Otto Gebauer.
Cárcel Militar de Ramo Verde.
“JUSTICIA, LIBERTAD y DEMOCRACIA”
LA HUELGA DE HAMBRE… ¿Una forma de lucha válida para alcanzar objetivos políticos?
Si
fuera un cemita nacido en Alemania y me ganara la vida allí, reclamaría
a Alemania como mi hogar tanto como el más alto gentil alemán, y le
retaría a dispararme o a arrojarme a una mazmorra; rechazaría ser
expulsado o someterme a un tratamiento discriminatorio. Y para hacer
esto no esperaría a que los otros hermanos me acompañaran en mi
resistencia pasiva, sino que tendría confianza en que el resto habrían
de seguir mi ejemplo.
Mahatma Gandhi.
Son
muy duras y fueron unas palabras objetadas en su momento, cuando las
pronunció Gandhi, ante la tragedia del holocausto. Cuantos ejemplos de
luchas y de formas de hacerlas, que a la final terminan cuestionadas y
puesta en el paredón del desprecio por quienes no entienden, en muchos
de los casos, la complejidad de la naturaleza humana y las formas que
ésta, puede adoptar en un determinado momento para expresar su profundo
rechazo a las intenciones más despreciables y ruines que algunos
regímenes establecen para imponer sus aberrantes barbaridades.
Hablar
de una huelga de hambre como forma de lucha para alcanzar objetivos
políticos, a mi entender, no es de fácil disertación o explicación, por
una razón fundamental, el resultado de esa modalidad de lucha al no
obtenerse lo exigido ¡Es la muerte! Por lo que justificarla o no, muchas
veces estará dentro de la óptica de quienes la miran y por lo tanto,
será refutada por unos, aprobada por otros.
Ante
la gravedad que implica fracasar, podríamos preguntarnos ¿Vale la pena
morir estáticos en una cama, acera o paraje determinado sin accionar en
forma activa contra él, o, los opresores? ¿Existe alguna excusa
–material, jurídica, moral, religiosa, etc- que justifique tomar tan
fatal determinación? ¿Por qué no plegarse ante el sistema y permanecer
callado? O, quizás ¿Únete al montón y espera a que estos reaccionen? Son
algunas interrogantes que nos plantearíamos ante complicados
escenarios, para así evitar acciones radicales de esta naturaleza.
Por
ejemplo: Robert López Chávez, Livio Álvarez Ríos, Francisco Aguirre,
Carmelo Cuadra Hernández, Olegario Charlot Spileta, Enrique García
Cuevas, Reinaldo Cordero Izquierdo, José Barrios Pedré, Santiago Roche
Valle, Nicolás González y Orlando Zapata. Son todos nombres de
ciudadanos cubanos, que protestaron contra los abusos de la dictadura
comunista de los hermanos Castro Ruz, por medio de la huelga de hambre y
el resultado fue el mismo ¡Todos perdieron sus vidas!
Los
casos antes mencionados fueron los que no obtuvieron un resultado
alentador y las consecuencias fueron las que nunca son deseadas. Sin
embargo, ejemplos de huelgas de este tipo abundan en el mundo. No todas famosas,
tampoco triunfantes, pero si hay muchas que alcanzaron metas honrosas y
hasta muy brillantes que son de frecuente citar, para ejemplificar como
la voluntad, la decisión, la fortaleza y el coraje al momento de
abordar una lucha de este tipo, pueden lograr resultados exitosos.
Sin dudas, que un caso que siempre es tomado
en cuenta es el de Mahatma Gandhi, aunque su lucha obedeció a una
“Resistencia Pasiva” que comprendió en diferentes momentos la
realización de huelgas de hambre. Por la magnitud de los objetivos
trazados, sin el apoyo de la mayoría de un pueblo que era oprimido, no
hubiere podido lograr las metas planeadas. También podemos citar a la
célebre ex primer ministra israelí, Golda Meier, quien en su momento
recurrió a una de huelga de hambre, para expresar su descontento contra
los atropellos de los cuales era objeto su pueblo.
Partiendo
de la premisa que este tipo de protesta se dan única y exclusivamente
contra ciertas políticas que adopta un gobierno determinado y cuyos
resultados generan una afectación a uno o más ciudadanos, que se lanzan a
la conquista de sus reivindicaciones por esta vía, es preciso, antes de
dar inicio a esta lucha, efectuar un pequeño análisis de la situación. Para ello se deben formular dos interrogantes que serán muy útiles para saber qué esperar de la acción a ejecutar.
Primero, ¿Es el sistema contra quien se enfrenta, lo suficiente humanitario y respetuoso
de los derechos humanos, que ante un reclamo de esa naturaleza,
sacrificará sus intereses a cambio de garantizar la vida de quien o
quienes protestan? Segundo, ¿Por los objetivos trazados; los gremios,
las organizaciones políticas, las asociaciones, los sindicatos y en
general la sociedad civil, se volcaran en apoyo del, o los
manifestantes, si el gobierno al que se protesta opta por desatender el
pliego de exigencias?
Cuando
leí el nombre de todos los cubanos que fallecieron por adoptar esta
forma de lucha, la razón nos indica que en regímenes autoritarios y
despóticos las posibilidades de triunfo son muy remotas, más aún, si la
sociedad que padece ese tipo de yugo, está aletargada y sumergida en el
más indiferente de los sueños. Pero ejemplos como el de Gandhi, o el
mismo Guillermo (El Coco) Fariñas, te invitan a pensar que no todo está
perdido, que el continuo accionar generan una reacción y los pueblos
tienden a despertar para sacudirse el yugo traidor de quienes agreden
los derechos del colectivo.
Por
lo antes planteado, considero que una “Huelga de Hambre” es una lucha
válida para obtener objetivos políticos. Cuando el, o los agraviados,
están decididos a exigir respeto y el cumplimiento de sus
reivindicaciones, no hay autoritarismo ni tiranía que los detenga.
Con respecto a Venezuela y esa modalidad de protesta, el sistema de gobierno que padecemos, es el resultado de muchas
perversiones. Sin embargo, tenemos dos ejemplos muy concretos y
tangibles al respecto. Uno, la muerte del productor agropecuario
Franklin Brito, producto de la inflexión de un régimen dictatorial y una
sociedad apática, a quien tampoco podemos acusar de haber permanecido
en estos doce años de total abyección, en la modalidad del silencio
cómplice. La otra y más alarmante; está dada por la determinación de un grupo de jóvenes, quienes tomaron
ese camino de lucha, en el cual llevan –para el momento en que redacto
la presente- 21 días sin ingerir alimentos. El régimen, lejos de buscar
un punto de equilibrio que evite un fatal desenlace, solo les reta y
juega con las vidas de estos jóvenes para pulsar hasta donde son capaces
de llegar.
Nuestra
juventud, es quien está marcando el camino por donde debemos transitar;
son ellos quienes siguen dando muestras de desprendimiento. Son los
protagonistas y actores principales en la búsqueda de nuestras
libertades y que se respeten nuestras garantías constitucionales. Son
quienes le están enseñando, a estas generaciones sumisas y macilentas,
que no parecieran entender la gravedad del problema y las formas de
reclamar y protestar.
La
decisión adoptada por estos valientes muchachos, quienes al igual que
otros grupos que los precedieron con acciones similares, evidencian su
coraje y disposición de combate contra un régimen liberticida. Vaya
desde esta celda de lucha y de resistencia, mis respetos y
el firme compromiso en buscar otras alternativas de protestas que no
comprometan a quienes representan el futuro de este país.
Otto Gebauer
“PRESO POLITICO”
Del dictador Hugo Chávez.
REMISIÓN: Maria Angélica