
el día en que aprendamos de todos los errores de nuestra historia, y surgirá
una generación de Venezolanos que realmente esté comprometida con llevar a
Venezuela a su tantas veces negado, destino de grandeza.
Ana María Pinto Márquez // FACEBOOK