CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR
CENTRO DE ESTUDIOS DE POLÍTICA PROYECTIVA
LA CLAUDICACIÓN MILITAR
Dr. José Machillanda Pinto
23 de Febrero, 2011
Cátedra Simón Bolívar y Centro de Estudios de Política Proyectiva www.ceppro.org
1. Introducción
El ambiente político venezolano 2011 muestra un nuevo estadio en la estructura y funcionamiento del cuerpo armado en o sobre el cual pareciese que el teniente coronel presidente ha terminado por imponer por la vía del ejercicio del poder tridimiensional (Luckes, 2007) un control ampliado hasta avizorarse en el cuerpo militar una conducta de claudicación (Machillanda). Esa claudicación es la resultante de un proceso que teniendo su origen en facciones conspirativas, avanza logrando la desestructuración (Machillanda, 2010) la penetración ideológica, modificación del cuerpo de leyes militares, cambios en la organización y misión del militar, y sobre todo la posible “identificación y compromiso por parte de una cúpula militar insolvente” (Machillanda) para servir como instrumento burocrático en funciones de gobierno a un proyecto político-ideológico que a los ojos e imaginario del militar (Machillanda), se corresponde con una proyección histórica de la concepción de la doctrina bolivariana de Simón Bolívar (Villalba, 1976).
La claudicación militar es entonces, una expresión final de la ejecutoria de un proceso político-militar ideológico, de interés del teniente coronel presidente, asentado en el Momento Político-Militar Revolucionario (Machillanda, 2010) que al operar sobre una organización frágil, con un liderazgo confundido y descentrado sin resuelta capacidad institucional, ha terminado por ceder en sus principios rectores y doctrina militar en detrimento del profesionalismo, para cumplir un nuevo rol que a distancia y diferencia de la defensa, compromete a la organización en armas en función de gobierno y le crea responsabilidades en el acontecer de la política doméstica, política internacional y en el proyecto político responsabilidad del PSUV y de un gobierno filocomunista que encabeza el teniente coronel presidente.
La claudicación del militar como un extremo del proceso ideológico, muestra la decisión y aceptación del proyecto político comunista por parte de la cúpula militar insolvente, sumisa, dispuesta y presta a ejercer el gobierno como cualquier burócrata pero más delicado aún, una conducta permisiva para el empleo de la estructura armada, los bienes y posesiones de la institución que van a terminar siendo usadas en el apoyo y solución de demandas insatisfechas a la sociedad por este gobierno después de 12 años y logrando que se confunda el espacio de lo militar con militares en el gobierno, lo cual hace responsable a la institución por la gestión de un proyecto comunista muy distanciado de las soluciones sociales con el uso como dictan las ciencias del gobierno, de las política públicas.
La claudicación que se observa en el año 2011 en el militar, compromete en consecuencia a la organización y sus ejecutorias como un gobierno militarista comunista, el cual echando manos a la estructura organizacional facilita la militarización de la política y de la sociedad, empleando para ello a oficiales generales y almirantes, oficiales superiores, subalternos, S.O.P.C., o tropas, en múltiples tareas diferenciadas ordenadas por un caprichoso poder ejecutivo que asume que puede usar al cuerpo armado. Así el Ejército y la Guardia Nacional, y en menor proporción la armada y la aviación están casi omnipresentes en la función del militar como gobierno en el ambiente político real de la ecuación política del 2011.
La claudicación del militar lo muestra sometido al poder político y con ello el sometimiento del cuerpo armado de la sociedad, listo y presto para realizar lo que y cuanto ordene el poder político, entendido de que ello constituye parte de la doctrina bolivariana (Villalba, 1976) en la cual se privilegia el mito de Bolívar. Así la claudicación militar cede en sus principios rectores, doctrina y tradiciones militares ante la imposición interesada de acciones de un gobierno que benefician su gestión y estatus político. Por último, esa claudicación militar transige en que el poder político y numerosos funcionarios irrespeten las instalaciones, las tradiciones y procedimientos militares convencidos en este estadio de claudicación que la penetración ideológica impuesta por el Presidente en un trabajo de filigrana política termina por hacer que el cuerpo armado se entienda como un factor de cambio social para Venezuela.
La claudicación del militar representada por la cúpula militar insolvente muestra una organización cautiva, subyugada, controlada y aparentemente a merced y disposición del gobierno del teniente coronel Chávez, gobierno que después del 26 de septiembre de 2010 ha sido informado e impuesto según los resultados oficiales de la elección para la Asamblea Nacional, que la mayoría de los venezolanos rechaza el comunismo que como Socialismo del Siglo XXI o Socialismo Bolivariano, se intenta o pretende imponer a la sociedad. Imposición en la cual se ha abusado de cualquier forma en el empleo del elemento armado como “fuerza poder”, despreciando la decisión y voluntad soberana que de acuerdo a la tendencia crece en un franco rechazo al proyecto comunista hegemónico de Chávez.
Los representantes de la claudicación del militar están obligados históricamente a “sacar cuenta del grave riesgo y consecuencia que representa su condición de gobierno militar” en atención a su decisión de ceder en sus principios doctrinarios para someterse y hacer gobierno militar, cómplice de las violaciones de la Constitución por parte del poder político que altamente rechazado, comienza a perder apoyo popular mientras crece una matriz de opinión pública contraria al Socialismo del Siglo XXI, caracterizado por grandes dislates administrativos y gerenciales además de ser un gobierno autor de cambios y modificaciones compulsivas de los cuales es cómplice el militar como gobierno. En consecuencia ese complicidad militar está sujeta a juicios por delitos que no proscriben en cuanto la aplicación de la ley. De esta manera la claudicación del militar tiene efectos a lo interno de la institución, en su función de gobierno y en cuanto al impacto de la capacidad militar del Estado venezolano.
2. Claudicación militar y gobierno
La claudicación militar ofrece al gobierno del presidente Chávez, a la administración del poder central, una capacidad y potencial humano reflejado en el empleo de la organización militar de manera vertical y por la vía del mandato para la realización de nudos en la solución de demandas que son responsabilidades apremiantes del gobierno de Chávez. Así, la claudicación militar pone al servicio del proyecto chavista un “operador efectista” para conocer, aproximar y ejecutar proyectos que en un principio resultan atractivos para el militar, por la novedad de la tarea y la amplia disposición financiera la mayoría de las veces, sin contraloría.
La claudicación militar favorece la ejecutoria de la subpolítica y la suprapolítica del Presidente, quien está convencido de ser el dueño de la hacienda pública y además propietario de cuanto en su febril accionar entienda pueda serle útil a su proselitismo político y a su populismo como gobierno. El Presidente desde el mes de septiembre del año pasado comprendió que no tenía nada que acelerar en su supuesta revolución y echó mano de la subpolítica y a la suprapolítica que en la mayoría de sus ejecutorias son instrumentadas por el ejército y la vinculación ejército-pueblo donde el primero representa la “fuerza poder”, con la cual el Presidente se imagina que dominará la voluntad y convicción del venezolano acorralado en la encrespada y confusa situación político económica y político social que marca la destrucción del país.
La claudicación del militar sirve de asiento a la ejecutoria de la suprapolitica de Chávez ya que su voluntad política se hace efectiva con los abusos y violaciones de la Constitución con un supuesto apoyo pleno del elemento armado venezolano. Así, el cuerpo armado sirve para vigilar terrenos confiscados, para dar seguridad a edificios invadidos, para custodiar invasores de fincas, para resguardar posesiones y bienes de banqueros y políticos ausentes del país, los militares son ejecutores perfectos de los mandatos del “tirano venezolano” que después del 17 de diciembre de 2010 ejerce una tiranía con abuso e imposición en grado máximo, de un poder generalizado y amplio con el empleo de la fuerza poder: el elemento militar claudicante.
El gobierno militar ejercido por el militar como gobierno debido a su claudicación, le permite ser poder real y derivarlo del poder del Presidente como una extensión. Esa extensión de poder en manos del militar le permite dirigir a su manera de acuerdo a su concepción de gobierno decisiones, imposiciones y acciones en nombre del Presidente. Por ello hay militares que claudicaron y ahora son supergobernadores, superministros, superdirectores, supergerentes, que han terminado por ser y constituir el séquito cercano, permanente y confiable, de un Presidente que operando desde las debilidades de la democracia y construyendo diversas tramas políticas, ha alcanzado el ejercicio de la tiranía creyéndose además que puede burlar e irrespetar la decisión de la voluntad popular del 2-D del 2007 y del 26-S del 2010. El presidente muy bien acompañado por la cúpula militar insolvente claudicante acciona como un tirano, político carente de ética laica, con pretensión de revolver y voltear la historia y por su lado se ha acurrucado de manera dolosa y vergonzosa el militar claudicante para ser gobierno.
Gobierno militar, gobierno por efecto de su claudicación ante el político en donde aparece como una institución subyugada al poder político, cautivo de una ideología contraria a la esencia democrática del venezolano y actor del ejercicio de la antipolítica asumiendo de manera pretensiosa la necesidad imperiosa del militar ante la fragilidad del sistema político, la politiquería y la subversión con lo cual se requiere de manera insustituible la autoridad del militar. Militar que supone sí es eficiente, sí es eficaz, pero que además, es disciplinado y preparado y está dotado para gerenciar y construir la sociedad venezolana dentro de un proceso aberrante de claudicación. La claudicación le ha enseñado que además pueden ser arquitectos del nuevo hombre y de la nueva sociedad sin evidenciar que son instrumentos, porque así lo han aceptado y creído del Socialismo del Siglo XXI y comparten todo su anacronismo como sujetos de esa política, de una inexistente revolución, de un proyecto indefinido e indefinible.
El gobierno militar potencia con sus ejecutorias una sociedad de exclusión y riesgosa, es decir, una sociedad en la cual ya se expresa y comienza a manifestarse un tratamiento desigual por cuanto se gobierna para una minoría, que aplaude al Presidente, que disfruta de un gobierno militar, pero que a su vez ha generado un rechazo y antipatía por su ejecutoria, creándose al final una matriz de opinión pública elevadamente negativa, en la cual se confunden los graves y numerosos desaciertos de los que gobiernan solo para una porción de la sociedad, no terminan de comprender que violentar la ley, el sentido de justicia y equidad que ha venido creando a lo interno de la mayoría que rechaza el proyecto del teniente coronel Chávez, una específica resistencia civil (Randle, 1998) y la posibilidad de un conflicto social contencioso (Cadarso, 2001).
3. Claudicación militar y entorno interno militar
La claudicación militar entendida como el dominio y control del poder político sobre la organización militar –produce abultados efectos en el entorno interno militar como espacio estratégico administrativo del hacer militar- que ya no recibe estímulos políticos, sino que está invadido por la acción político-ideológica del presidente Chávez. La invasión de la acción política en el entorno interno militar ha venido actuando para producir una mayor confusión e incertidumbre institucional en la cual la intranquilidad por la desestructuración de la pirámide ocupacional, la intensidad en las luchas interfuerzas, la incertidumbre por el empleo y ejercicio de la subpolitica y la suprapolítica del poder político, además, del ejercicio pleno de la antipolítica y el elemento militar como gobierno, generan una tensión extrema a lo interno del sector militar de la sociedad venezolana que se maximiza cuando surge en el cuerpo social la discusión sobre la conveniencia o no de unas fuerzas armadas para Venezuela o la necesidad de su reconceptualización (Machillanda).
La claudicación de la cúpula militar trae un daño institucional irreversible y profundo que toca la entidad militar como organización militar, como institución política al servicio del sistema político venezolano y como grupo de presión de la sociedad. Este daño estigmatiza a los componentes de tierra, aire, mar y guardia nacional y facilita que surjan patrones de opinión y una matriz de opinión pública y comunicacional que sacude en la moral y la identidad del sujeto militar.
La claudicación de la cúpula militar arrasó con la mística del militar y ha permitido que se vulnere su identidad en sí misma, por parte de la ciudadanía que lo percibe como un grupo irresponsable cautivo del presidente Chávez, subyugado al proyecto político militarista del Socialismo del Siglo XXI, donde el otrora compromiso democrático de subordinación al poder político se ha transformado en sumisión al teniente coronel Chávez, golpista, obligándole a la cúpula militar adherirse a su concepción ideológica, que es, a su vez un reflejo del soft power cubano y la instalación del credo marxista, del cual Chávez en el ejercicio de su tiranía es el principal representante.
La claudicación ha causado una mayor confusión, una incertidumbre máxima por cuanto la cúpula militar insolvente de manera cómplice aprobó y permitió que un antiguo S.O.P.C. sea hoy coronel o capitán de navío, con todo los delicados riesgos que cubre el ejercicio del mando militar y el relajamiento de los principios de la disciplina, obediencia y subordinación. Facilita la claudicación, la existencia y funcionamiento del comisario político, el delator y el caporal, especializaciones que ejecutan de igual manera sargentos, generales, o teniente coroneles, con el fin de ganarse el favor del poder político y las prebendas y canonías de quien requiere de tan inescrupuloso reconocimiento, para reconocer lealtades en la organización.
La claudicación ha degenerado el elemento armado en el sistema político venezolano, pero más aún, los daños que producen en el entorno interno militar abortan la necesidad de su reconceptualización. Desde hace cuarenta años y después del triunfo político militar del estamento castrense sobre la guerrilla castrocomunista, y con mayor precisión después de 1989, frente al “The Unipolar Moment” que muestra un elemento armado igual a C4ISR, se debió reconceptualizar el componente militar venezolano. La claudicación militar aviva esta necesidad y se entiende como una tarea pendiente al pensar que en un posible transito a la democracia liberal será irrefutable la necesidad de realizar este proceso. La claudicación militar y su impacto frente al entorno interno hace al cuerpo armado una organización inviable, anárquica y politizada que no puede seguir sosteniendo el cuerpo de relaciones que hoy maneja con el socialismo bolivariano por cuanto no puede cumplir con el fin teleológico del Estado, si no por el contrario, pareciese una organización administrativa adherida y subordinada a un poder político que la instrumenta como agente de gobierno.
Finalmente, la claudicación militar se convierte en una excelente oportunidad para reconocer y remendar los desaciertos en la creación del Momento Político-Militar Revolucionario y prepara y obliga una necesaria discusión político-militar que en contrario a lo planteado anacrónicamente por el poder político en cuanto al constructo político militar, se revierta en una concepción que acuda a la postmodernidad estratégica y consolide el cuerpo militar de la sociedad que sea capaz de reparar la comprometida capacidad militar que hoy vive la República.
4. Claudicación militar y capacidad militar del estado venezolano
Claudicar militarmente para convertirse en gobierno es para el elemento militar reforzar la antipolítica y caer en la trampa de los países rezagados (Collier, 2009) en especial en aquellos en los cuales el país vive en permanente conflicto, con un gran nivel de subdesarrollo, no obstante, los inmensos recursos conocidos o los recursos naturales no renovables. Consecuencialmente la claudicación asiste a un gobierno que se aleja de las ciencias del gobierno y normalmente se separa de un “Plan de acción” que como documento guía de las políticas públicas permita y ayude al rescate fundamentalmente del conocimiento y con ello, al empleo de las ciencias de la geoeconomía, la geopolítica y la geoestrategia, para el enrutamiento del Estado. En ese camino el estamento militar debe ser un cuerpo con una alta secularización, vale decir que el ejercicio del gobierno no le atañe, no le corresponde, ni está preparado, sino le corresponderá a las instituciones, a los organismos y a las individualidades que prevean el Plan de Acción, que a su vez promuevan un cambio en cuanto al uso del componente militar que necesariamente tiene que fijar una visión cercana a operaciones combinadas frente a las nuevas amenazas (López & Fabián Sain, 2003).
La claudicación del militar en Venezuela es una expresión de atraso, involución y retroceso del sector militar venezolano que ha sido conquistado por un poder político convencido de que su proyecto político anacrónico “Requiere de que el militar” actúe como agente de cambio social (Heller, 1979), en contrario a la tarea que le es propia como es proporcionarle capacidad militar al Estado nación. El Estado nación venezolano carece de la capacidad militar en alto grado, como función que le tiene que ser inherente y característica, en cualquier Estado para que accione geopolíticamente (Agnew, 2003) y pueda enfrentar las nuevas amenazas (López & Fabián Sain, 2003).
La claudicación del elemento militar y la responsabilidad de los jefes conductores de la hoy amorfa organización, han potenciado el descuido de la defensa del Estado, han olvidado el uso y conocimiento de la estrategia, han descuidado su nivel educacional y poco les importa su condición de apresto operacional, están ausentes del dominio de la geopolítica, geoeconomia y geoestrategia, están confundidos en relación a la sociología del conocimiento (Freund, 1995) y por lo tanto no se preocupan por el fenómeno de la guerra (Bouthoul, Gaston), comprometiendo así la capacidad militar del Estado venezolano.
La claudicación del militar ha hecho que el PRINCIPIO ADMINISTRATIVO PREDOMINE SOBRE EL PRINCIPIO OPERATIVO y convirtió una organización política y militarmente exitosa (Valsalice, 1979) después de 1973 al derrotar el castrocomunismo, en una organización incapaz de operar (impostura geopolítica frente a Colombia), con excesivo gasto militar (Machillanda, 2010), una milicia poco operativa y la penetración militar cubana, que nada tiene que ver con la seguridad regional y mucho menos con la seguridad en Suramérica. La capacidad militar del Estado venezolano siempre midió el pié de guerra, su entrenamiento-adiestramiento, su apresto operacional, el empleo de la estrategia, su capacidad logística, el apoyo de la sociedad, las relaciones político-militares, y el apoyo del cuerpo social frente al hecho de la guerra. En el análisis de todos estos importantes indicadores el componente militar afecta a la capacidad militar del Estado en el 2011 por cuanto refleja una organización desprofesionalizada, anárquica y desestructurada, con lo cual no es posible proporcionar capacidad militar al Estado Nación.
La claudicación militar muestra en función de esos indicadores una muy débil, casi inexistente capacidad militar en el Estado y de ello son responsables los jefes militares que hoy están volcados a ser adulantes del teniente coronel presidente y poco les importa los dictámenes de la secretaria de seguridad y defensa responsable por desarrollar el concepto estratégico del Estado venezolano y la definición de la estrategia de defensa para Venezuela en el siglo XXI (Cita asesoría cujicito).
La claudicación militar ha desmejorado y disminuido el pie de guerra en Venezuela, tanto en sus líderes y comandantes como en sus tropas, verificándose que la T.O.E. no se cumplen ni en los referentes a los efectivos como tampoco al armamento y a los suministros clase cuatro y clase cinco. El disminuido pié de guerra impide el proceso de adiestramiento y entrenamiento en las unidades básicas y fundamentales y tácticas, en consecuencia, no se reconocen GRANDES UNIDADES DE COMBATE, ciertamente se nombran, pero solo existen en el papel. No existen grandes unidades de combate como unidades prestas y dispuestas para hacer la defensa. Obviamente el apresto operacional no se planifica, no hay ejercicios, no se realizan maniobras, en consecuencia, no se puede medir la eficiencia, eficacia y capacidad del elemento armado en operaciones militares.
La claudicación militar niega la estrategia y por lo tanto se desconoce la “Moral de las Fuerzas” que es el factor decisivo del componente armado para cualquier acción, no existe un jefe militar en Venezuela que conozca la fuerza de voluntad de sus hombres en armas y ello comprueba y muestra el escaso nivel de capacidad militar. Ese mínimo de capacidad militar hace enclenque al militar para la defensa, coloca en desventaja en la región al Estado venezolano frente a las nuevas amenazas y crea una duda en relación a la responsabilidad de Venezuela para cumplir el fin teleológico del Estado, de acuerdo a los compromisos y tratados internacionales.
Finalmente…La claudicación del militar para el 2011 es responsable por la falta de capacidad del Estado venezolano, queda clara la enorme responsabilidad de la cúpula militar insolvente que carente de ética militar -como ética de compromiso- ha dado la espalda a la Constitución, a la LOFANB, a las doctrinas y tradiciones militares venezolanas, para adherirse a un proyecto de una clase política inmoral, atrasada, desconocedora de la historia, sin sentido de futuro e incapaz de comprender que la polemología termina por ser la ciencia que ordena la conducta de los hombres en armas.
Bibliografía
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Villalba, L. V. (1976). Doctrina Bolivariana. Caracas: Sociedad Bolivariana de Venezuela.
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