domingo 9 de diciembre de 2012 12:00 AM
Chávez, usted no me engaña
Fernando Ochoa Antich.
Mi
artículo del próximo domingo se titulaba “Vacío de Poder”.
Responsablemente, sostengo la misma tesis: Hugo Chávez no está en
condiciones físicas ni mentales para continuar ejerciendo la presidencia
de la República. De esta verdad, ya nadie debe dudar. No es fácil
explicarle a los venezolanos que su viaje a La Habana se haya realizado
en absoluto secreto, era imprescindible que nadie lo viera, y por el
contrario, su regreso haya sido televisado por el canal del Estado, con
todas las técnicas necesarias para repetirlo cientos de veces como parte
de la campaña de los gobernadores del PSUV. Esa es la razón fundamental
de su regreso. Respaldar a los candidatos a gobernador del chavismo
que,
según todas las encuestas, van a ser derrotados en más de doce
gobernaciones.
Aunque,
Chávez haya regresado y, en medio de fanfarrias, viaje a la reunión de
Mercosur, considero que Venezuela enfrenta un problema de seguridad de
Estado. No es posible aceptar, que el presidente de la
República desaparezca por más de quince días en un viaje a otro país y
desde allí realice acciones de gobierno, sin que nadie pueda asegurar
que son tomadas por propia voluntad o, por el contrario, decididas por
la camarilla que nos gobierna o bajo la influencia del gobierno cubano.
No creo que nadie pueda negar esta realidad. Lo más grave es que Hugo
Chávez ganó unas elecciones, en medio de todos los abusos habidos y por
haber, engañando a los
venezolanos al afirmar que se encontraba en perfecto estado de salud.
La
pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿es posible en esas
condiciones físicas y mentales ejercer idóneamente, por seis años más,
las complejas funciones de presidente de la República? La respuesta es
no. De allí el esfuerzo iniciado por la camarilla chavista para crear
el Poder Popular, rechazado en el Referendo Aprobatorio de la Reforma
Constitucional del 2 de diciembre de 2007, en aquel curioso capítulo
titulado “La Nueva Geometría del Poder”, que concluía eliminando el voto
universal, directo y secreto de los ciudadanos para escoger a los
integrantes de los Poderes Públicos. Ahora, de manera inconstitucional,
han empezado a imponerlo a través de las leyes comunales y, de lo que
han llamado, el
proceso constituyente.
Lo
más grave, es que el presidente de la República es el comandante en
jefe de la Fuerza Armada. A él le corresponde decidir todo lo
concerniente a su organización, equipamiento y funcionamiento en tiempo
de paz. Sus deberes son más exigentes al declararse el estado de
emergencia, ya que le corresponde dirigir el desarrollo general de las
operaciones, activar el teatro de conflicto o los teatros de operaciones
necesarios designando a sus comandantes. Las amenazas a la soberanía y
seguridad de una Nación surgen de manera inesperada, requiriéndose, para
enfrentar tan exigente reto, que el presidente de la República se
encuentre en perfectas condiciones físicas y mentales. Recuerden el caso
de la corbeta Caldas. Estuvimos al borde de una guerra con Colombia.
La estrategia es clara: desmoralizar a la oposición, haciéndole sentir lo
irrevocable de la cuestionada victoria electoral de Hugo Chávez, para
incrementar la abstención en los sectores democráticos. Las estrategias
chavistas siempre se respaldan con alguna triquiñuela, como suspender
las clases, para garantizar su éxito. Un arrollador triunfo del chavismo
en las gobernaciones les permitiría superar la ilegitimidad de la
elección presidencial. De lograrse, el camino estaría abierto para
establecer inconstitucionalmente el Poder Popular y reemplazar el voto
universal, directo y secreto de los Poderes Públicos por un voto
asambleario de mano alzada,
similar al cubano, que permitiría la imposición del reemplazo de Hugo
Chávez sin necesidad de ir a elecciones populares.
Esta
es la razón fundamental por la cual las elecciones para gobernador
tienen tanta importancia. Si la oposición democrática supera el impacto
de la derrota en las elecciones presidenciales y acude a votar
masivamente, imponiéndose en un número importante de gobernaciones,
difícilmente la camarilla chavista estaría en capacidad de imponer un
candidato presidencial sin tener que realizar, como lo establece la
Constitución Nacional, elecciones populares a los treinta días de
declarada la ausencia absoluta del presidente de la República. En
verdad, ni Nicolás Maduro ni Diosdado Cabello, estarían en capacidad de
derrotar a una oposición fortalecida por el triunfo en las gobernaciones
y el
impacto que tendría unas nuevas elecciones presidenciales. Votar es la
consigna.
Caracas, 9 de diciembre de 2012.
fochoaantich@gmail.com. FUENTE: El Universal
REMISIÓN: [Informado