Abril 06, 2013
El soldado conocido
Por Carlos E Méndez
Batallas como las de Carabobo, Ayacucho, Junín,
Boyacá, Bomboná, y la batalla naval de Maracaibo, que nuestros ejércitos
libraron entre 1819-1824, no se han vuelto a repetir. Cabe destacar que
nuestros libertadores surgieron de entre las filas de la oficialidad
del ejército realista. Tal fue el caso de Simón Bolívar, Francisco de
Miranda, José A Páez, Antonio J de Sucre, José F Ribas, Francisco de
Paula Santander, Antonio Nariño, José de San Martín, y pare usted de
contar la larga lista. Para la época, fueron las proclamas de libertad
contra las monarquías reinantes en Europa, las que avivaron la llama de
nuestros libertadores en America. Desde entonces, no ha habido en
Latinoamérica más guerras, sino guerrillas, revueltas, golpes y
caudillos.
Si nuestra oficialidad en Venezuela le hiciera honor
al esfuerzo y al sacrificio de nuestros libertadores, y se ocupara menos
de luchar por sus ascensos y conquistar mayores privilegios, ya
estaríamos librando una batalla campal contra el invasor cubano
diseminado por todo el territorio nacional con la anuencia de los
desvergonzados traidores que nos desgobiernan. Pero los tiempos han
cambiado y será con nuestros jóvenes estudiantes, paladines históricos
de la libertad de America, con los que tendrán que confrontarse a partir
del 14 de abril, y no contra nuestras mujeres indefensas a las que
“rodilla en tierra“ han cacheteado, halado por los cabellos, erutado en
la cara, golpeado y arrastrado por el piso.
Esta vez esperamos que nuestras Fuerzas Armadas, no
obren del mismo modo indigno que lo hizo la guardia pretoriana del
difunto, quienes durante la marcha del 11 de abril del 2002, en lugar de
proteger a la población de los francotiradores apostados en las azoteas
y de los gatillos alegres de Puente Llaguno y de El Calvario, más bien
se sirvieron de los escudos humanos conformados por los oficialistas,
para resguardar la integridad física de los inquilinos y asesinos de
Miraflores. En honor a la verdad, fueron los policías que injustamente
continúan encarcelados, los únicos que salieron en defensa de la
sociedad civil, de lo contrario los muertos se habrían contado por
centenas.
carlosemendezs@gmail.com
Carlos E Méndez
- El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie -