LA AGONIA DEL AMOR
Vinicio Guerrero Méndez
Toda la multitud que se había congregado para el espectáculo, al ver lo sucedido, se volvía dándose golpes de pecho (Lucas 23:48)
Jesús se retorcía de dolor en el madero. La saña brutal de los azotes había penetrado su piel. Sus manos taladradas por grandes y rústicos clavos imposibilitaban el movimiento para su alivio. Sangre manaba copiosamente de sus muñecas, mientras en su cabeza colapsaba incrustada sin la menor compasión una corona de espinas. Ríos de sangre abrazadas a sus lágrimas se deslizaban a manera de dulce caricia ofreciendo ternura ante la agonía que dibujaba su malogrado rostro.
Colgaba así del madero rechazado, quebrantado y agonizando, era mayor su dolor reconociendo que judas le había traicionado, los judíos abandonado y sus demás discípulos y familiares habían desaparecido. En aquel momento y ya a punto de morir asfixiándose entre dos crucificados exclamo con el ultimo hilo de aliento que lo mantenía en vida: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Jesús en tan dolorosa circunstancia perdona a sus enemigos. ¡Increíble! Pudiendo suplicar justicia al Padre celestial; implora el perdón a sus enemigos. Jesús perdonó y con el sanaron sus heridas. Así es la gracia del perdón un sentimiento de alivio tanto para el que perdona como el perdonado. ¡Ojala se diera siempre!
Sin hombres y mujeres nuevas no hay sociedades nuevas. A muchos nos cuesta reconocer el poder de Jesús pero se lo atribuimos a Satanás. El perdón es la diferencia entre el reino de Dios y el reino de este mundo. El reino de Dios basa su poder en el amor, en la solidaridad, en la misericordia.
Bien relató mi buen José: "Somos como bestias cuando asesinamos. Somos como hombres cuando juzgamos. Somos como Dios cuando perdonamos"
¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente,
Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ