domingo, 1 de septiembre de 2013
Seis errores estratégicos de la Revolución Bolivariana
El 13 de agosto de 2013, el grupo que se autodenomina FRAPROM
(Frente Revolucionario Artístico Patria o Muerte) publicó el análisis
que sigue. Con el fin de informar a nuestros lectores sobre las ideas y
críticas que realizan los grupos que se adhieren a la gestión del
gobierno (local y nacional), presentamos el texto completo, tal como
apareció originalmente.
La
Revolución Bolivariana está viviendo su hora menguada. En todos los
rincones del país se oye el inmenso rechazo que este proceso ha
cosechado en los últimos meses. La crítica situación económica del país
se erige como la variable estratégica que explica semejante desmadre,
sin embargo, errores de otro orden han venido a sumarse a este deslave.
Lo más dramático de esta caída es que son los sectores populares los que
han pasado a liderizar este rechazo a la Revolución, lo que sentencia a
muerte este proceso de cambios en el 2016, cuando la oposición convoque
a un revocatorio del mandato del presidente Maduro. Con la intención de
entender lo que ha pasado, a fin de impedir la solución de continuidad
que amenaza a la Revolución, en lo que sigue intentaremos reseñar lo que
a nuestro juicio han sido los errores estratégicos cometidos por la
dirigencia bolivariana que le han dado carácter de reversibilidad a lo
conquistado en estos últimos catorce años de cambios sociales, a saber:
1.-Aceptar la idea de que era posible construir el socialismo sin tocarle un pelo a la burguesía.
Por
razones de inocencia política o de ignorancia teórica, El Comandante se
propuso construir un nuevo modo de producción echando mano de la renta
petrolera sin tocarle un pelo a las astronómicas tasas de ganancias
obtenidas por el capital en Venezuela. Es más, se creyó que la burguesía
aceptaría la pérdida del poder político en la medida que amasara
inmensas tasas de plus valor. Este fue un error estratégico por cuanto
la burguesía necesita controlar el poder político para garantizar la
reproducción del capital como su interés de mayor alcance. Jamás
burguesía alguna ha renunciado a esta conquista y si lo hace es en
momentos álgidos de la lucha de clases (bonapartismos), pero rápidamente
toma el control una vez superada la situación crítica. Este fue uno de
los errores que llevó a la muerte al Comandante Gadafi. Las
consecuencias de este error no podían ser más provechosas para el
capital y más desastrosas para la Revolución, por cuanto la burguesía
envalentonada con semejante tratamiento obtuvo una triple plusvalía: a)
Plusvalía económica: Las tasas de ganancia logradas por el capital en
los años de la revolución oscilan entre un 150 y 300 pro ciento, caso
singular en la historia del capital. b) Plusvalía política: El caudal
electoral de la derecha ha venido creciendo de forma sostenida desde que
se perdió el Referendo por la Reforma de la Constitución, acicateada
por la situación económica y por la inseguridad reinante, al punto que
ya hoy amenaza con ser mayoría. Plusvalía ideológica: El Comandante
Chávez rescató del cementerio de la historia la idea del socialismo,
enterrada por la caída del Socialismo Real. Sin embargo, hoy con el
rechazo que está cosechando la Revolución Bolivariana, la burguesía
venezolana está a punto de volver a enterrar el socialismo como proyecto
de cambio histórico a favor de las clases humildes. Si lo logra,
pasaran generaciones para volverle a plantear al pueblo venezolano un
proyecto parecido: el capitalismo aquí reclamará eternidad. Aceptémoslo:
hoy el país es más rentista, más capitalista y más explotador. Esta
hibridación política se profundizó cuando el Comandante tuvo que buscar
apoyo de las burguesía latinoamericanas y del Caribe a través de UNASUR,
MERCOSUR, ALBA y CELAC. En consecuencia, la burguesía criolla y sus
congéneres externos se erigieron como una muralla china a la hora de
profundizar la revolución socialista en estas tierras.
2.-Tratar a su masa electoral como clientela política y no como potenciales revolucionarios
La
política de utilizar la renta petrolera para saldar la inmensa deuda
social que se tenía con las clases humildes del país, fue uno de los
grandes logros de la Revolución que suscitó al mismo tiempo las furias
de la oligarquía y del imperialismo. Sin embargo esta tarea quedó a
medio camino. Se pensó que con satisfacer necesidades materiales de la
población a través de las misiones estaría garantizada de por vida la
fidelidad política de estos sectores; olvidándose que estamos en una
sociedad capitalista atravesada por el morbo del consumismo. Los
beneficiarios de las misiones al ver aumentada su capacidad de consumo
exigieron más y al no dárseles volcaron su apoyo político hacia el
candidato de la derecha que demagógicamente ofrecía lo que la Revolución
no podía dar. Cándidamente se creyó que la conciencia revolucionaria
iba dentro de los objetos materiales ofrecidos por el asistencialismo
social y se descuidó fatalmente la formación teórico-revolucionara a
nivel popular. Por eso hoy el antichavismo ha conseguido carta de
ciudadanía en los sectores sociales menos favorecidos. Este error
determinó que las masas populares vieran los proyectos políticos en
juego como parte de un continuum, donde las diferencias eran
cuantitativas y no cualitativas. En otras palabras, para las masas el
juego político en la Venezuela bolivariana seguía los linderos del viejo
Puntofijismo.
3.-Confundir estatización con socialismo
Si
bien es cierto que la Constitución Bolivariana contempla varios tipos
de propiedad sobre los medios de producción, lo que se impuso en la
práctica fue la convivencia de la propiedad privada con la propiedad
estatal. La Revolución se embarco en un proceso de renacionalización y
expropiaciones que fortalecieron sin duda al sector público de la
economía nacional. Hoy el 29% del PIB es ofertado por este sector. De
todo este proceso, sólo PDVSA acusa números positivos, las demás
empresas públicas son un total desastre por decir los menos. Las empresa
públicas continuaron la praxis corruptiva de la cuarta república y su
rentabilidad tiende a cero; sólo las mantiene vivas la enorme renta
petrolera de la que disfruta el país. De esta manera, al capitalismo
privado se le unió el capitalismo de estado, lo que a venido a
concretizar en estas latitudes un KEYNESIANISMO RENTISTA al que se le ha
denominado socialismo del siglo XXI. Los intentos por crear una
verdadera economía socialista a través de las comunas, ha sido
fuertemente bloqueado por el funcionariado chavista al frente del
estado. El presidente Chávez comprendió tardíamente esta situación
cuando en sus últimos gabinetes llamó a darle a la revolución un Golpe
de Timón. La apropiación de los medios de producción por parte de los
trabajadores sigue siendo materia pendiente de esta revolución.
4.-Desdeñar a la clase trabajadora como rectora de la revolución
La
Revolución Bolivariana ha crecido de una verdadera política hacia la
clase trabajadora venezolana con todo y las misiones sociales y la
reciente Ley del Trabajo. En muchos ámbitos de la administración estatal
se ha implementado un verdadero régimen neoliberal del salario, donde
encontramos trabajadores percibiendo honorarios muy por debajo del
salario mínimo. El caso de los profesores universitarios a quienes no se
les aumenta el sueldo desde el 2008 es emblemático de esta situación,
situación que contrasta con los ingresos del sector militar. Pero
asimismo se ha omitido la formación política y la organización de las
clases trabajadoras como principal fuerzas de choque del proceso. En las
empresas estatales reina sin rival alguna la división del trabajo y su
expresión jerárquica; aquí los trabajadores están lejos de considerarse
dueños de los medios de producción, al contrario, lo que respiran es el
más rancio capitalismo. Afincarse en los sectores medios ha conducido al
proceso hacia un brutal reformismo con un costo social astronómico para
la revolución.
5.-Omitir la producción teórica como palanca de la Revolución
Dese
los inicios de la Revolución se observa que su cotidianidad se concretó
en el Tareismo y en el Electoralismo, sus funcionarios se dedicaron
exclusivamente a las tareas burocráticas y a poner el empeño en ganar el
caudal de elecciones que se dieron durante el período. El conocimiento
de la realidad que se quería transformar y las orientaciones de como
llegar al socialismo fueron siendo postergadas, al punto de que
transcurridos catorce años, son pocos los científicos sociales que
asumen el proyecto revolucionario. Este proceso carece de intelectuales
orgánicos. Por supuesto, la consecuencia más inmediata no podía ser otra
que una tremenda confusión teórica donde se aceptan ideas como la de
Capitalismo bueno vs Capitalismo malo; empresarios apátridas vs
empresarios patriotas; empresarios socialistas, etc. En consecuencia, no
es de extrañar ver que un comunicador del proceso como Pérez Pirela
suplica agónicamente por la formación teórica de los cuadros de la
Revolución en esta hora de compromiso. Esta debilidad teórica de la
Revolución hizo de la palabra del comandante una directriz infalible
igual a la del Papa. Lo teórico se redujo a lo que el Comandante opinaba
en solitario. Y lo que resultó más grave fue que muchos de sus
ministros hacían caso omiso de lo que el comandante ordenaba; esto se
evidenció cuando Chávez regañó a sus ministros por no haber construido
ninguna Comuna, llegando al extremo de proponer la eliminación del
Ministerio de Comunas por ineficiente. La formación teórica resulta hoy
de una urgencia lapidaria y ojalá tengamos el tiempo necesario para
concretarla.
6.-Insistir con un equipo económico derrotado
Una
vez que la burguesía y el imperialismo fracasaron en su intento de
expulsar a Chávez del poder a través del Paro y del golpe de estado,
afinaron su puntería y comenzaron a implementar el expediente de la
guerra económica, que tan excelentes resultados les dio en Chile para
sepultar el gobierno de Allende. Esta nueva estrategia de la derecha
llegó al paroxismo con la desaparición física del Comandante,
potenciándose con la parálisis política que sufrió el país entre octubre
2012 y abril 2013. El Vicepresidente encargado no supo dar respuesta a
los procesos de inflación, desabastecimiento, acaparamiento y para
colmo, en plena campaña electoral del 14-A, se decretó una devaluación
que le dio a la derecha infinitas alegrías. El resultado político de
esta parálisis fue desbastador para las filas chavistas: millones de
votos migraron hacia el candidato de la derecha. La economía sigue
siendo la fuerza que mueve a las sociedades humanas y de nada valió el
desfile de multitudes frente al ataúd del comandante. El ser humano
primero es fiel a sus necesidades materiales, lo demás es broza.
Ahora
bien, este vaivén entre no hacer nada y hacer las cosas menos
recomendadas en el terreno económico fue obra del equipo que venía
acompañando al Comandante y que luego fue ratificado por el Presidente
Maduro, o sea, Giordani, Merentes, Meléndez cuyo éxito más grande es
haber conducido al país a la situación económica en la que hoy nos
encontramos. Este equipo ha sido derrotado por la guerra económica de la
derecha y por los desastrosos resultados de sus concepciones
económicas. Frente al desmadre económico que se está viviendo, el
Presidente Maduro ha llamado a los capitanes de empresa de la burguesía a
negociar un acuerdo económico que indiscutiblemente de concretarse,
alejará de estas latitudes el proyecto socialista. De seguir en
funciones este equipo económico, Nicolás Maduro puede desempeñar en esta
hora el rol que le tocó jugar a Mijaíl Gorbachov.