YO
EL FRACASADO: HUGO CHAVEZ
Han pasado trece años desde que Chávez asumió la Presidencia de la República y veinte de su
aparición en la palestra pública; como todos recordaran Chávez aparece aquel 4
de febrero de 1992, comandando un frustrado golpe de Estado que lógicamente fue
un fracaso. Fue el único de los comandantes golpista que no logró su objetivo;
mandó por delante a unos jóvenes soldados y tenientes a jugársela y durante esa
intentona hubo más de 100 muertos que no tienen culpables. El se apertrechó (para no decir se escondió) en el Museo
Histórico Militar en la
Planicie y sin disparar un tiro se rindió; ahí comenzó su
primer fracaso, estuvo en la cárcel dónde reclamó con el apoyo de la prensa y
dueños de medios sus derechos, el debido proceso, no reconoció la autoridad de
los tribunales y jueces. Mientras no fue candidato presidencial llamaba a la
población a no votar y así sale a la
palestra pública con un mensaje de cambiar la estructura del estado por inoperante,
prometió acabar con la corrupción, con los niños de la calle, seguridad
ciudadana y patrimonial, modernizar el Estado, abrir fuentes de trabajo,
abaratar la carestía de la vida, viviendas y progreso; pero sobre todo
moralizar la administración pública, hacer buen uso de los recursos provenientes
del Estado y fortalecer a PDVSA, acabar con las “colitas de PDVSA” mantener excelentes relaciones con otros países,
abrir canales de radio y televisión, pero
nunca cerrarlos, construir autopistas, carreteras y vías agrícolas,
represas, eliminar ministerios porque según él eran muchos, pero sobre todo juró
respetar la constitución y las demás leyes de la República, respetar la
separación de poderes y fortalecer las Fuerzas Armadas, bajo esas promesas el
pueblo “compró” su discurso y fue
elegido Presidente Constitucional.
Han pasado trece años y la
evaluación pasa de mala a malísima elevado a la enésima potencia, todo ha sido
un fracaso; se convirtió en un rey midas al revés, todo lo que toca lo
destruye. Empezó su gestión por cosas inverosímiles, primero, que hay que
cambiar la constitución por obsoleta y así se nombró una constituyente para
tener la mejor constitución del mundo, según él, que de paso ya no le sirve,
según él; que había que cambiar el nombre al país y se le cambio por el de
República Bolivariana de Venezuela; que el avión “Camastrón” estaba viejo y quería un avión nuevo, se compró el
avión nuevo, de última generación. Que hay que colocarle una estrella más a la
bandera y se le colocó, que el caballo del escudo debe mirar hacia delante y
así se le “volteo el cuello al caballo” ,
que necesita un fondo de dinero para realizar obras sin controles de
contraloría, empezó pidiendo un “millardito”
y resulta que ahora tiene un presupuesto paralelo, luego nos vino con el cuento
que necesitaba una ley habilitante para legislar sin trabas burocrática y le
dieron varias y las leyes producidas todas son represivas, inconsultas e
inoperantes. Le dio por expropiar propiedades privadas tales como empresas,
fábricas, fincas productivas, edificios que se convirtieron en “elefantes blancos”. De repente no se
sabe de dónde sacó que El Libertador fue
asesinado y le comunicó a la nación que tenía intenciones de exhumar el cadáver
para someterlo a experticias forenses y lo hizo, olvidando que el Libertador
había dicho antes de morir “Todo el que
profane mi tumba tendrá años de sufrimiento y sus seguidores morirán en lotes”.
Y para colmo se empeñó en convertirnos a todos los habitantes de la
república en comunistas, vendiendo un socialismo del siglo XXI, que ni el mismo
sabe que es; aún cuando sabe que el comunismo fracasó en todo el mundo, todavía
se empeña en mantener y copiar el modelo cubano, manteniendo al principio el
eslogan de la “Isla de la felicidad”,
que de paso ningún boliburgués le gusta ir para allá.
En el país nada funciona
bien, la administración pública es un caos; los servicios públicos son malos o
deficientes, la inseguridad ha rebasado la capacidad del estado, por su empeño
en armar a los “malandros” y
seguidores de su comunismo, las autopistas y carreteras no sirven, cuando se
viaja por ellas, uno se puede dar el lujo de escoger en que “hueco” quiere caer. La carestía de vida
sigue en aumento, no ha construido las viviendas necesarias y prometidas en
trece años y ahora anda apurado porque estamos en año electoral y todavía hay
damnificados de Vargas a quienes no les han cumplido. Los hospitales no sirven,
no tienen médicos, medicinas, la atención es deficiente porque no han sido
dotados o equipados debidamente. No ha abierto fuentes de trabajo, solo dádivas
para el pueblo, pero trabajo decente con beneficios no hay. Pareciera que de lo
que se trata, es de crear el caos aplicando la teoría de la “tierra arrasada”, no se ha invertido en
educación, electricidad; todo es un manejo político, mentira tras mentira, fracaso tras fracaso.
Lo que si nació en esta
revolución fue una nueva clase social, porque la clase media esta por desaparecer, nacieron
muchos “Boliburgueses” que no entienden que “ser rico es malo”, la Fuerza
Armada fue desviada de su misión constitucional y así ha sido
politizada y empleada en trabajo contrario a su formación y preparación, por
ello hemos visto que han sido empleado en mercados, vendiendo legumbres,
pollos, verduras, o atropellando estudiantes echándoles “gas del bueno”.
Ya no tiene nada que
prometer, se le agotó el repertorio de promesas y mentiras; peor aún, no tiene
gestión que mostrar ante el país; a menos que sea el odio y la división que ha
sembrado en la población, la interferencia
recurrente ante los demás poderes, sus relaciones con las FARC, que
según él deben ser reconocidas como
fuerzas beligerantes, el abuso y arbitrariedad con que maneja los asuntos de
Estado, haber cerrado a Radio Caracas Televisión, alejarse con su conducta de
ese pueblo que lo eligió, que creyó en él. O su vocabulario soez, vulgar y
amenazante con que trata a quien no piense políticamente como él, en trece años
no entendió que hay un juego democrático que hay que respetar, sigue en su
empeño de hacernos comunista sin entender que los venezolanos no queremos ser
comunistas. O sea ha sido un fracasado en todos los aspectos, no supo conducir
el país, le quedó muy grande; pudo haberse perpetrado en el poder y perdió su
gran oportunidad por rodearse de puros ineptos e incapaces comunistas
trasnochados; que solo pensaron en llegar al gobierno para enriquecerse y no
para servir a la comunidad o al país en general.
Ahora se encuentra
convaleciente de una enfermedad grave, de la cual conocemos lo que él ha dicho;
los venezolanos creímos que esta situación lo obligaría a meditar, reflexionar
en su conducta, pasar la película de su vida, a reencontrase con Dios, buscar la unión; pero sobre todo a buscar la
paz del país; pero no ha sido así. Su verbo se ha encendido más, se ha vuelto
más violento, vulgar, soberbio, soez, intransigente, ha llegado al extremo de
creerse Dios. Se le olvida que nadie vota por un deshabilitado o un enfermo.
Ya tenemos un candidato
presidencial elegido en elecciones primarias, muy democráticas; este candidato
anda por el país recorriendo casa por casa, llevando su mensaje de paz, unión y
progreso. Tenemos un candidato joven y sano, con experiencia política exitosa,
sin pasado turbio y que representa la nueva generación de jóvenes venezolanos
que aspiran a vivir en un mejor país. Que aspiran a vivir en un país con
seguridad, que puedan salir y sentirse seguro en la calle y no estén esperando
ser robado o asesinado, que se gradúen y puedan conseguir un trabajo decente
con buenos sueldos para poder lograr fundar una familia. Queremos un país en
donde todos progresemos y nos superemos, sin exclusiones, un país que reine la
paz, donde haya divisiones de poderes,
donde se respeten las leyes y especialmente que el presidente respete a sus conciudadanos, que no se burle
de ellos.
El próximo 7 de octubre,
tendremos la oportunidad de hacer los cambios que queramos, los cambios que el
país necesita, la oportunidad de execrar al comunismo de Venezuela y decirles
que no volverán; por maulas, por divisionistas, clasistas, pero sobre todo por
fascistas. No queremos ser comunista, queremos tener futuro para nosotros,
nuestros hijos, nietos y demás generaciones por venir. Mi llamado para la juventud es a inscribirse en el Registro
Electoral y acudir a votar. Si todos acudimos masivamente a votar, no habrá
trampa que valga, ni “acta mata voto”, si
nos quedamos en casa o nos vamos a la playa; entonces si perderemos al país, a
nuestra familia y nuestros bienes. DIOS BENDIGA A VENEZUELA.
Artemio Boada Díaz
Coronel GN