Febrero 3, 2013Por qué asistir a la iglesia?Por Carlos E Méndez
Los seres humanos a diferencia de los animales somos
una mezcla de materia pensante dotada de espíritu. Somos cuerpo, mente o
razón, y espíritu o alma. Estos tres aspectos de nuestra existencia
necesitan ser alimentados para que armonicen entre si; y, la iglesia tal
como la conocemos, trátese dg cualqukera, suele proporcionarnos el
ambiente ideal para trascender de lo humano a lo divino.
La misa o el culto con sus alabanzas, rezos u
oraciones, enseñanzas sagradas y los testimonios personales, crean un
ambiente propicio para ese ejercicio trascendental. A Dios se le puede
hallar en cualquier lugar y en todo momento, pero la iglesia o la
reunión de los fieles de una misma creencia religiosa, origina el
ambiente deseado para alcanzar ese sagrado propósito. Jesús escogió las
plazas publicas y las sinagogas o centros cívicos para impartir sus
enseñanzas. Dondequiera que estén reunidos dos o mas en mi nombre - dijo
Jesús -, allí estaré Yo en medio de ellos.
La iglesia o asamblea voluntaria de los fieles, es
también un excelente escenario para confraternizar y socializar con
otras personas con las mismas inquietudes o necesidades espirituales
aunque con diferentes situaciones personales. Es allí, en la iglesia,
donde se presenta la primera oportunidad para poner en práctica todo
aquello que hemos aprendido dentro o fuera de la misma. De forma
individual o colectiva podemos buscar la dirección de Dios para darle
una respuesta adecuada a esos otros interrogantes de la vida cotidiana,
ya que podemos estar frente a un problema de salud que simplemente
requiera de una medicina, pero podríamos estar frente a algo mucho mas
grave que amerite el concurso de los fieles en conjunto cuando ya se han
agotado todas las otras instancias incluyendo la ciencia.
El mundo donde se desenvolvió Jesucristo estaba
inundado de religión y de sectas religiosas (fariseos, saduceos,
esenios, zelotes, etc). No obstante, vivían en la obscuridad moral y
espiritual. La luz que era Cristo, vino a ese mundo - según las sagradas
escrituras - para alumbrarles el camino. ¿Cuál camino? El camino hacia
Dios y el de la convivencia humana. Dios no era inalcanzable como los
teólogos y filósofos de la época lo presentaban al pueblo o gente común,
ni la convivencia humana era imposible por el solo hecho de imaginar o
concebir a Dios de una forma muy particular. Bastaba con anhelar la
trascendencia hacia Dios por encima de todo lo demás, e identificarse en
buenas acciones con el prójimo como si se tratara de un pariente
cercano que necesita afecto, apoyo, o un consejo moral oportuno.
Sea Dios Veraz…!
Carlos E Méndez
- El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie -