LA GUARDIA NACIONAL Y EL DESORDEN PÚBLICO
Dentro de las maldades ocurridas en este “proceso” político, que no tiene pié ni cabeza, está el desmantelamiento de instituciones que otrora fueron baluarte y prestigio nacional; dentro de ellas, sin dudas, se encuentra la Guardia Nacional, que a pesar de los avatares innecesarios e inconvenientes, aún conserva su nervadura institucional.
En nuestro sentir venezolano, como parte involucrada desde el pasado en su estructuración y moldeado, sentimos la obligación de irrumpir sin complejos ni temores, para defenderla y orientar a sus mandos ante el peligro que la viene asechando desde hace algunos años. No dudamos de su fortaleza, y mucho menos del espíritu de cuerpo e institucionalidad de sus miembros, que los llevará a enfrentarse a la adversidad, convenciendo a sus mandos superiores de atender al mandato ético militar que les está dado por la ley, fundamentada en la generalidad y en los principios de la Constitución. Sabemos del desinterés que se apoderado del guardia nacional, quien en su capacidad intuitiva ve la necesidad de enfrentarse con lógica disciplinaria a estos mandos, para convencerlos, sin delinquir, de una norma básica que imprime legitimidad al mismo mando: “Fundamento de la disciplina.- La disciplina militar constituye un factor de cohesión en la Fuerza Armada, consustanciado con la propia Institución, que obliga a todos por igual. Su práctica es una exigencia en la organización militar como ente constitucional, que obliga en la relación jerárquica de ésta, al superior a mandar con responsabilidad y al subalterno a obedecer lo mandado, todos imbuidos dentro de los preceptos constitucionales y legales que regulan la materia…”
Sabe el Guardia Nacional, que desde 1992, su Institución se perfiló como cuerpo militar garante de la fortaleza democrática del país. Y que, desde 1998 el Tcnel. Chávez tuvo la osada idea de eliminarla, y al no lograrlo, consiguió que a ésta le fuera impuesta una camisa de fuerza, no precisamente para darle fortaleza, sino para enquistarla en una institución denominada FAN, donde pasaría a ser una organización minusválida y subordinada, donde sus mandos superiores serían siempre subordinados a otros mandos militares. En esta desventura han sido catequizados muchos jóvenes, que sabemos se incorporan en la Institución con mayor fortaleza, cada vez que perciben la maldad en las órdenes que les hacen violar el Estado de Derecho y los derechos humanos. Poco a poco van madurando en su intelecto. El miedo y el temor los atosiga a creer las medias verdades emanadas del lamentable “gobierno revolucionario”, malamente nominado “bolivariano”.
Vimos como, ante la programada “invasión” del 27 de febrero, la Guardia Nacional actuó como es su obligación, en defensa de los invadidos, tal como lo manda la ley. No obstante, es de conocer, que la Constitución establece los Órganos de Seguridad Ciudadana“Con el objeto de mantener y restablecer el orden público, proteger a los ciudadanos, hogares y familias, apoyar las decisiones de las autoridades competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos reconocidos por la Constitución..” Donde le impone al Ejecutivo Nacional “…la obligación de organizar, de conformidad con la ley, un cuerpo uniformado de policía nacional, un cuerpo de investigaciones científicas penales y administrativas, un cuerpo de bomberos y de administración de emergencias de carácter civil y una organización de protección civil y administración de desastres.”
Es decir, establece una estructura especial, diferente a la GN para el mantenimiento del orden público. Crea la Policía Nacional y le asigna las funciones que cumplía la GN, pero la transforma en un cuerpo de apoyo y respaldo del partido y los partidistas del gobierno central (PSUV o chavismo). Se deja en el olvido el para qué fue creada la GN según la Constitución vigente: “...la conducción de las operaciones exigidas para el mantenimiento del orden interno del país, considerado éste como el estado en el cual se administra la justicia, se consolidan los valores de libertad, democracia, independencia, paz, solidaridad, bien común, integridad territorial, convivencia e imperio de la Constitución y la ley. Todo ello armonizado en un escenario donde predominan y practican los principios constitucionales y preceptos bolivarianos, en un clima de absoluta participación democrática.” Esperamos, que ahora que se dieron cuenta del fracaso de la “revolución bolivariana”, los oficiales institucionalistas de la GN comiencen a despolitizar el mando institucional y se preparen para la reversión de las inconstitucionalidades de las leyes que la rigen.
Jueves 1º de marzo de 2012
Enrique Prieto Silva