PORTACHUELO
Por: René Núñez (*)
SIN PROPIEDAD NO HAY LIBERTAD…
Ya es tiempo para que universidades públicas y privadas,
sindicatos públicos y privados, partidos liberales y conservadores, gremios
profesionales y técnicos, intelectuales y estudiantes, todos, abran un debate
con sus conciencias para analizar si el capitalismo privado en la vilipendiada
cuarta república fue más justo o injusto que el socialismo-comunismo del
gobierno de la quinta república.
Este es el
tema de la discusión que se
debe propiciar a todo nivel para cotejar resultados y no palabras, si hemos
evolucionado o hemos involucionado como sociedad-Estado en estos últimos doce
años, y cual es el futuro que nos espera de seguir bajo un régimen político-ideológico
empeñado en adoctrinarnos para no pensar en la paz, en la prosperidad, en la justicia
social, en la libertad...
Pareciera
que el caudillo de la revolución
asimiló la mala experiencia de Castro,
de Mugabe, de Lukashenko, entre otros gobiernos autoritarios, para mantenerse
en el poder sobre la ignorancia y la miseria de los pueblos.
Los
problemas de la nación no importan,
menos sus soluciones con tal de promover y defender el régimen al costo y al riesgo
de lo que sea; pues como se nos dice a cada rato con absoluta impunidad de que
se está en presencia de una revolución armada que no tiene vuelta atrás, es
decir no hay regreso a la democracia.
Un
pensador de la estatura intelectual liberal como Hegel no estaba soñando cuando afirmó sin reserva alguna
que sin propiedad no hay libertad. Un
reconocimiento al ser humano de su derecho a construir con su esfuerzo y su sacrificio
patrimonio individual o colectivo como una defensa frente al poder.
Expropiar
empresas y bienes sin justificación alguna como lo hace actualmente el gobierno nacional, no deja
de ser un acto irresponsable e inhumano contra la libertad de sus propietarios.
Los hacedores de empleos directos e
indirectos. A quienes se les conculca su vida privada por el mero hecho de no
compartir esta revolución de palabras, de promesas, de sueños utópicos.
Detrás del
discurso revolucionario se esconde un letal objetivo ideológico perverso como el del adoctrinamiento. La negación
del hombre libre. Del hombre inteligente. Un proceso de formación de hombres
mudos y mutilados de pensamientos. De allí el por qué las universidades del
país se han convertido en una traba de este proceso, se les quiere impedir el
cumplimiento de la sagrada misión de enseñar a pensar, a debatir, a
reflexionar. A crear y desarrollar talentos en la diversidad del pensamiento y
de las técnicas y de las tecnologías.
El
capitalismo es un medio económico imprescindible para crear riqueza. Hasta el propio Marx lo consideraba el
sistema más efectivo para hacerla realidad. Su utilidad depende de la clase de
propiedad, no hay duda, la privada
es la de mayor éxito productivo y social.
La
democracia permite la coexistencia armónica de ambos tipos. La alianza del capital del estado con el del privado
ha facilitado progreso y desarrollo de los pueblos. Cuando desde el Estado se
ha pretendido monopolizar la propiedad bajo la tutela del Estado, se ha
producido más miseria, más desigualdades sociales y más empobrecimiento
intelectual. Más atraso en general. La
explicación es muy sencilla, la corrupción se convierte en un obstáculo de
progreso, los controles se relajan, no son objetivos ni racionales, la
verdadera prioridad del régimen es lo ideológico: la perpetuidad en el poder.
De allí la pervertida frase “No importa
que no haya que comer ni vestirse con tal de defender la revolución”.
Rechazamos la continuación de las
expropiaciones. La amenaza a la
oposición con violencia en caso de perder la revolución las elecciones del
2012. Desgraciadamente el miedo sigue presente en los ciudadanos, la baja reacción del pueblo se debe a la baja
calidad de sus dirigentes.
(*) Internacionalista.
Edición 1130, hasta el próximo miércoles. Le invito a oír de lunes a
viernes, de 1 a
2 de la tarde: Diplomacia de Micrófono por
La Mejor FM. 91.5 Guayana.
FUENTE DEL TEXTO: Correo del Caroní
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