31 de enero 2013
Sin diálogo social, no hay democracia
Siendo objetivo y realista -no me cabe duda- vivimos tiempos muy
difíciles, confusos y complicados por una polarización ideológica que en
nada favorece a los intereses del progreso, el desarrollo y la paz de
todos los venezolanos. La escalada de conflictos a todo nivel muestra
claramente el abandono y el desprecio a uno de los valores humanos
fundamentales con que cuenta una sociedad civilizada y democrática: el diálogo.
En las sociedades con alto desarrollo humano, el Estado dejó
de ser el actor superior sobre las organizaciones de la sociedad civil.
Entendió que es uno más. Responsable de negociar y alcanzar un consenso
compartido entre el resto de los diferentes actores sociales. Por
aquello de que él se debe a los ciudadanos y no los ciudadanos a él.
Cualesquiera sean las diferencias, todos -juntos- han de obrar para
lograr un pacto social cuya apuesta es -a ganar- a ganar todos- con
reglas claras y respeto recíproco.
No se trata de un problema de leyes o de constituciones sino de conciencia, de valores y principios humanos.
Inspirados en la negociación. En el acuerdo. Un proceso libre y
deliberado cuyos actores deben conocerse, estudiarse, entenderse
mediante la confianza.
El diálogo social no es un proceso autoritario, donde una de las partes impone coactivamente su razón.
Por el contrario, abierto, compartido, crítico, donde han de
comunicarse las diferencias que los alejan y las fortalezas que los
acercan. Las consultas a conocedores de los temas en discusión son
necesarias y los resultados deben compartirse.
En Guayana los conflictos están a la orden del día,
siendo el de los trabajadores de las empresas básicas el de mayor
preocupación. El gobierno y el Estado, se han negado desde hace muchos
años a abrir espacios al diálogo sindical; complicándolo al negarse
abiertamente a reunirse con los representantes genuinos de los
trabajadores; prefiriendo hacerlo con grupos paralelos creados para
entenderse directamente en defensa de sus intereses.
Por el lado de la política partidista tanto la oficialista como la opositora, igual se nota ausencia de diálogo.
No se logran acuerdos por consenso en la escogencia de sus líderes
naturales; en lo que respecta a los primeros, la base del PSUV sigue sin
ser tomado en cuenta, el mecanismo y los nombres son siempre
seleccionados desde arriba, del mismo gobierno. La oposición pudo
lograrlo el año pasado a través de la MUD cuando acordó las primarias
para elegir candidatos a la presidencia, a gobernaciones y a alcaldías;
no obstante, a nivel de planchas para diputados dejó secuelas
divisionistas al no verse algunas organizaciones minoritarias
representadas en la escogencia. En estos momentos de cara a las
elecciones municipales de nuevo afloran serias amenazas de divisiones en
la MUD, 8 partidos minoritarios acusan falta de diálogo y consenso. Hay
grupos disidentes que hasta piden revisión de candidaturas a las
alcaldías. En otras palabras desconocer las primarias.
A nivel nacional grupos radicales intentan desconocer el liderazgo alcanzado por Henrique Capriles
en las pasadas elecciones presidenciales; quien sigue teniendo el mayor
apoyo popular para una eventual candidatura presidencial en caso de que
Chávez por su enfermedad no pueda continuar en la presidencia.
Guillermo Aveledo prometió el 23 de enero consenso.
Ante esa realidad hoy más que nunca la misión del Ifedec tiene vigencia:
“Promover, fortalecer y consolidar la democracia, mediante la formación
de ciudadanos comprometidos con los valores humanistas y la elaboración
de propuestas públicas que contribuyan al bien común y la justicia
social”
Internacionalista.
@renenunezr
FUENTE: Correo del Caroní